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[Especial Rubegetta] Parte 1

Desde el momento en que ambos hombres habían decidido empezar una nueva vida, lejos de sus clanes y aldeas, dejando la guerra atrás y las diferencias ajenas a ellos. Sus vidas dieron un giro de sumas diferencias, comenzar su propio poblado junto a sus otros diez amigos guerreros, fue un cambio bastante descomunal, acertando ante el hecho de que la pareja pasaría por un sin fin de diferencias,orillandolos al borde la ruptura.
El manto que adoptó Samuel al momento de pisar las tierras de Karmaland le exigía mucho, ser el dirigente guerrero, el encargado de la seguridad y el bienestar del poblado, el cual cada vez más se hacía más grande y más ciudadanos llegaban, también mantener la paz, la cual solamente era alterada porque tenía compañeros, tontisimos como los llamaría él, aún quedaban muchas más cosas por hacer, Karmaland a penas estaba en bases de desarrollo, la cabeza de el mitad lobo estaba echa un desorden sin escrúpulo alguno y Rubius no ayudaba a esta situación, el chico estaba desesperado, su amante le había dejado de prestar la atención que antes le ofrecía y cada que podían coincidir por un rato terminaba en una pelea. Eso no era todo. Recién algunas semanas Samuel se había enterado de que su amante estaba en cinta, cosa que, le hizo entrar en un estado de "locura" total, Rubén sabía más que nadie que su pareja tendía siempre a ser un protector, un caballero, pero sus instintos animales le hacían actuar de manera que su protección ya era un poco desenfrenada, esto aumentaba las discusiones diarias, las diferencias entre ambos híbridos cada vez se hacían más y más grandes. — ¡¡Ya estoy hasta los putos cojones!!, ¡¡Vegetta, tienes que dejarme en paz, joder!!, ¡Estás puto enfermo!. ¡Todo el puto día te la pasas fuera de casa y cuando vienes solo te dedicas a decirme que hacer!!— Rubén sentencio rabioso. —¡¡Tengo a dos putos enfermos todo el puto día detrás de mí, sin dejarme estar un segundo a solas!!. ¡Me llamas doscientas veces en el puto día para reñirme y decirme que coño hacer y que no!. ¡¡Quieres dirigir mi puta vida y no me dejas en paz!!, ¡No me das ni una puta muestra de cariño hace semanas!!. — tras cada palabra su tono de voz se llenaba de irá. — ¡NO SOY TU PUTA MASCOTA!— grito totalmente lleno de ira. —¡Deja de ser un puto paranoico, deja de tratarme como si fuera una maldita muñeca de porcelana!. ¡Entiende, joder, soy un maldito ser humano, pedazo de imbécil!— Samuel cada que miraba la expresión en el rostro de su amante, sentía el pánico recorrer sus adentros. —¡Estoy hasta el coño!. Ya no puedo soportar esto y mientras tú sigas actuando como un completo imbécil, olvídate. Me iré.— la expresión facial de Vegetta se llenó de terror — Dobla-— Rubén le interrumpió aún con molestia. — Si intentas detenerme, no volveras a verme ni a mi, ni a tu hijo— sus colmillos salieron demostrando que hablaba con suma seriedad. Rubius abandono la mansión que anteriormente era su hogar, decidido a encontrar un espacio donde solo lo acompañase su bebé, estar tranquilo y en paz.

Si antes Samuel se encontraba en un desorden mental, ahora era un caos, recién a penas transcurrían dos días desde que Rubén le dejo abandonado. Sabía que la había cagado de una manera descomunal, tenía que encontrar una forma de arreglar las cosas, pero no tenía idea de como hacer aquello, pero si sabía que no podía estar alejado tanto tiempo de su amante y ahora también la cría que estaba creciendo en su interior, necesitaba ayuda.

Así fue como Vegetta, al estar en un momento tan abrupto, optó por visitar a su querido amigo Borja o como le llamaban Luzu, Luzu era un querido amigo suyo desde la infancia, otro híbrido mitad pantera, del clan "Uranus-Panther", eran aliados de su clan, también eran un linaje puro igual que la familia de Samuel. —¡No se que hacer! ¡Estaba muy molesto!, ¡Segurmame me abandonará para siempre! ¡Y se llevó a nuestro niño!— Vegetta lloriqueo mientras bebía con eminencia de la copa de vino hasta vaciar el contenido de sí. El de cabellos castaños le miro, con algo de lastima e intentando empatizar con su amigo, pero no podía evitar burlarse de su compañero, riendo levemente por sus acciones. —¡¿De qué leches te ríes?!— el héroe de mayor estatura miro con molestia a su amigo, pero su estado de ebriedad, el cual aumentaba con rapidez, no le permitía formular cosas coherentes. — ¡Doblas!, ¡Por favor vuelve!— grito al aire, cubriendo su rostro comenzando a llorar. Borja no pudo mantener más su compostura, carcajeandose frente a Samuel. Este le miro aún más molesto pero Luzu se adelantó ante la respuesta violenta de el guerrero, palmeando la espalda de su amigo reconfortandole. — Ya, ya, tranquilo Vegetita, resolveremos esto pero tienes que calmarte, ¿Vale?— le miro con una sonrisa amistosa. — A Rabis le gustan mucho las sorpresas y los regalos. ¿Por qué no le preparamos una?— el de cabellos obscuros se quedó pensando por un momento [lo que le permitía el licor en su sistema] — Tienes razón...Doblas ama los detalles— sonrió abrazando a su amigo, a tan solo un par de segundos el gran hombre de había quedando profundamente dormido contra la figura de su querido compañero. — Si, Veg-— Luzu no lo podía creer — joder macho, ¿Enserio? Me cago en mi santísima puta madre— Luzu batallo mucho para llevar al gran hombre a el sofá o a su cuarto, no sabía donde dejarle. Pero la situación se complicó, Vegetta despertó, Borja se sintió aliviado cosa que, no duró mucho, puesto que, se vómito enzima. —¡Vegetta me cago en tu puta madre!— miro el vómito sobre el abdomen del mayor —Joder Vegetta...— arrastro a su amigo el cual estaba en estado somnoliento, sin percatarse del incidente. Entro a su habitación, dejando al mayor sobre la cama el cual volvió a quedarse dormido en instantes, retiro la parte superior de su traje el cual estaba cubierto de vómito. — Este gilipollas— maldijo con una expresión de total repulsión ante la prenda, tirando la lejos para luego darse cuenta que, sus pantalones también contenían vómito. — Vegetta...está me la vas a pagar muy caro hijo de puta— Luzu se cuestionó varias veces si quitar aquella prenda o no, pero no tuvo otra opción, deshizo el segurillo y bajo la prenda dejándola a un lado, asqueado ante está. Luego de deshacerse de todo los restos de vómito se cruzó de brazos al notar que su amigo se había quedado profundamente dormido.