I Want To Know What Love Is

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I don't know if I can face it again.
Can't stop now, I've traveled so far.

To change this lonely life.

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Hay momentos en los que la vida te da limones, la gente siempre dice que deberías hacer entonces limonada, a veces los más creativos dicen otras cosas pero el trasfondo es el mismo "si te ha pasado algo, explota la situación a tu favor".

Pero para nuestro pobre protagonista la vida no le dio de esos buenos limones, de gran tamaño y llenos de jugo, en cambio le dio los más pequeños y secos limones que pudieron haber.

En nuestro mundo -hablando de la no ficción- se podría poner en duda la existencia del destino y al mismo tiempo usarlo en alguna sentencia, sin embargo para Kim Dokja el destino era tan tajante como el cuchillo que usaría para picar a la mitad aquellos frutos extrañamente deshidratados que la vida le dio.

Daba igual dónde estaba escrito, el destino de Kim Dokja dictaba que cualquier persona que se le acercara sufriría no más que desgracias, y no hizo falta mucho tiempo para darse cuenta de que su cercanía era más indeseable que cualquier limón seco.

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Después de su nacimiento la primera desgracia fue un incendio.

Podría tomarse como "cosas que suceden" pero a su padre no le costó darse cuenta de que repentinamente pasaban demasiadas "cosas que suceden" que le picaban detrás del cuello como una avispa.

A las semanas de nacido lo despidieron de su trabajo por recorte de personal. A los siete meses cayó dramáticamente por las escaleras después de resbalar con juguetes desperdigados, un dolor que se pasaría con unas pastillas y descanso, pero justo cuando llegaba al final de ese golpe escuchó el crujido de su cadera.

Y aún en cama seguían pasando cosas, como la caída del ventilador de techo, que le dejó la cara hinchada y con doble ración de analgésicos, o la vez que la mismísima cama cedió y rompió sus cuatro patas.

Pero una racha de mala suerte es soportable un año, tal vez hasta dos, sin embargo siete ya era irónico. El final de esto fue fatídico al mismo tiempo que ridículo.

Mamá cortando algunas frutas para su pequeño amuleto de malos augurios, dejando el cuchillo un poco metido en el fregadero. Papá, yendo a la cocina, tropezando por innumerable vez, con la diferencia de que esta sería la última, porque esa era la formula perfecta para una situación petulante. El cuchillo con las huellas de mamá acabó en su cuello, siendo el final instantáneo de la primera víctima de su destino e indirectamente eligiendo a la segunda.

Porque para cuando llegó la policía fue imposible hacer entender que realmente fue un accidente, donde la única mano asesina era el infortunio que acompañaba a su hijo único, y las únicas pruebas sólidas eran esas huellas en el cuchillo.

"No dejes que se acerquen a ti"

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Cuando Kim Dokja tenía veintisiete años empezó a trabajar para una muy buena empresa en un trabajo más o menos decente. Fue su mejor racha desde que se separó de lo más cercano a una amiga que tuvo, cuyo cuello termino roto tras ser atropellada por un perro (era un gran perro, enorme) y caer fuerte y sonoro en el cemento. Todo mientras caminaba junto a Kim Dokja.

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⏰ Última actualización: Feb 24 ⏰

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ᰔᩚ𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐉𝐨𝐨𝐧𝐠𝐝𝐨𝐤ᰔᩚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora