La angustia y el miedo envolvieron la mente de Anastasia, al igual que aquel sentimiento que tuvo en su propia muerte, tal vez había tocado fondo... Era extraño como se había vuelto tan susceptible al daño, nunca se consideró a sí misma como una mujer débil, pero los problemas y su propia conciencia la estaban atormentando desde hacía mucho tiempo. Este solo era el resultado de todo aquello. Su cuerpo, en cambio, era frágil, probablemente por todas las noches que había pasado vela, apenas pudo despertar para darse cuenta de que lo que había pasado era solo una pesadilla.
Aquel pensamiento de que podría tener un momento de tranquilidad logro que bajara la guardia a su verdadero enemigo, ella misma.
Es ella quien no se puede perdonar... quien alberga todo ese rencor en su corazón que solo provoca sus incontables decaídas.
Se levantó apresuradamente de la cama mientras se sujetaba a todo lo que se le pusiera enfrente, su cabeza daba vueltas entre lo real y lo irreal. Trato de caminar hacia la puerta cuando se estampó con un mueble, el golpe había sido fuerte, lo que provoco que empezara a tambalearse al caminar y terminara cayendo al suelo al pisar su propio vestido.
Pasaron varios minutos en los que Anastasia trataba de recobrar el sentido, intento lentamente pararse, apoyándose en sus brazos cuando sintió el apoyo de una mujer sosteniéndola y ayudándole a pararse.
—¿Qué se supone que estás haciendo Anastasia?, ¿Por qué te resistes a tu gran destino? Nadie te culpa por ser una pecadora, solo olvida todo y sé tu misma.
Olvida todo...
—¿olvidarlo? —pregunto Anastasia mientras sus ojos se abrían de la impresión. Aquella voz había estado presente antes, era fácil de recordar porque era la misma que se había burlado de su muerte.
Su rostro se había vuelto pálido mientras iba bajando poco a poco su mirada, pensó por unos segundos que debía de hacer y ante las pocas opciones, cerro los ojos y se dispuso a empujar a aquella mujer para salir corriendo.
Salió de su habitación tratando de buscar ayuda, tropezó incontables veces mientras corría por todo el palacio, pero como en aquella ocasión todo se encontraba vacío.
—¿Dónde estás padre? —gritaba sin poder contener sus lágrimas al caer al suelo una vez más.
Todo era como esa vez, pero no debía acabar igual, esta vez no seguiría órdenes. Se levantó y siguió buscando por las habitaciones a alguien que la ayudase. Oponiéndose así a su subconsciente, hasta que vio la luz proveniente de la puerta principal, no tuvo tiempo de dudar, solo corrió hacia su única esperanza.
El cielo se mostraba nublado en comparación con el sol que había estado predominando toda la semana. Fuera del gran palacio del Ducado Winter una joven dama escapaba de sí misma como un viejo cuento de hadas donde la magia se acaba a las doce, aquí la magia había acabado cuando Anastasia entendió que su vida era una farsa y el único sentimiento que podría recibir era odio.
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Bajo tu Sombra
FantasyAnastasia se limitó a verlo partir, con su mano en el hombro, donde hace solo unos segundos él la había sujetado, una pequeña lágrima corrió por sus mejillas, aquellas mejillas que mostraban un claro envejecimiento. En la mente de Anastasia solo se...