La sensación de vacío cada vez más absorbía cada rincón de su cuerpo, no podía pensar, a duras penas articulaba alguna palabra lo único que aún seguía vigente era aquel líquido que recorría todo su rostro y parte de su cuello, su noción de la realidad dejaba el raciocinio de lado. Dolor, era lo que sentía, un intenso dolor. Ahora estaba solo junto a un cuerpo que no podía sentir nada más, que tras cada segundo que pasaba se enfriaba con suma lentitud el sentimiento de calidez, las dulces palabras, el cariño, los mimos, los llamados con una voz dulce que le hacían querer seguir manteniendo se con vida. Se había esfumado. Solo quedaba aquel cadáver ensangrentado junto a un joven chico el cual perdía toda la esperanza de querer continuar con vida, la idea de terminarla allí mismo al lado de su padre era lo único en lo que realmente podía pensar. — pa...— Iván sollozaba, abrazando el cuerpo frío, pensando que tal vez, solo tal vez si se quedaba allí despertaría en algún momento, el tiempo seguía transcurriendo, cada vez quedaba menos y menos. Moriría ahí, o solo tal vez, todo era producto de su mente. Rezaba porque aquello fuera cierto, pero a quien podría engañar con esas simples suposiciones, todo era real, el había sido jodido de una forma en la que, a pesar de la voluntad fuerte y la idea de que nunca se daría por vencido, esto le estaba superando no podría con más, no podía con ello, era demasiado, estaba dispuesto a morir ahí. ¿No sería un final maravilloso?,¿Morir al lado del hombre que le había traído al mundo?. Sabía perfectamente que no existía tal cosa que le diese realmente miedo en esta vida, o eso creía hasta ese momento. Temerle a la muerte. Patético.
Era resiliente, pero todos tenían un límite, algo que deliberadamente les hacía detenerse, que superaba todo lo que planteaba su moralidad. Iván estaba llegando a ese punto.
De cualquier forma, nada era medianamente justo, ni mucho menos empático. El tiempo corría y con el se llevaba las expectativas de que algo bueno sucedería. Spreen se convencía a si mismo de de irse de allí. No podía.
Todas sus facultades se limitaban al igual que su juicio. Horas perdidas fueron las que pasaron en esa cueva, la cual ya se había llevado demasiado. De vez en cuando, la benevolencia se apiada de algunos justos.Continuos gritos en su llamado eran escuchados por aquella alma que sufría de una enorme perdida, así fue como dos queridos mexicanos fueron en su búsqueda, los gritos ambos regios resonaban en repetidas ocasiones, cada vez más en su cercania. El híbrido se negaba a contestar, a penas y podía articular palabras por el inmenso llanto que propiciaba. — ¡Spreen! ¡¿Dónde estás?! ¡Spreen!— Roier se avecinaba, cada vez más cerca. Mientras Osvaldo recorría el lado contrario de ese enorme espacio, ambos intentaban ser cuidadosos debido a que ya se habían encontrado con aquellos dos ogros azules.
La búsqueda fue larga, pero encontrar a su compañero no fue tan difícil como pensaban, ambos mexicanos habían sido enviados por cierto francés, el cual se encontraba en camino de vuelta junto a el chico mitad pato.Los regiomontanos se llevaron una gran impacto al adentrarse donde se encontraba el híbrido de bezudo. Ambos afirmaban que aquella imagen les acompañaría durante muchos años en su memoria. Spreen tenía múltiples manchas de aquel líquido rojizo en distintivas zonas de su cuerpo, su mirada estaba totalmente ausente, podían notar el ir y venir de sus pupilas, las cuales se notaban inestables, cómo si no pudiesen asimilar lo que observaban. El joven chico se aferraba a el ya cuerpo sin vida de Rubius, aquello era traumatizante, podían observar con detenimiento cómo este ya se encontraba pálido, la enorme herida en su vientre era escalofriante, algunas viceras sobresalían de está. — Spreen...escucha— Roier intentaba acercarse a él. No se lo permitía, ambos amigos estaban un tanto preocupados por el argentino. — Spreen, tranquilo. Nos iremos de aquí juntos, solo...déjanos ayudarte— los mexicanos se mostraron indefensos ante el oso, intentando hacerlo entrar en razón, pero sus intentos eran por lo poco exitosos. A la larga de más tiempo desperdiciado lograron que el chico cediera ante la ayuda, tuvieron que separar el cadáver de él, para su mala suerte Mariana se hizo cargo de llevar aquel cuerpo sin vida. Roier estaba más que preocupado por Spreen, notaba que se encontraba aún en shock y logro afirmar más su suposiciones al ver como Iván se aferraba a él, sujeto su brazo, el arácnido soltó un leve chirrido al sentir sus garras clavarse en éste. — E-Estoy bien, vamos—. Dijo al notar como los otros dos voltearon a mirarle al escuchar aquel grito.
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A •M •E • T • H • Y • S • T
FanfictionUn fanfic basado en el au creado por la comunidad, Sprndobluque, C!Spreen como hijo de Rubegetta. Nos situamos en Karmaland, para también llegar a el universo de Minecraft extremo, explorando los diferentes mundos de nuestros cubitos. - ¡Eh!, chiqu...