10 años atrás
Casa Tohsaka – Mistral
En un rincón tranquilo de Mistral, donde las calles aún conservaban el encanto de lo antiguo y los días parecían estirarse perezosos bajo el sol, vivían dos hermanas, Rin y Sakura. Aunque el destino las llevaría a estar separadas, en esos momentos de su infancia, solo conocían la felicidad de estar juntas.
Rin Tohsaka era conocida como la sucesora de su padre, Tokiomi Tohsaka, el mayor socio de «Schnee Dust Company», por ende, su entrenamiento en «dust» y «aura» empezó desde muy joven, esperando la perfección de ella. Por otro lado, Sakura Tohsaka no tenía esa presión, ella era la segunda hija, así que no recibió ningún entrenamiento.
Era un día particularmente soleado de primavera, y el jardín de la casa Tohsaka estaba en pleno florecimiento. Las risas de Rin y Sakura resonaban entre los árboles, llenando el aire con una alegría contagiosa.
—¡Rin, Rin! ¡Mira lo que encontré! —exclamó Sakura, corriendo hacia su hermana con un pequeño insecto posado en su mano extendida.
Rin, que estaba intentando reunir un cristal de «dust» con su «aura», desvió su atención hacia Sakura.
—¿Qué tienes ahí, Sakura? —preguntó, inclinándose para ver mejor.
—Es una mariquita. Dicen que traen buena suerte —dijo Sakura, su rostro iluminado por una sonrisa inocente.
—Entonces deberíamos hacerle un deseo —sugirió Rin, mirando con curiosidad al pequeño insecto—. ¿Qué te gustaría pedir?
Sakura pensó por un momento, su frente fruncida en concentración.
—Quiero que siempre podamos estar juntas, sin importar qué —dijo finalmente, su voz llena de esperanza.
Rin sintió un calor especial en su corazón ante las palabras de su hermana.
—Eso es lo que yo también deseo —afirmó, poniendo su mano sobre la de Sakura. Juntas, cerraron los ojos y pidieron su deseo en silencio.
Cuando abrieron los ojos, la mariquita había desaparecido, volando hacia el cielo azul.
—Creo que nuestro deseo se hará realidad —dijo Rin, sonriendo.
—¡Sí! —Sakura saltó de alegría, agarrando la mano de Rin—. Ven, vamos a explorar el jardín. Tal vez encontremos más tesoros.
Las dos hermanas pasaron el resto de la tarde corriendo por el jardín, descubriendo maravillas en cada rincón. Rin le explicó a Sakura cómo usar el «aura» para hacer que las flores brillaran con colores aún más vivos, aunque ella solo conocía la teoría y nunca había logrado hacerlo, mientras que Sakura encontró un nido escondido con pequeños huevos azules.
—Rin, ¿crees que podemos cuidarlos hasta que nazcan? —preguntó Sakura, mirando el nido con ojos llenos de asombro.
—Por supuesto —respondió Rin, su tono serio pero su rostro suavizado por una sonrisa—. Seremos las mejores cuidadoras para estos pequeñines.
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Suerte Rango E
Fiksi PenggemarSe le dio una oportunidad a un idiota suicida. La oportunidad de conocer su vida antes del maldito incendio. Pero esa vida es un lugar muy lejano. Lejos del mundo que conocía y lejos de la chica que ama. Dos mundos, un ideal. -¿Seguro dos mundos? ...