Era extraño encontrar un momento donde la familia estuviera reunida, pero justo hoy era el cumpleaños del primer hijo de Anastasia y después de tanta insistencia decidieron tener un pequeño almuerzo, nada ostentoso, pero era algo que le causaba mucha ilusión a Anastasia.
Ella descuidó por mucho tiempo a sus dos hijos, siempre estaba tratando de encontrar una manera de ver a su esposo, lo que causó un gran abandono por parte de ella. Los niños pasaron por tantas institutrices que en algún momento una de ellas se atrevió a decirle a la duquesa que el mal comportamiento de sus hijos era debido a que buscaban la atención de su madre. Un grave error, un comentario tan molesto para la duquesa que no solo se limitó a abofetearla, sino que se encargó de que no volviera a conseguir un trabajo en su vida. Sus hijos, en cambio, fueron enviados a un internado en un país vecino. Esto era perfecto para Anastasia, ya que podía buscar todas las formas de encontrarse con su esposo, pero llego a una edad donde se cansó de buscar ese tipo de atención y quería convivir más con sus dos pequeñas criaturas. Lamentablemente, el tiempo no perdona y su pequeño era ya un hombre con su propia familia. Su hija, bueno, solo le basto un par de meses para seguir los pasos de su hermano y casarse, esto era más bien para alejarse de su madre, la cual era tan insistente en hacer todo tipo de actividades juntas que empezó a ser agobiante, pero ¿Quién la culparía?, toda su vida estuvo lejos.
—Mi pequeño Benjamín, todavía recuerdo cuando apenas eras un bebe —dijo Anastasia antes de tomar su taza de té que ella misma preparo para la ocasión.
Todo estaba saliendo según lo previsto, se encontraba su hijo y su hija con sus respectivas parejas y sus nietos estaban jugando un poco más alejados para no molestar a los adultos. Ella se sentía bien de convivir con su familia, excepto por Aarón, realmente él nunca se presentaba a este tipo de actividades, pero esta vez prometió hacerlo. El destino era desdichado con Anastasia porque su esposo tuvo que partir por una urgencia, aun cuando estaba acostumbrada a estas escenas simplemente no lo entendía, ¿Cómo su esposo podía ser tan insensible y dejarla allí sola?
—Madre, es algo vergonzoso que hagas ese tipo de comentarios, sería mejor que los omitieras —dijo Benjamín dándole una mirada un tanto molesta.
Para Anastasia esto no era algo nuevo, Benjamín se comportaba de esta manera cada vez que consideraba que su madre cometía un "error" y ella simplemente seguía lo que él decía tratando de encontrar una sonrisa suya, tal vez para aparentar algo que nunca tuvo.
—Cariño, no tienes por qué decirle eso a tu madre, solo está recordando tu niñez, si lo piensas bien, eso es algo lindo, siendo que no tiene ningún "recuerdo" tuyo de pequeño —respondió Elizabeth (esposa de Benjamín), tomándolo del brazo mientras se abanicaba y daba una pequeña sonrisa.
De hecho, Anastasia estuvo tan al pendiente de Aarón que ni siquiera se preocupó por esos pequeños detalles, en algún momento se contempló la posibilidad de hacer una pintura familiar, de hecho, se hizo, pero este fue un suceso que Anastasia no recordaba muy bien...
Todos estaban listos para la pintura, solo había un pequeño detalle, se tenía que posar por un prolongado tiempo y durante varias sesiones lo cual resultaba tedioso para Aarón, siendo un caballero era normal que tuviera contado el tiempo. Anastasia insistió tanto en que se hiciera este cuadro que al final accedió, aunque después de un par de sesiones saco la excusa de que había sido reclutado para irse una temporada a la capital donde entrenaría otro tipo de movimientos.
Esto era algo muy rebuscado, pero Anastasia no tuvo otra opción más que aceptarlo, aun cuando esto la ponía molesta y hasta cierto punto humillada dentro de su círculo social.
—Escuche que el duque tuvo que partir a la capital, eso es algo extraño, siendo que ya había rechazado ese tipo de viajes —dijo una de las damas presentes en el baile.
—No debes hablar de eso, podría escuchar la duquesa, aunque tengo entendido que ya es la sexta vez que contrata una institutriz —comento otra dama.
— ¿Estás insinuando que el duque y la duquesa tienen problemas por sus hijos? —respondió la misma dama de hace unos momentos.
—Créanme, la duquesa no necesita de sus hijos para ahuyentar a su esposo, ¿recuerdan lo de la última vez?, aquella vez que vino a presumirnos que su esposo había aceptado posar para una pintura, bueno, tal vez presumió antes de tiempo —dijo otra de las damas presentes mientras sonreía.
Justo atrás de un muro y unas cortinas que se encontraban cerca de aquellas damas, estaba Anastasia, tomando una copa de vino mientras disimulaba no haber escuchado nada.
El cuadro al final se terminó y justo en el momento en que Anastasia lo tuvo entre sus manos, tomó un cuchillo y lo destrozo. Era claro que no podría ver nunca ese cuadro sin sentirse humillada, así que ese día lloro todo lo que había estado aguantando y lo destrozo completamente, marchitando con ello los sentimientos tan humillantes que tenía por Aarón. Lo que más le pareció sorprendente de este suceso, es que su esposo nunca pregunto por el cuadro.
Realmente ese cuadro era una muestra de su aparente familia perfecta, una muy mala muestra de algo que nunca podría tener.
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Bajo tu Sombra
FantasyAnastasia se limitó a verlo partir, con su mano en el hombro, donde hace solo unos segundos él la había sujetado, una pequeña lágrima corrió por sus mejillas, aquellas mejillas que mostraban un claro envejecimiento. En la mente de Anastasia solo se...