Capitulo: 2 parte 1 [¿Cómo sabré si es el o no?

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Una silueta creaba frente a Rubén una gran sombra, la luz que asomaba, con intensidad a los extremos externos del ser que se encontraba frente a el mitad noruego, le hacía ver como si de algo celestial se tratase, estaba a nada de atenuar unas palabras, pero un grito le detuvo.
La concha de tu hermana, hijo de puta — replicó el chico con suma cólera, una flecha estampó contra su rostro, haciendo que las gafas obscuras que llevaba puestas cayecen al suelo. En cuestión de segundos el de cabellos obscuros se abalanzó contra aquel mounstro esquelético, golpeándolo hasta eliminarlo, el ser que le acompañaba también ante primera impresión daba algo de nuevo, de sus palabras que expresaba podria resaltar su sonante acento francés.
Che, amigo no te dejan tranquilo ni cinco minutos en este mundo de mierda— menciono volviendo a dónde se encontraba aún en el suelo el oso mayor, le miro de vuelta extendiendo su mano para ayudarle, el oso se percato de las llamativas y pequeñitas orejas que sobresalían de la gorra acompañante en la cabeza de el contrario
. — Perdona capo, te dejamos acá tirado, vení, que te ayudo — ambos cruzaron miradas por varios segundos, como si un vínculo volviese a aparecer. El francés se percató de este acontecimiento, era ya incómodo ver cómo ambos se quedaban mirando tanto rato, estaba por hablar pero nuevamente gritos se avecinaron llamando la atención de todos los presentes.

Dos grandes brechas se abrieron cerca de donde los dos oseznos y un amante del baguette se encontraban.

Discusiones y muchos insultos con el distintivo acento mexicano se escuchaban sin parar, que se tornaron a ser gritos de auxilio, la curiosidad les llamaba a los tres, así que, se acercaron con bastante velocidad a dónde estos se originaron, el oso café reconoció la voz de uno de los recién llegados, sin duda alguna, era su querido pato, por otro lado, el oso de pelo azabache y su amigo pelirojo se encontraban en confusión, en tan solo minutos estaban a su contemplación tres individuos más.
— _¡¡¿Quackity?!! ¡¡¿Qué cojones?!!_ ambos amigos estaban confundidos, ambos no sabían cómo habían llegado allí y estaban rodeados de gente extraña, sensaciones extrañas y muchas preguntas sin respuestas.
— ¡¡Rubius por favor?!! Dime qué no estamos muertos— suplico el patito, miro al rededor y vio dos caras más, las cuales tenían la misma expresión de confusión, por otro lado estaba también otro mexicano con un peinado un tanto emo, a los ojos de Rubius. — ¿Dónde chingados estamos? — Dijo el otro mexicano que acompañaba el costado derecho de Quackity
Che, Shadoune, ¿Qué pija está pasando acá'?— el osezno reclamo ya arto de tanta cháchara, puesto que, los dos mexicanos y el, según su análisis, español habían comenzado.
— Yo que coño se amigo, ¿Los detenemos?— cuestionó, ya que, estaba en la misma posición de el "argentino". Esté, asintió con su cabeza y tiro un flechazo a cada uno.
— ¡¡Eh, chupa pijas!! Cállense de una vez ya, hijos de remil puta, que no saben una pija, me tienen ya rotas las bolas, si quieren morir acá, pues vayanse a lamerse las bolas a otro sitio, si quieren vivir, sigannos— Los tres chicos se quedaron un momento shokeados ante aquellas palabras, decidieron obedecer y comenzaron su camino.

Los pensamientos de Rubén eran una gran fumada, no podía sacar de su cabeza lo que yacía un par de horas observó con detenimiento, la mirada de este chico, pensar en ello traía de inmediato a su memoria la imponente mirada de "su hombre", eran idénticas, dos amatistas rodeadas de un campo de estrellas obscuras, ¿Podría ser?, era imposible ¿No?, o tal vez, no era una casualidad, el chico sin duda alguna era un híbrido como él, las similitudes eran demasiadas, no...no se podía dejar llevar por esa simple hipótesis, necesitaba aclarar su mente. Rubius levanto la mirada para encontrarse con una simpática escena, los chicos llevaban charlando ya un buen rato, al parecer se estaban llevando muy bien, tenía memorizados los nombres de todos, no se tardó demasiado en aprender cada uno, por un lado estaban Missa y Quackity, ambos mexicanos, era increíble ambos tenían un peinado emo, según Rubén, por su parte, estaban Shadoune, peculiar por su parte se negaba a quitarse aquel casco raro de su cabeza y por último...la mirada que no podía despejar de su mente, Spreen, un chico híbrido argentino, o eso creía el. Aunque, aún no sabía ni como habían llegado allí, o que hacían allí...todo era muy confuso aún.

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