Final: Parte 1.

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—Buenas tardes. —dijo Victor una vez que frenó el camión frente al enorme portón de la residencia.

—Buenas Tardes —contestó al saludo uno de los guardias de seguridad—. Usted no es el chofer de siempre.

—Bueno, el de siempre no pudo venir, ¿hay algun problema?

—No es nada, habra las puertas traseras, debemos revisar.

—Si, por supuesto. —Victor abrió las puertas sin dudar.

Tan pronto como los hombres asomaron sus cabezas fueron alcanzados por dardos tranquilizantes que en cuestión de segundos los inmovilizaron y cayeron inconscientes al suelo.

Los chicos se apresuraron a meterlos dentro del camión. Ray y Lucian se quedarían en la entrada con el uniforme de seguridad, reemplazando a los guardias mientras que se comunicarían con unos transmisores en su oreja.

Victor condujo dentro de la residencia sin problema ninguno. El coche se detuvo justo en el patio trasero. Loid, Liam y Siel se bajaron y se adentraron en el bosque, no levantarían sospechas debido a que era en ese lugar donde se suponía que debían revisar. No había cámaras de seguridad en aquella parte, era un bosque después de todo.

—Bien, recuerden que estamos buscando una compuerta en el suelo, cuando la encuentren comuníquense y avisen. Eso es todo, dividámonos. —dirigió Loid a Liam y Siel, ambos asintieron y se separaron para buscar la trampilla.

 —dirigió Loid a Liam y Siel, ambos asintieron y se separaron para buscar la trampilla

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— Eres muy ingenuo Shinee —Zesar se rió de forma escalofriante—. ¿Creíste que podías confiar en Charles porque se conocen desde niños? Te voy a decir algo, el dinero corrompe cualquier tipo de lealtad.

—¿Qué estás diciendo? —logró decir Shinee con voz temblorosa.

—Sé que enviaste una carta al hermano de Reky. Lo sé todo así que no te molestes en negar nada. Ahora mismo me vas a decir todo lo que has estado haciendo a mis espaldas.

—Tú ya lo sabes todo. —no tenía caso seguir negando lo obvio, eso solo molestaría más a Zesar, estaba claro que Charles los había traicionado.

—¿Enserio? —dijo entre risas—. Eso ya lo veremos.

Dos guardias aparecieron y obligaron a Shinee a caminar hasta un sótano. Él chico se resistió inútilmente, los hombres eran fuertes y sabían bien lo que estaban haciendo.

Aquel lugar no era un simple sótano, era mas bien una sala de tortura. El cuerpo de Shinee se tensó tan rápido se dió cuenta de que estaba siendo atado de pies y manos a una silla.

—¿Qué estás pensando hacer? —dijo asustado.

—No te preocupes, no llegaré demasiado lejos si me dices pronto que es lo que sabes. —Zesar se acercó a una mesa con algunos aparatos desconocidos pero que no le daban buena espina al peliblanco.

Saudade (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora