— ¿madre?, ¿en qué tanto piensas? —dijo Benjamín con un tono molesto, sacando a Anastasia de sus recuerdos.
—Benjamín, deja a madre tranquila, los adultos mayores a veces se quedan inmersos en sus pensamientos —respondió Theodosia (segunda hija de Anastasia) tomando un sorbo de su taza de té.
— ¿Y ahora de donde sacaste eso?, Theodosia no trates de defender a madre de su poca atención, digo ella fue la que insistió en hacer este almuerzo juntos, por ello es justo pedir su total atención, ¿no?
—Eso no significa que te tengas que comportar de esta manera, podrías ser un poco más empático, pero que esperar de ti —respondió Theodosia mostrándose algo molesta ante sus palabras.
— ¿Qué esperar de mí?, madre o más bien la duquesa, debería esperar que mi comportamiento fuera acorde a mi crianza, creo que tú deberías ser la que más me entienda siendo que crecimos de la misma manera— afirmó Benjamín con un tono un tanto burlón.
Theodosia no creció con el amor y atención de sus padres a pesar de que ella era una especie de tributo a su difunta amiga, pero sus criadas personales fueron amables y le dieron ese cariño que ella necesitaba, llevándola por un buen camino, de allí nace el hecho de no tener ningún rencor hacia sus padres. Cuando fue enviada lejos sintió mucho dolor, pero aprendió cosas nuevas, estuvo en un lugar donde se le dio la oportunidad de ser ella misma. Allí termino completamente con aquellos malos recuerdos de su infancia, de algún modo ella sabía que nunca sería feliz si no dejaba ir todo el dolor. Benjamín, por su parte, solo se dedicó a estudiar y encerrarse en su mundo, cuando volvió se casó con una de las damas nobles más influyentes del imperio, lo que le termino posicionando en un sitio prestigioso en poco tiempo, esto también represento un claro desenlace con su madre, ya que no recibió una invitación para la boda.
—Dejen de discutir —ordenó Anastasia golpeando la mesa— yo no prepare todo esto para que ustedes dos empezaran a actuar de esta manera.
—Madre, creo que en principio no debiste de preparar nada, mi hermano es un adulto, no creo que sea agradable tener este tipo de reuniones, siendo que su esposa pudo preparar algo grande con todos sus allegados, tal vez algo más beneficioso socialmente hablando.
—Tengo que admitir que mi hermanita es inteligente, de hecho, estamos pensando en hacer un banquete, pero no pienso que sea prudente que vayas madre —respondió Benjamín tomando la taza de té de su madre y levantándola en señal de admiración— Estoy seguro de que mi padre se negara a asistir y el que tú te presentes sola será algo vergonzoso —Afirmó mientras tiraba el té en la mesa, cayendo así algunas gotas en el vestido de Anastasia.
—Benjamín, ¿Qué es lo que supones al hacer esto? —dijo Theodosia de manera instintiva ante el abuso de su hermano.
—Madre se manchó su vestido, considero que sería algo molesto para ella seguir con esto, será mejor que me retire —expresó Benjamín tomando la mano de su esposa y levantándose— oh casi lo olvidaba, mi hermana tampoco está invitada.
Benjamín se fue de allí con una gran sonrisa. Theodosia por su parte, se encontraba más que molesta, aunque su esposo se mantenía completamente pasivo ante tales palabras (algo esperado, ya que tenía una posición más baja ante su cuñado) y Anastasia, quien solo tenía su mirada abajo, como si sintiera el peso de la culpa escondido en aquellas palabras.
Ella se afirmaba tener una buena vida y familia, pero todos eran infelices, su esposo ni siquiera estaba presente para hacer su papel en esta obra de familia perfecta. ¿Qué es lo que debo de hacer para remendar las cosas?, ¿habrá una solución para todo esto?, pensó mientras sus lágrimas caían poco a poco manchando aún más su vestido. Theodosia trato de animar a su madre tratando de llevarla a la mansión para que recobrara su semblante, pero esta se negó a la ayuda, Anastasia estaba harta del comportamiento de su familia, sabía que era su culpa, pero eso no significaba que iría a aguantar todo. Se levantó más que furiosa, arrojando todo lo de la mesa al suelo, la propia Theodosia se asustó ante tal escena, pero esta rabieta no era suficiente para que se tranquilizara, hizo la silla a un lado y se fue a su recámara encerrándose en su mundo como si nada importara.
¿Realmente no te arrepientes?
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Bajo tu Sombra
FantastikAnastasia se limitó a verlo partir, con su mano en el hombro, donde hace solo unos segundos él la había sujetado, una pequeña lágrima corrió por sus mejillas, aquellas mejillas que mostraban un claro envejecimiento. En la mente de Anastasia solo se...