—Tú no eres un humano —dijo el rubio con rabia. Reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir debido a la impotencia que sentía.
—En eso tienes razón —torció una sonrisa cínica, acabando cada vez más con la poca paciencia del rubio—. ¿Por qué no me matas? Estoy seguro que te mueres de ganas por hacerlo.
—Cállate. —se estaba controlando pero el psicópata de Zesar parecía querer morir.
—¿Sabes qué es gracioso? —siguió provocándolo.
—Cállate —volvió a decir sintiendo como eso que algún día percibió imposible se mostraba cada vez más claro en su cabeza. No quería ser un asesino, pero la condición del chico que sostenía en brazos y el odio que sentía por aquel bastardo no eran una buena combinación.
—No importa que tan bueno seas con él, Shinee siempre va a recordarme.
Está vez el rubio no dijo nada, una de sus manos se aferró al arma que sujetaba y la otra al cuerpo ardiendo del peliblanco.
—Siempre que quieras tocarlo se acordará de todo lo que hice con él. —nunca creyó que podía sentir un sentimiento como ese. Era más que simple odio—. Shinee siempre será mío.
El sórdido sonido de un disparo terminó con aquella situación, esas fueron las últimas palabras que Zesar diría en su vida. Eso había sido suficiente para que Liam reuniera el valor que la faltaba y terminara por esparcir su ADN por la pared, que ahora lucía un abstracto patrón rojo.
—Liam —el sonido del diminuto aparato en su oreja lo sacó de su trance—. ¿Qué sucede?
—Encontré a Shinee, saldré lo más pronto posible. —le dedicó una mirada llena de tristeza al peliblanco que reposaba en su regazo—. Zesar está muerto. —si había algo sorprendente en todo esto era la ausencia de arrepentimiento que sentía, no debió tardar tanto en acabar con él.
—Lo mataste. —afirmó Lucian, sonaba un poco confundido—. ¿Estás bien?
—Siento haberle dado una muerte tan digna a ese desgraciado —a decir verdad, Zesar había buscado su propia muerte. Alardear de todos los abusos que cometió contra Shinee frente a Liam, mientras esté sujetaba un arma, había sido un acto suicida.
—Sal por la puerta principal, los túneles están bloqueados. El área delantera está despejada. Yo me encargué de eso. —¿Cómo era eso posible? No había ninguna seguridad en toda la casa y moría por saber de qué forma Lucian se había “encargado de eso”.
—De acuerdo voy en camino. —contestó, no era momento de preocuparse por esas cosas, tenía algo que le preocupaba más entre sus brazos.
Sujetó al chico sin esfuerzo alguno, era ligero y pequeño, acomodó su cabeza en su pecho y se apresuró a salir de ese lugar. Conocía la entrada principal porque había pasado por ahí la primera vez que entró a esa casa. Su hermano no mintió cuando dijo que todo estaba despejado, no se encontró con nadie hasta el momento de salir, cosa que agradeció, debían llegar muy pronto con un médico o Shinee no aguantaría. Lo admitía, por primera vez sintió el desesperante miedo que implicaba perder a alguien que amaba.
Fuera de la casa, Victor esperaba en el camión de inspección con el que habían entrado. Liam se apresuró a subirse en la parte trasera donde estaban Loid y Reky. Siel iba en la parte delantera junto a Victor.
—Deberíamos ir pronto a un hospital. —el estado del peliblanco había preocupado incluso a Loid.
Reky por otra parte estaba nervioso, no paraba de culparse por lo sucedido. El rubio no dejaba de pensar que Shinee había tomado su castigo otra vez, solo que esta vez era algo muy serio.

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Saudade (YAOI)
Hayran KurguReky es el menor de los hijos de una prestigiosa familia Inglesa. Trás una inesperada noticia se ve forzado a abandonar a su familia para aventurarse en un falso secuestro donde conocerá a un joven delincuente que cambiará mucho más que su vida.