Capítulo 8: Por algo se comienza ¿no?

64 7 15
                                    

Canciones que te recomiendo escuchar en este capítulo: DEMONS DE IMAGINE DRAGONS. EVERYTHING I DO DE BRYAN ADAMS.  TAKE ON ME DE A-HA. ALL AROUND THE WORLD DE OASIS. SOMETHING JUST LIKE THIS DE COLDPLAY Y THE CHAINSMOKERS

Farolas encendidas eran testigos de su tranquila forma de pasear por la calle Yrigoyen. Pasaban cinco de las once de aquel muy recordable sábado doce de mayo. Un frío de doce grados centígrados, volvía su aliento visible a la luz. Puertas cerradas, edificios apagados, bañados por esas amarillentas luces, escaparates en off. Contadas personas en las paradas de colectivos. 

El joven de los chistes, ensimismado, taciturno, no cargaba su burlona forma de sonreír, como si se le hubiese olvidado, a sus espaldas su mochila negra, en sus bolsillos delanteros su teléfono y su billetera, en los de atrás, sus materiales de comedia. En sus oídos los auriculares "All around the world de Oasis" sonando fuerte en su cabeza. Esos cables que alguna vez fueron blancos lo estaban dejando sordo, no obstante, él no oía la música. Su cabeza permanecía vacía, no había ideas, pensamientos, lo que había preparado quedó en un segundo plano. Su voz interna hacía tiempo no se dirigía a él. Estaba solo, caminando por la ciudad, con un destino marcado, al cual llegar. Cada paso lo acercaba más, al mismo tiempo la incertidumbre se apoderaba de él.

Llegando a la avenida Santa Fe, la incerteza lo alcanzó, llenándolo de dudas, preocupaciones y mierda de la que estaba colmada su cabeza. Como su voz interna había perdido su trono, llegaron esas oscuras voces a reclamar lo que por mucho tiempo fue suyo. La música era tan fuerte que podía escucharse a metros de él. Pero lo único que oía eran esas obscuras y tenebrosas voces que llegaron: "¿Qué estás haciendo? ¿En serio vas a seguir con esto? Vos no tenés remedio, Eh. Pero bueno, si no te das cuenta ahora de que sos un pelotudo, un inútil... por ahí, fracasar rotundamente frente a un grupo de desconocidos te ayude a darte cuenta"

Su cuerpo entero se detuvo antes de cruzar la calle. No encontraba la forma de escapar de monstruos capaces de verlo desde sus propios ojos, Tomás entendía muy bien eso. Estaba atrapado con todos ellos.

Tragó saliva y cruzó la calle después de ver que no se acercaba ningún vehículo. Trató de concentrarse en la letra de la canción que no entendía, estaba muy fuerte, trataba de pegarse a eso. Otra voz se precipitó, estaba más cerca que la anterior, tan cercana que Tomás se quitó los auriculares, apurado, miró para todos lados intentando dar con el dueño de esa voz, sin notar que venía desde muy adentro suyo: "Hoy, por fin te vas a dar cuenta, de que lo que dice tu mamá de vos es cierto, vos no hacés reír a nadie, no sos más que nadie, sos insignificante, tu vida, tu existencia es una mierda, así como tu humor y tus chistes".

Parado en la esquina que unía Santa Fe con Yrigoyen; en la esquina de la plaza Cabral, se detuvo un momento. Miró a su derecha, un camino en la plaza se abría para que él siguiese caminando por Junín, hasta llegar al Bar. Puso sus auriculares alrededor de su cuello, volvió la mirada al frente donde a una cuadra, estaba otra parada de colectivo.

Sacó su teléfono de su bolsillo derecho, desconectó el auricular y observó la hora que el aparato le señalaba. Daban las once y ocho de la noche. Pensó un momento en su silencio, guardó el teléfono. Suspiró, con amargura y pesadez, pensando mientras observaba el visible vapor que salía de su aliento. Entonces su cuerpo abatido, lo llevó para adelante, donde en menos de sesenta pasos se vió en la parada de colectivos, listo para regresar a casa. Cada paso que ponía delante de otro, una voz le trabajaba, diciendo: "Eso, dale, seguí caminando, volvé a tu casita, ahógate en toda la música que quieras, pero de nosotros no vas a escapar".

Tomás ya no huía, solo, esperaba ese ciento tres "B" que lo devolviera a casa. Aceptaba todo lo que esas voces mencionaban, como si fueran verdades absolutas. Solo, sentado en ese cordón pintado de amarillo. Un qué otro auto lo veía al pasar. Los pies apollados en la calzada, veía la nada. Miró a la izquierda para ver si venía ese que estaba esperando, cuando lo vió a un par de cuadras de distancia.

Escenario VacíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora