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─No quiero molestarte más con palabras mías, Em... aquí tienes. —Kim Dokja extendió su mano con una cajita azul.
En cierto modo se entendía que era una confesión, algo lamentosa, pero eso no le importaba a Yoo Joonghyuk, aunque fuera solo él, porque los demás estudiantes los veían de lejos no parando de reír muy poco a escondidas.
Kim Dokja fingía que la gente no estaba ahí burlándose para no caer a pique. Yoo Joonghyuk solo pensaba en cómo sacarlo de ahí, pues él sabía que eso aún le afectaba.
─Ven aquí...
Yoo Joonghyuk tomó su mano y algunas de las chicas dejaron de reírse pensando que lo tomana en serio, algunas otras voces callaron sus susurros, pero él no iba a quedarse allí para entretenerlos.
Solo soltó a Kim Dokja cuando vio que estaban lejos de todos, quedándose en los jardines, a un costado de las salas de clases.
─¿Por qué? ─preguntó.
─¿A qué te refieres? ─Kim Dokja se asustó por la pregunta, no es que quisiera avergonzarlo a propósito.
─¿Por qué te gusto?
Kim Dokja levantó la mirada triste, no quería que Yoo Joonghyuk se enojara. ¿Estaba enojado? No sabía decirlo ahora mismo.
─A mí... me gustas porque me tratas bien y... eres bueno conmigo.
Yoo Joonghyuk puso su palma sobre su hombro, era tan alto que tuvo que agacharse un poco para hablarle sutilmente, tenía que ser suave, pues era fácil notar el creciente temor en aquellos ojos nerviosos.
─No tienes que quererme solo porque te trato con respeto, Dokja.
─Pero...
─Está bien, estás confundido. Solo piensa que nos conocemos hace solo unos meses, eso es muy poco tiempo, ¿no crees?
Kim Dokja sí estaba confundido, es que no entendía por qué estaba mal que le gustara Yoo Joonghyuk, él lo trataba como nadie en el mundo, ¿estaba errado por eso?
Aún así algo era claro, no quería fastidiar a Yoo Joonghyuk con sus pensamientos conflictivos, los enfrentaría en solitario.
─Sí, lo que dices está bien ─estuvo de acuerdo.
Yoo Joonghyuk le sonrió inocentemente, no se dio cuenta de las ganas de llorar que ahogaban a Kim Dokja. Después de todo, así como él dijo, no se conocían tan bien.
─Nos vemos en el almuerzo, ¿sí?
Dokja no podía hablar, solo asintió con la cabeza, ocultando detrás de su espalda una cajita azul, completamente llena de bombones celestes.
─Adiós.
Yoo Joonghyuk se alejó de regreso al edificio. No era su culpa no quererlo de vuelta, pero dolía mucho, incluso más que varios maltratos, le dolió su poca percepción ante sus emociones agudas y debilitantes.
