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La bebida que consumía Kim Dokja se sentía extraña pero satisfactoria al bajar por su garganta. Ahora se encontraba bajo mucho estrés laboral, no dejaban de fastidiarlo y sospechosamente parecía que lo hacían a propósito, por eso ir al bar y tomar algunas copas aún estando solo no sonaba tan mala idea.
Mientras que por el lado de Yoo Joonghyuk, él solo estaba ahí buscando una víctima. Fue al toparse con la mirada de Kim Dokja que supo que él lo sería.
─¿Qué tal?
─No estoy interesado en acostarme contigo, eres demasiado guapo ─Kim Dokja le respondió cortantemente, no tenía ganas de lidiar con nadie también fuera del trabajo.
─Quizás no tenga esas intenciones contigo.
Kim Dokja sacó de su bolsillo 5 mil wones.
─Tómalo y vete.
Yoo Joonghyuk observó el dinero, este hombre no sería fácil. Arrastró el dinero devuelta a su dueño, pensó en otra táctica que pudiera funcionar en alguien completamente cerrado e inaccesible.
─Déjame invitarte un trago.
─Es lo que dicen los pervertidos y los estafadores cuando buscan oportunidades y tiempo ¿Cuál de los dos eres tú?
─No soy como ninguno de los dos ─en Yoo Joonghyuk un desconocido sentimiento de travesura lo hizo querer confesarse─. Yo soy un caníbal.
─Si buscas llenar tu nevera intenta con alguien más pequeño ─Kim Dokja se volteó y lo observó detenidamente por primera vez─. Aunque de hecho eres realmente un tipo grande.
─Y tu eres del tamaño perfecto para mi nevera.
─Solo si me cortas en 10 piezas.
─Tengo la fuerza necesaria, si me permites intentarlo...
─Pues al final lograste que hablara contigo ─Kim Dokja se acomodó en la silla y todo su cuerpo se movió de forma que Yoo Joonghyuk lo vio mejor─ ¿Cómo te llamas?
─Yoo Joonghyuk. Si no me equivoco eres Kim Dokja, del departamento de calidad.
Kim Dokja se sacó del cuello la identificación y la descartó con desprecio en su bolso, se había olvidado...
─Olvida que leíste eso.
─¿No te gusta tu trabajo?
Kim Dokja suspiró.
─No quiero seguir pensando en eso. Dijiste que ibas a invitarme un trago, es el momento perfecto para retomarlo.
─Pídele lo que quieras al bartender. ¿Por qué a cambio no me cuentas de algo que sí te guste de ti?
─Estás pidiendo lo imposible, chico ─Kim Dokja llamó la atención del hombre de la barra y pidió otra botella de soju─. Realmente no hay qué ver aquí.
