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CAPÍTULO UNO [KETTERDAM]

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CAPÍTULO UNO
[KETTERDAM]










Katherina sentía cierta calma en Ketterdam desde que Kaz Brekker y sus amigos se fueron a través de la sombra para un realizar un trabajo, un trabajo que le habían robado en su propia cara.

Pero entre la calma llega la tormenta, y su tormenta fue ver como poco a poco Pekka Rollins comenzaba a adueñarse de todo, menos de su casa.

Como la más reciente adquisición de Pekka, el Club Cuervo.

Los rumores de lo sucedido en la sombra con el General Kirigan, el Oscuro y la Invocadora del Sol fue el bloque de decayó en su calma.

Así como ver los carteles de búsqueda con su rostro dibujado y sus acompañantes que corrían por todo Ketterdam a donde quiera que iba, sin contar la Invocadora y el Oscuro, eran las personas más buscadas en todo Ravka.

— Señorita Roosvelt, señorita Roosvelt — escuchó Katherina detrás suyo a la voz de un pequeño niño a sus espaldas.

— ¿Qué sucede?

— Se ha visto al señor Brekker y sus amigos llegar a Ketterdam.

La sonrisa en el rostro de Katherina se borro. Si Kaz Brekker llegaba a Ketterdam enterándose que Pekka Rollins se adueñó del Club Cuervo se desataría una guerra entre bandos.

Se agachó para estar a la altura del niño dándole unas cuantas monedas.

— Investiga donde estará Kaz Brekker, si regresó a Ketterdam alguien querrá verlo.

El niño asintió, corriendo lejos en búsqueda de la información para Katherina.

Katherina se encargaba de darles pequeños trabajos a los niños evitando que estos cayeran en las manos de Rollins, deseaba poder tener una casa más grande donde pudiera ayudarlos a todos, pero a penas podía con ella misma.






















Katherina supo que detuvieron a Kaz Brekker y a Jesper antes de que pudieran entrar al Club Cuervo, pero también escuchó que alguien estaba buscando a Kaz, una persona alejada de Ketterdam, alguien que se hacía llamar Sturmhond.

Katherina entró al hogar de Dreesen.

— ¿Qué haces aquí Roosvelt? Estoy ocupado.

— Escuché que buscabas a Brekker, y quiero ser de las primeras personas que vean al pobre chico que perdió el Club Cuervo — se burló Katherina.

Dreesen iba a negarse a las palabras de Katherina, pero uno de los hombres entró al lugar.

— Ya están aquí.

— No quiero que hagas una escena, Roosvelt — la señaló Dreesen.

Katherina levantó sus manos en defensa suya. Vio como Dreesen abrió la puerta encontrando a Kaz y Jesper sentados con sus manos detrás de la silla como si estuvieran esposados.

Katherina sabía que Brekker en cualquier momento se iba a soltar.

— Criminales.

—Dreesen.

Detrás del hombre, Kaz vio a dos hombres más entrar, uno delgado con abrigo que aparentaba ser de telas finas y sombrero. Otro más regordete y fornido con el mismo sombrero, y detrás de ellos, Katherina Roosvelt.

— Katherina.

— Brekker — lo saludó la chica.

— Diez minuto a solas — dijo Dreesen entregándole un sobre a uno de los guardias que escoltaron a Brekker y Jesper. — Salgan.

Katherina se sentó cerca del escritorio cruzando sus piernas y brazos mirando como los hombres salían dejando la habitación.

— ¿Y bien? — preguntó Dreesen. — ¿Van a decirme qué pasó? 

— Nos acusan de asesinato — dijo Jesper levantando sus manos.

— No hablaba de eso — cortó el hombre. — ¿Dónde está Alina Starkov?

— No creo que esté detrás de esa puerta, esperando hacer una entrada triunfal para salvar a dos criminarles, Dreesen — murmuro Katherina. — Te dije que él diste el trabajo al hombre equivocado.

— Katherina — la reprendió. — Hicimos un trato.

Katherina hizo ademán de llevar una llave a su boca y arrojarla lejos.

— No la tenemos — respondió Brekker a la pregunta sobre Alina.

— Obviamente — dijo Jesper ganándose una mala mirada por parte de Kaz.

Kaz y Jesper se miraron, este último negó con su cabeza sabiendo que no tenía otro chiste para escapar.

— Te fuiste aceptando el adelanto de medio millón de Kruge, con un lugar en mi barco y te atreves a volver con las manos vacías. El trato incluía traer a la Invocadora del Sol a cambio del dinero y bajaron del barco sin esa persona en su posesión. Claramente debes tener el valor o no regresarían...

— No era tu dinero, Dreesen — lo interrumpió Kaz, quien había estado observando a los hombres dentro de la habitación, sin contar a Katherina. — Te usan como intermediario. Contratas a gente como nosotros o ella — señaló a Katherina. — Pero esta operación no es tuya. — miró al hombre al lado. — Es de él. ¿Verdad?

Los ojos de Katherina se posaron en él, aquel porte, aquella forma elegante y refinada tenía que haberlo descubierto antes, sino estuviera tan concentrada en ver como Kaz Brekker se había armado de valor para regresar, se hubiera dado cuenta antes.

— Son incapaces...

— Si si. Muy convincente. Gracias, Dreesen, yo me encargo — hablo él chico desconocido.

Hubo un silencio, que incluso por la forma amable del chico Katherina supo que los estaba corriendo.

— Fue mi manera de decirte que salgas — le dijo a Dreesen.

— Hasta yo noté que nos estaban corriendo, Dreesen — dijo Katherina. — Ya tengo todo a lo que venía, es momento de irme.

Antes de irse, Katherina saco un pequeño sobre de su bota que metió en el saco de Jesper sin que se dieran cuenta. Había información que ella tenía si deseaban recuperar el Club Cuervo, así como sabía que ella sería la última persona a la que Kaz Brekker recurriría en búsqueda de ayuda.

BRICK BY BRICK; Kaz BrekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora