Prólogo

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Un hombre joven con el pelo castaño se estiró perezosamente sentado en uno de los numerosos asientos de una tranquila puerta de embarque de aeropuerto. El lugar estaba extraordinariamente limpio y una cálida luz como de media mañana inundaba todo a su paso con una extraña sensación de paz.


Observó con atención a su alrededor y, a pesar de que todavía no podía enfocar bien los ojos que acababa de abrir, sonrió al notar ante él una persona con los brazos cruzados. La persona que amaba con locura, la persona con la que se había casado, la persona a la que había extrañado enormemente en el último tiempo.

"Vaya, vaya, si es el mismísimo Kidou Yuuto. ¿Has venido a buscarme para embarcar?"

Kidou Yuuto parecía encontrarse alrededor de los treinta años, con el pelo largo de color canela cayendo libremente sobre su espalda y vestido con un bonito y resplandeciente traje blanco. Su mirada fija en el despreocupado joven frente a él que lo observaba divertido por su apariencia.

"Llegas tarde, Akio."

Fudou Akio se volvió a estirar y bostezó mirándose con atención las manos con una mueca de satisfacción, se levantó de un grácil salto alisándose su camiseta igualmente blanca y observó los ojos descubiertos del otro hombre de un bello color rojo. Un suspiro suave salió de sus labios y una gran sonrisa iluminó su rostro. Sus manos acariciaron la mejilla de su pareja con añoranza.

"¿Esas son formas de recibirme, Yuuto? ¿Después de tanto tiempo?"

Kidou contestó con un gruñido que sonaba a que se hubiera dado más prisa y Fudou se echó a reír con ganas haciendo que Kidou lo mirara algo molesto, como si realmente estuviera dolido del tiempo de espera.

"Quería ser el último en llegar, pero parece que me echabas de menos, ¿eh, Kidou-kun?."

"¡Claro que te he echado de menos, idiota! La espera se me ha hecho eterna. Si querías ser el último lo has logrado de lejos, Gouenji llegó hace unos días y todos esperábamos que fuese él," murmuró Kidou restregándose la mano por los ojos. "Endou está realmente insoportable diciendo que quiere jugar al fútbol con todos y faltabas tú, no sé si hubiéramos podido aguantar más tiempo."

"Venga, venga, ¿no has oído eso de que el tiempo en realidad no existe?" Fudou le guiñó el ojo a Kidou que puso los ojos en blanco aunque luego sonrió ampliamente y lo miró con ternura.

Fudou pasó la vista por el luminoso lugar y vio a un hombre que custodiaba la puerta de embarque al avión. En el rostro de Fudou apareció una sonrisa traviesa y soltó una carcajada.

"¿No hay más trabajadores en este lugar o qué? Siempre que vengo por aquí nos encontramos tú y yo."

El hombre era extraordinariamente atractivo y vestía con un elegante traje de tripulación aérea; sus ojos dorados brillaron con risa al responder.

"El problema es tu costumbre de aparecer por aquí cuando no te toca, Fudou Akio."

"¡Ni que lo tuviera planeado!"

Él hombre se echó a reír y sacó algo de su bolsillo que se dedicó a mirar para dejarles un momento de intimidad a los otros dos, presintiendo que lo necesitaban.

Kidou que había mirado de reojo al hombre se volvió hacia Fudou.

"Antes hemos estado hablando sobre ti, eres demasiado descuidado."

Fudou se encogió de hombros, abrazándose a Kidou extrañando aquel gesto en el que podía sentir su corazón. Dejó que sus ojos se perdieran en los de su pareja, este suspiró fuertemente con resignación y le rodeó con los brazos apretándole contra su cuerpo mientras también se dejaba atrapar por los ojos como el océano de él.

Sus labios se juntaron en un cálido beso, y Fudou no pudo evitar que una lágrima le resbalase por la mejilla.

"Joder, realmente te he echado mucho de menos, Yuuto."

Kidou sonrió, sin poder evitar molestarle como hacía siempre a pesar de secarle la lágrima con la mano.

"Quizá si no hubieras querido llegar el último..."

Fudou abrió los ojos y ambos se echaron a reír a la par.

Tras varios largos besos más en aquel abrazo los dos jóvenes hombres se separaron finalmente. Fudou le tendió una mano a Kidou que la agarró sin pensárselo dos veces.

"Entonces... ¿embarcamos? O Endou me matará cuando llegue por haber tardado tanto, aunque..." Fudou se paró un instante pensativo.

"No le des más vueltas a la terminología," se rió Kidou. "Vamos, o no serás tú la única víctima de Endou."

"Realmente me apetece jugar al fútbol, espero no estar oxidado."

Kidou lo observó de arriba a abajo.

"A mí me parece que estás en buena forma."

"¿Sí?" Fudou se rió un poco. "Hacerse viejo es horrible, Yuuto. Duele todo el cuerpo."

"Que me vas a contar..."

Los dos soltaron una carcajada y se dirigieron al hombre que guardaba la puerta de embarque.

"¿Podemos pasar ya?"

El hombre consultó una pantalla táctil y asintió.

"Por supuesto," respondió apartándose para que pudieran embarcar.

"A ver si te dan unas buenas vacaciones."
"En cuanto me releven de mi turno pienso tomarme un tiempo libre. Quizá vaya a la playa, hace mucho que no voy a la playa..."

"¿Cuánto? ¿Unos cuantos siglos?" bromeó Fudou.
El hombre sonrió y le señaló la puerta.

"Calla y entra antes de que vuelvas a cambiar de opinión, Fudou Akio."

"No, no. Esta vez embarco seguro." Los ojos de Fudou se movieron hacia Kidou.

Los dos se dirigieron a la puerta, antes de pasar al otro lado se miraron y asintieron a la vez.

"Juntos para siempre, Akio," murmuró Kidou apretando fuertemente la mano de Fudou sintiéndose más feliz que nunca.

"Juntos para siempre, Yuuto," respondió Fudou devolviéndole el apretón mientras una sonrisa de dicha aparecía en su blanquecino rostro.


Recuerdos [Kidou x Fudou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora