You can be the boss

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 ─Yoo Joonghyuk, ve más despacio ─se escuchaba hablar en susurros

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 ─Yoo Joonghyuk, ve más despacio ─se escuchaba hablar en susurros.

 ─No puedo.

 Se podía escuchar todo lo que ellos hacían supuestamente en secreto, no eran demasiado prudentes y las paredes eran demasiado finas, era inevitable que toda la oficina supiera que el jefe tenía una amante.

 Y lo peor, es que ni siquiera engañaba a su esposa con la de recursos humanos, o con la recepcionista, o con la de contabilidad, no, engañaba a su esposa con el peor partido que se pudo elegir. Elegir porque no era precisamente candidatas lo que le faltara a Yoo Joonghyuk.

 Kim Dokja era, poco agraciado, por lo menos. Era feo, si no tenías miedo de hacer enojar a alguien, podías decirlo en voz alta. Era delgado hasta la muerte, pues no consumía nada más que café, pálido, ya que no salía de interiores, como la oficina o su casa, y siempre que alguien le hablaba, respondía con una timidez desagradable.

 Retraído, pobre, sin ambiciones de nada, y para sumar, ni siquiera tenía una buena imagen frente a nadie. Era ese el tipo perfecto que se topó con Yoo Joonghyuk, el jefe.

 Y no era cualquier jefe, era un mal jefe, de esos que no tienen paciencia con nada, que solo miran por debajo a todos, que prefiere sacrificar ganado antes de dar un aumento.

 Todos en esa oficina estaban locos, muertos por saber qué carajo había pasado para que esa situación fuera posible. Si preguntabas a cualquiera de ese lugar, te saldrían con mil hipótesis.

 Desde que se conocían de antes, como compañeros de clase, o como los más locos decían, que se conocían de algún prostíbulo. Que el desgraciado Kim Dokja había estado tan enamorado de su jefe que lo había engatusado con alguna brujería. O que sencillamente Yoo Joonghyuk había perdido la cabeza por completo.

 Había un conocimiento general entre todo eso, algo absolutamente comprobable, y era que ambos se encerraban a la última hora, cuando ya todos estaban saliendo, en la oficina privada de Yoo Joonghyuk.

 Normalmente siempre habían historias de fantasmas que cualquier guardia podría contar, pero los de esta oficina no oían los gemidos de muertos precisamente, no, quienes proferían tales lamentos llenos de éxtasis estaban completamente vivos.

 Cuando la esposa del jefe se enteró, fue a la oficina, fue cochinamente fantástico todo lo que pasó, hambre de show, desde luego. Su esposa fue expresamente a su oficina para buscar a "la desgraciada" que resultó ser, bueno, Kim Dokja, ya bastante decepcionante, fue una decepción doble.

 La mujer no tuvo vergüenza de darle una cachetada bien puesta y sonora al "cuerno". Yoo Joonghyuk salió de su oficina, solo para ponerse la corona de perro y defender a su amante, al menos se podía decir que de verdad quería más a ese tal que a su propia esposa, en algún error de elección se resumió.

 Pero Yoo Joonghyuk solo se notó más feliz cuando el divorcio sucedió, incluso aceptó algunos aumentos, así los empleados tuvieran que aceptar que era una forma de cubrir el propio aumento que recibió Kim Dokja.

 Yoo Joonghyuk se convirtió en una persona increíblemente más manejable, Kim Dokja en alguien más alguien que un tal, no era un cambió demasiado grande pero si notorio.

 La oficina perdió la chispa que la mantenía interesante eso sí, pero al menos cuando entraba gente nueva, tenían todos una historia que contar.

ᰔᩚ𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐉𝐨𝐨𝐧𝐠𝐝𝐨𝐤ᰔᩚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora