Capítulo 4: Obedece y estarás bien.

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REKY

Nunca pensé que algún día me sentiría mal por abandonar las paredes que habían sido mi mundo más que un hogar, no conocía nada más. Miraba a todos lados de mi habitación observando cada detalle, cada objeto y mueble, que nunca más volvería a ver. Me sentía ansioso e inseguro, los nervios ya estaban haciendo de las suyas. A partir de ahora estaría solo, no había nadie que conociera, nadie en quién apoyarme.

La puerta sonó estrepitosamente y mi corazón latió con fuerza ante la idea de que fuera mi padre con la noticia que tanto temía, el día en que me marcharía.

Abrí la puerta tras unos segundos de prepararme mentalmente para cualquier situación que esperara tras la puerta.

Respiré tranquilo al ver que eran mi Nana y hermanos y no mi padre como me temía.

— Escucha con atención lo que tengo que decir, y no me interrumpas— Habló Liam tan rápido como entró en la habitación— Te llevaré conmigo a la vieja cabaña del bosque, donde pasamos nuestras vacaciones cuando éramos niños.

— ¿Pasamos? ¿Nuestras? Liam nunca he salido de esta casa.— Traté de no sonar grosero. — Aprecio lo que quieres hacer por mí pero sabes que no puedo, sabes de lo que es capaz Zesar.

— Pues se tendrá que conformar con el dinero de la venta de la casa, porque tú no vas a ir con él.

— Liam, ya vasta, en el fondo sabes que no es posible, deja de alimentar ese deseo absurdo que no te llevará a nada bueno— dijo Lucian colocando una mano en su hombro en señal de apoyo— La verdad... vinimos a despedirnos.— se dirigió a mí.

Esto era extraño, nunca había visto a  Lucian mirar o hablar de esa manera, más comprensiva y menos fría. Y...¿había apoyado a Liam? La última vez que recuerdo haberlos visto intercambiando contacto físico no fue nada agradable.

— Gracias — le dije desanimado.—Me alegra saber que no me odian.

— ¿Qué gracias ni que nada?— El semblante de Liam ahora era completamente serio¿Acaso era bipolar?— No soy tonto, sé que no hay mucho que pueda hacer ahora y que tampoco he sido el mejor hermano del mundo pero encontraré la forma de sacarte de ese lugar, te lo prometo. — en su rostro se había formado una sonrisa amarga.—¿Cómo te voy a odiar? Eres mi tonto hermano menor.

—L... Liam— eso había sido suficiente, mis ojos se cristalizaron y tan rápido como escuché sus palabras comencé a llorar— gracias.

— Ya te dije que dejaras de... — sus palabras habían sido interrumpidas por mis zollosos.

Cubrí mi rostro con mis manos. No quería que sintieran lástima por mí y mucho menos que su última imagen de mí fuera tan triste.

Nana se apresuró a abrazarme, acercó mi rostro a su hombro y comenzó a llorar conmigo.

— Mi niño, todo va a estar bien — dijo para consolarme.

Alejé mi rostro para mirarla a los ojos, no me gustaba verla así por mi causa, me limpié el rostro y la aparté de mí para sonreírle de manera dulce. Y yo que planeaba cuidar de ella cuando envejeciera.

Sentí el cuerpo de otra persona rodearme en un fuerte abrazo¿ Liam me estaba abrazando? Correspondí con la misma fuerza. Quien diría que un abrazo pudiera sentirse tan bien. Quizás Liam no había sido un hermano muy atento pero estaba presente en este momento, el momento en el que más lo necesitaba.

— Estaré bien, no soy tan débil como crees.— susurré aún abrazándole.

Se separó de mí y me tomó de los hombros — Lo sé, solo resiste un poco ¿Si?

Saudade (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora