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CAPÍTULO DOS [WYLAN VAN ECK]

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CAPÍTULO DOS
[WYLAN VAN ECK]











Katherina caminaba por las calles solitarias, así se mantenía desde que Pekka se deshizo de todos sus obstáculos para tener todo lo que ahora poseía.

Su ambición por el poder le daba la señal a Katherina que tarde o temprano el hombre caería, y su caída sería tan dura.

Al caminar por las calles no pudo evitar recordar los viejos años, donde todo era más tranquilo y bueno, pero todo estaba en su cabeza, eran recuerdos ahora.

Se acercó hasta al chico que buscaba, aquel chico que tocaba la flauta.

Lanzó una pequeña bolsita con monedas en el regazo del joven, al ver la bolsa levantó la vista encontrando sus ojos con los de Katherina.

— Katherina — dijo Wylan Van Eck al tener enfrente suyo a la chica.

— Hola Wylan — saludó Katherina. — Me acompañas a caminar, es una linda noche y tenemos que conversar.

Wylan guardó el costalito de monedas en su abrigo, para guardar lo demás en el sombrero que tenía, escondió su flauta para acercarse a Katherina quien lo estaba esperando.

Caminaron en silencio durante un rato, Wylan conocía el famoso hable de Katherina se basaba en invitarlo a comer.

Wylan llevó a Katherina hasta su pequeña casa donde al parecer la cena ya estaba servida.

— Se que no haz comido en varios días, Wylan, por favor, come — lo invito Katherina.

El chico se sentó en la silla comiendo un poco de la sopa, Katherina además de tener un buen corazón tenía un buen sazón en la cocina, cada vez que Wylan comía algo que ella preparaba, quedaba con ganas de más.

— Tenemos un amigo en común que vendrá a visitarte — dijo Katherina cruzándose de brazos.

— ¿En Ketterdam? — preguntó Wylan.

— Kaz Brekker a regresado a Ketterdam— habló Katherina diciendo al fin el nombre del chico en voz alta esa noche. La mirada de Wylan se encontró con la de ella, estaba sorprendido, lo último que supo fue que iba a realizar una expedición por la sombra. — Cuando se fue a la sombra vino contigo, ahora que regreso y todos lo buscan tal vez venga a visitar a un viejo amigo.

— ¿Qué puedo darle yo a Kaz?

— Eso es una respuesta que él mismo puede darte — respondió Katherina inclinándose hacia atrás en la silla. — Hola Brekker.

Katherina no era tonta, desde el primer momento que entraron en el hogar de Wylan supo que Kaz estaba allí.

— Wylan— lo llamó Kaz saliendo de su escondite.

Wylan se puso de pie por poco tirando su sopa.

— Estas vivo — dijo el chico mirando a Brekker.

— En parte, gracias a ti — dijo Kaz caminando por la mesa que tenía frascos con químicos.

— La stadwatch te persigue — dijo Wylan.

— Querido, dile algo al pobre Brekker que no sepa, estar aquí es como el oscuro en Ravka — hablo Katherina haciendo una extraña comparación.

— No deberías estar en otro lugar, Katherina — dijo Kaz con fastidio mirando a la joven que permanecía sentada.

— Estaba en una conversación con Wylan, de hecho fuiste tú quien está invadiendo, así que me quedaré aquí te guste o no — repaondio Roosvelt.

Brekker rodó los ojos al escucharla, fingiría que no estaba allí, ¿Por qué en cada momento de esa noche a donde quiera que iba estaba ella?

— ¿Cuánto fósforo le pusiste a esa bomba? La opción de escape contra el oscuro — pregunto Kaz a Wylan.

— ¿La necesitaste? ¿Fue suficiente? — en las preguntas de Wylan, Katherina encontró cierta emoción.

— Casi. — respondió Brekker. — Necesito que me hagas un nuevo paquete.

Wylan rasco su cabeza un gesto de nerviosismo. — Dijiste que era cosa de una vez, que no entraría a tu mundo. Estaba en caos en ese momento.

— ¿Y ahora? — pregunto Brekker mirando al chico y dando una leve mirada a Katherina. — Ella viene a tráete comida, supongo por la forma en que comías que lo hace una vez a la semana para asegurarse que te encuentras bien.

Katherina no pudo comentar nada, era cierto, se preocupaba por Wylan, por todos los niños que había en Ketterdam, tenía miedo que uno de ellos fuera nuevamente a las garras de Pekka y terminara como ella o como Kaz, eran sólo pequeños niños inocentes.

— Antes de hoy ¿Cuándo comiste por última vez? — preguntó Kaz.

— Ayer — mintió Wylan.

— Hace una semana — intervino Katherina. — Ninguno de mis chicos te ha visto o te vio comer algo antes, no me mientas Wylan.

Wylan se sentía en medio de dos padres que regañaban a un chiquillo por sus travesuras.

Kaz quien estaba cerca de los frascos con químicos de Wylan tenía uno en la mano lo dejó en la mesa para tomar otro.

— No toques ese frasco — lo detuvo Wylan.— Te daría una terrible irritación por días.

Kaz sacudió su mano para quitar cualquier rastro de la botella.

— Wylan, solo será un trabajo, Kaz lo recompensará — se puso de pie Katherina intentando convencer al chico. — Termina la sopa cuando acaben de charlar, tengo que irme, tengo otros pendientes, te veré después.

Wylan se despidió de Katherina, la mujer caminó hacia la salida bajo la mirada de ambos, antes de irse por completo volvió para mirar al chico.

— Si llegas a necesitar comida, busca a uno de mi chicos — dijo mirando a Wylan.

Katherina se fue, dejando que los negocios entre ambos fueran en privado.

BRICK BY BRICK; Kaz BrekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora