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CAPÍTULO SIETE [ALBY ROLLINS]

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CAPÍTULO SIETE
[ALBY ROLLINS]











Katherina regresaba al escondite del cementerio, estaba completamente segura que Kaz descubrió sobre el pequeño Rollins para enviar a Jesper y Wylan.

Cerca de la entrada, encontró a ambos chicos regresando de su expedición.

— Para ser el hijo mimado de un delincuente, el niño no salió tan mal. Pero tiene demasiada energía ¿no crees? — previsto Wylan.

— Este chico era una molestia.

— No me hablemos a Kaz sobre Alby.

— ¿Quién es Alby? — cuestionó Katherina a espaldas de ambos chicos.

Wylan saltó debido a la sorpresa de escuchar a Katherina detrás suyo. La castaña miró las manos de ambos con una sonrisa en su rostro.

— Es... — tartamudeó Wylan mirando a Jesper.

— Es un demonio — mintió Jesper.

Katherina se cruzó de brazos. — Podemos quedarnos toda la noche aquí hasta que me digan quien es el pequeño diablito — murmuro. — O tengo que decir yo misma que he descubriendo al pequeño heredero de la fortuna Rollins.

Wylan abrió su boca sorprendido ante las palabras de Katherina no estaba seguro de que ella los siguiera.

— ¡¿Cómo lo sabes?! — preguntó casi gritando.

— Tengo ojos y oídos en todas partes — murmuro. — Un espía no revela secretos, ahora tenemos que buscar una manera de no decirle nada a Kaz.

— No pensaba decirle — habló Jesper.

Katherina sonrió.

— Muy bien, todos adentro, este lugar me empieza a dar pesadillas, parece que en cualquier momento una mano saldrá y me arrastrará hasta llegar al otro extremo.

— No pensé que le tuvieras miedo a algo — hablo Wylan.

Katherina lo miró. — Si te dijera cuál es mi miedo, no me creerías querido.

Katherina siguió el camino con Wylan y Jesper siguiéndole de cerca, supo que se quedaron atrás suyo cuando los pasos solo fueron de ella. Ella fue la primera en entrar al lugar descubriendo a un Kaz bastante herido, tal vez su pequeña visita a ciertos hombres no le dejó un buen sabor de boca, sin contar aquella herida en su labio.

Ella estaba enterada de todo, todo el mundo le decía aquello que nadie se atrevía a contar a otros de altos mandos.

Wylan y Jesper se sorprendieron al ver a Kaz de aquella forma, sobre todo Wylan.

— Los Despojos se unirán a nosotros — anunció Kaz.

— Eso explica por qué te han dado una buena bienvenida — murmuro Katherina. — Ese rojo combina con tus ojos.

Kaz rodó los ojos al escucharla. — ¿Y bien? — miró a Jesper y Wylan.

— Si, tenía razón. No es una fábrica de vidrios, sino una casa.

— ¿El niño estaba allí? — preguntó Kaz. La sonrisa en el rostro de Katherina se esfumó. Wylan la miró de reojo. — ¿Como se llama? — hubo un silencio. — No finjan que no. Cambio el nombre del club cuervo a "Príncipe Kaelico" y Pekka se ve a sí mismo como un rey. Así que... — Kaz dio unos pasos en dirección a Jesper . — ¿Cómo se llama el Niño?

Ninguno de los tres mencionó algo. Kaz no sabía que Katherina sabía del pequeño o tal vez lo intuía. Por la forma en que se quedó callada, en cómo se sorprendió cuando mencionaron a un niño, todo indicaba que ella estaba al tanto de ciertas cosas que aún desconocían. La curiosidad era como era que Katherina siempre parecía estar un paso adelante de Kaz, enterándose de cosas que nadie más podría.

— Alby.

Katherina y Wylan miraron a Jesper sorprendidos. La chica quería golpearlo por decir aquello de forma tan natural como si no temieran que algo fuera a sucederle al chico.

— Alby Rollins.

— Lo prometiste — se quejó Wylan. Kaz se marchó al otro cuarto. — ¿Qué vas a hacerle?

— Kaz.

Katherina miró a Jesper estampándole un golpe en el rostro haciendo que este se llevara la mano a su mejilla.

— Si Kaz llega a tocarle un cabello a ese niño, te arrancare cada uno de tus cabellos hasta que Wylan te vea feo — lo señalo Katherina.

La joven Roosvelt siguió a Wylan quien fue detrás de Kaz.

— Kaz es solo un niño.

— Yo lo era — señaló Kaz.

Katherina entendía por qué Kaz deseaba una venganza y ella también lo deseaba, pero lastimar a un niño jamás estaba en sus planes, ellos eran un tema sagrado para ella.

— Kaz — lo llamó Wylan. — Alby Rollins no puede evitar lo que su padre es — Katherina escuchó con atención a Wylan. — ¿Y tú? No debes desquitarte con él. — Kaz miró a Wylan. — No te ayudaré con él.

— Los pecados del padre recaen en su hijo — susurró Katherina. Kaz la miró.

— No tendrás que tocarle ni un pelo — hablo Kaz mirando de reojo a Katherina. — Pero me ayudarás a volar todo lo que le importa a Pekka.

— Dijiste que no más explosiones.

— No de esa forma. — Habló Brekker. — Encontré un arma para terminar con todo esto.

— ¿Qué arma?

Kaz sonrió de una manera que Katherina no había logrado ver antes, incluso a ella se le erizaron los cabellos del cuello.

— El sufrimiento.

— Que los Santos nos protejan — murmuro Katherina.

BRICK BY BRICK; Kaz BrekkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora