Capítulo 9 Mates, facturas y mi faro.

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Canciones que te recomiendo escuchar en este capítulo: NUVOLE BIANCHE DE LUDOVICO EINAUDI. HYMN FOR THE WEEKEND DE COLDPLAY

Pasaban las diez de la mañana, de ese martes catorce de mayo, cuando la vibración de su teléfono lo despertó, otra vibración más lo empujó hasta el aparato. El frío lo depositaba debajo de sus frazadas, con la mano agarró el teléfono y lo metió ahí con él. Con algunos esfuerzos enfocó los ojos para así leer el mensaje. 

"Hola, payaso, ¿cómo estás?". El segundo decía: "¿Querés venir a tomar mates hoy a casa? Estaba hinchando para que te invite y bueno, a mí también me gustaría verte". 

Su sonrisa fue expandiéndose por su cara, iluminándole el semblante como lo hacía ese aparato en sus manos. Tapeó algo en su teléfono y volvió a recostarse.

Su mirada viajaba de esquina en esquina, como tratando de encontrar las particularidades de la calle, cada cuadra. Analizando el contenido humorístico de ese día. Sin embargo, las cortadas y avenidas no se veían muy chistosas en su viaje hasta la casa de Macarena. Su libreta y su lápiz nunca salieron de sus bolsillos. La mochila entre sus piernas permanecía cerrada.

El sol se tomaba un descanso escondido tras esos imponentes y obscuros nubarrones. El cielo oscuro simulaba las siete de la tarde, sin pasar de las cinco.

Viendo el sentido de la avenida independencia, cruzó. Sin prestarle atención a nada más que no sea el tráfico. El cielo rugía, haciendo temblar todo el suelo que pisaba. Tomás estaba despierto, lo sabía, pero no importaba, lo ignoraba, estaba en su mundo. Yéndose a encontrar con otro mucho más grande, que solo en sus ojos parecía cargar galaxias enteras.

La capucha con la que cubría su cabeza ocultaba sus auriculares, el cable escondido entre sus ropas, parecía no tener nada encima, con la mirada perseguida, caminaba atento a todo lo que pudiera cruzársele en esas dos cuadras que le faltaban para llegar.

Con tres golpes a la puerta anunció su llegada, la que abrió la puerta después de un ratito, fue Mima.

_Hola, nene, viniste... ¿Cómo estás?

La señora abrió de par en par sus brazos, donde Tomás la fue a buscar.

_Hola, mima... acá andamos, ¿Usted?

_Pero bien, nomás hijito, ¿para qué vamos a estar mal?

Respondió la señora después de colarle dos besos y soltarlo.

_Vení pasá. Ay, hijo está re feo el tiempo, no tenías que venir con el cielo así, le dije a la Maqui que te diga para venir otro día nomás.

"Tarde doña, ya entré a su casa, después del mate me tomo el palo si quiere, pero vine por los mates... y su nieta y no voy a irme sin antes agarrar y probar a ambos. Así que... permiso". Expresó su elocuente voz interna, haciéndolo sonreír por fuera. Macarena parada en la puerta que conectaba el living con el comedor, expresó a los gritos.

_ ¡Qué mentirosa que sos! Si vos me pediste que lo invite... ahora no me lo eches.

_Me voy si quiere, eh... no se preocupe.

Mima escupiendo un poco en una carcajada tapada. Macarena viéndola, se acercó hasta él para regalarle un beso y un abrazo.

_No, vení, Tomi... te está jodiendo nomás la vieja esta.

_Tu tanga ha de ser vieja, enana...

Devolvió el insulto con un poco de sabor la señora de las canas. Haciendo sonreír al payaso.

_ ¿No cierto hijo que su tanga es la vieja?

Tomás cayendo en la joda de la señora, respondería sin pensarlo demasiado.

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