¿Arrepentimiento?
Un sentimiento de profundo dolor o más bien lamentarse de algo que ya sucedió... ¿Sirve de algo?, no.
No tiene caso arrepentirse cuando no hay vuelta atrás, la vida es así, nos encontramos en un dilema o una situación delicada, tomamos una decisión y al final nos lamentamos haciendo múltiples veces las mismas preguntas ¿Qué hubiera pasado si...?
Anastasia había estado saltándose las comidas, no dejaba que nadie entrara a su habitación e incluso no salía a su jardín para recordar los únicos momentos que la hacían feliz, aun así parecía que ninguna persona en esa mansión se preocupara. Todos seguían con sus rutinas de siempre como si nada pasase y esto es porque ya estaban acostumbrados a lo que ellos le decían "Las rabietas de la duquesa". Encerrarse y alejarse de todo para ellos era un grito desesperado en busca de la atención de Aarón, algo que nunca había funcionado y creían estaría muy lejos de funcionar en esta ocasión, ya que el duque ni siquiera había vuelto.
Más que buscar atención, Anastasia se encerraba en su habitación para evitar reclamos o burlas, le gustaba darse momentos de soledad donde se la pasaba pensando en aquellos sueños rotos, promesas incumplidas e incluso en sus errores. Ella sabía que reflexionar en todo eso, ya no tenía caso, pero su mente no dejaba de divagar entre tantas cosas. A veces quería simplemente levantarse y poder tomar fuerzas para seguir, su ser les suplicaba a gritos que dejara todo, que por primera vez en su vida viera por su felicidad, pero es difícil salir de aquel sentimiento que te mantiene estancado en lo mismo e incluso si se puede... Anastasia estaba tan acostumbrada a ese ambiente que le resultaba impensable salir de allí.
De pronto y para la sorpresa de toda la servidumbre, en la mansión se escuchó tocar la puerta. Era obvio que el duque no tocaría, así que alguien más debía de ser y estaban en lo correcto, al abrir la puerta se encontraron con Theodosia. Ella era una adulta con un semblante muy parecido al de su madre, pero con una personalidad completamente distinta, aunque esta misma se negaba esa idea y aceptaba ser igual a su madre diciendo "Mi madre es así porque la posición que tiene la obliga a seguir un papel".
Madre e hija no se llevaban completamente bien porque los momentos que pasaron juntas son contados, pero aun así existía cierto afecto. Tal vez era por ello que Theodosia no podía dejar a su madre, sabía que era débil de cierta manera y que pese a todo la necesitaba, necesitaba solo una razón para seguir, una sola razón para salir del lugar donde estaba estancada.
—Madre, necesito entrar, ¿puedo? —susurró Theodosia al estar en la puerta de la habitación de Anastasia.
No hubo ninguna respuesta, por lo que Theodosia se tomó el atrevimiento de pasar sin más, tal vez era el miedo o alguna especie de "algo" que le decía que no debía dejarla sola.
Al escucharla pasar, Anastasia simplemente giro su cabeza hacia la ventana negándose a su hija.
—Madre tú... —Theodosia quedo desconcertada al verla de esa manera, sentada en la mesita al lado de su cama, es como si ya no recordara la vida de nobleza en la que tanto se esforzó por seguir— Madre, no puedes seguir así, debes de salir.
—Qué más da si muero ya, no hay nada que pueda hacerme vivir nuevamente —respondió Anastasia sin apartar su vista de la ventana.
—Madre, tú, ¿no te arrepientes? —Solo eso se necesitó para atraer la atención de Anastasia, una simple pregunta, algo que había estado rondado por su mente todo este tiempo. Así, sin más, las lágrimas de Anastasia inundaron su rostro, como si hubiera sido el detonante de todos sus sentimientos guardados en lo más profundo de su ser.
Madre, déjame ayudarte, tal vez hay cosas que no puedas remediar —dudo por unos segundos y siguió—, pero sabes que hay otras que si —afirmó mientras tomaba la mano de su madre y le dedicaba una cálida sonrisa.
Solo había una cosa de la que Anastasia se arrepintiera y realmente pudiera hacer algo, el ducado Winter. Un lugar que años atrás había sido una tierra próspera a cargo de sus padres, hoy era un lugar que necesitaba de mucha ayuda, pasando por problemas como la pobreza o el hambre, toda culpa de Anastasia.
—Sabes que no soy bien recibida allá, aunque quisiera hacer algo por ellos, no me dejarían —confesó Anastasia dejando de lado sus lágrimas.
—La gente del ducado está lo suficientemente ocupada con sus problemas como para ahora reclamarte, ya no les interesas, no hay rencor, solo decepción... —explicó Theodosia levantándose y mirando a Anastasia de manera severa— es algo que debes de hacer para expiar tus pecados madre.
Hacía tiempo que alguien la miraba de una manera tan desafiante, pero se sentía bien, era como si le estuvieran dando una opción o bien una razón para mantenerse de pie en sus últimos momentos.
—Tiene razón, debo de hacer algo para pagar por mis errores, debo hacer algo más que arrepentirme. Ya no me queda un nombre el cual mantener en alto como noble, nunca tuve un esposo que pudiera considerar mi compañero al cual hablarle de lo que siento, incluso esta mansión, no, el ducado completo, no me respeta. Lo único que siempre estuvo para mí fue a lo que más traicione —pensó Anastasia para sus adentros mientras miraba los ojos de su hija.
— Tengo miedo, mucho miedo, pero necesito hacerlo, ¿no? —respondió al final dándole una pequeña sonrisa a su hija.
Cuando las personas pierden su meta, eso que los motivaba a seguir lo único que pueden hacer es buscar algo nuevo en lo que enfocarse, si este no es el caso queda vivir hasta el último día lamentándose. Para Anastasia era como si una voz en su subconsciente quisiera atormentarla hasta la muerte y no podía seguir así, sabía que no era fácil lo que le proponía su hija, pero de alguna u otra manera la ayudaría.
Theodosia sonrió, nunca en su vida había escuchado a su madre hablar de una manera tan sincera, era como encontrarse con otra persona, tal vez era eso, las ataduras de la nobleza... Miró la palma de su mano encontrándose con un collar algo desgastado de rubí, había sido la razón por la que decidió visitar a su madre, pero sabía que no era el momento de entregárselo. Apretó con fuerza su puño y miro a su madre de nuevo "no ahora" pensó.
Ese fue el comienzo de lo que sería una semana de preparación para su viaje al ducado Winter, un viaje que de una u otra manera no se haría realidad porque el destino así lo quería, nunca darle una oportunidad a Anastasia de pagar por sus pecados.
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Bajo tu Sombra
FantasiAnastasia se limitó a verlo partir, con su mano en el hombro, donde hace solo unos segundos él la había sujetado, una pequeña lágrima corrió por sus mejillas, aquellas mejillas que mostraban un claro envejecimiento. En la mente de Anastasia solo se...