Cap. 3: Déjame a mí... tu sueño

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«Lo siento, Pyrrha, Rin. Les mentí, justo ahora no me importa convertirme en un «huntsman». Solo quiero que estén a salvo.»

Esos fueron los pensamientos finales de Laurent Nikos antes de cerrar los ojos mientras caía por un acantilado. Pero sin darse cuenta todo a su alrededor se volvía más lento. El chico aún tenía los ojos cerrados cuando frente a él apareció un orbe de color azul con anillos a su alrededor.

 El chico aún tenía los ojos cerrados cuando frente a él apareció un orbe de color azul con anillos a su alrededor

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«Alaya» había hecho su aparición.

—Laurent Nikos —dijo con voz indiferente—. Tengo un trato que proponerte.

El pelirrojo abrió los ojos sorprendido por la presencia que apareció.

—¿Quién eres? —preguntó.

—Soy «Alaya». Pero eso no importa... todavía no. Lo que en verdad importa es lo que puedo hacer por ti.

—¿Lo que puedes hacer por mí? —preguntó con incomodidad—. ¿Qué puedes hacer por mí?

—Puedo cumplir tu deseo de convertirte en «huntsman» —dijo acercándose al pelirrojo—. Puedo salvarte de tu muerte prematura y darte una segunda oportunidad. Puedo ayudarte a salvar a las personas.

—Pyrrha y Rin —dijo de repente—. ¿Puedes asegurarte que estén a salvo?

—Es sencillo —dijo haciendo que el pelirrojo abriera los ojos—. Puedo hacer que ellas estén a salvo.

—Entonces hazlo, por favor —dijo con una mirada desesperada—. Ellas están en peligro.

—Es sencillo hacerlo, pero no es gratis —dijo sorprendiendo al niño—. Mi objetivo es preservar la vida humana. No estoy interesada en ellas.

—¡¿Por qué?! —gritó—. Si proteges a los humanos entonces deberías salvarlas.

—Porque quiero a alguien más interesante. Te quiero a ti —dijo «Alaya» sorprendiendo a Laurent—. Tengo agentes que se encargan de «proteger» al mundo. Quiero que tú seas uno de mis agentes. ¿No es eso lo que quieres? Proteger a las personas. Te ofrezco la oportunidad de superar todo límite humano. La oportunidad de convertirte en un símbolo. Hazlo y ellas estarán a salvo.

—¿Por qué yo? —preguntó—. Solo soy un niño ni siquiera tengo un arma.

—Por lo que puedes llegar a ser. El arma que encontraste tan convenientemente antes de ver a ese «ursa» fue una prueba. Quería saber si tenías material. Conviértete en uno de mis agentes y te daré poder. Conviértete en un «héroe».

—Yo... —dijo pensando en Pyrrha y Rin—. Si así consigo que no llore nadie...

—¡El contrato esta sellado! —dijo soltando un grito de emoción—. Cuando mueras tu alma me pertenecerá. Te daré un pequeño impulso mi «héroe justiciero».

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