Recuerdo 31: Arrullo de verano

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Nota de Autora: Llegamos al último capítulo que tengo escrito por ahora, ¡pero no es el final! Queda mucha aventura por delante. Espero que lo disfrutéis :D El próximo lunes comenzaré a subir alguna de las historias de las que dejé dichas, si alguien quiere decirme cual prefiere leer subiré la que se elija, si no elegiré yo X,D

Este jueves por fin me quitan el diente que se me rompió hace dos meses, que ganas tengo ;w;

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Ninguno de los dos muchachos fue capaz de decir nada y durante unos minutos pareció que el tiempo se hubiera detenido, suspendido como partículas de polvo en aquel momento del mediodía con la luz dorada entrando en la habitación del adolescente en la que Fudou se mantenía sentado en la silla al lado del cabecero de Kidou y él, por su parte, se encontraba semi incorporado en la cama de sábanas deshechas sin terminar de realizar un movimiento ni hacia delante ni hacia atrás.

El rostro del estratega de ojos verdes estaba más ruborizado que nunca, dolía mucho. Notó un inevitable sudor recorrer su nuca, cuello y espalda. Tan espantado de mirar a Kidou como de no hacerlo. Algo dentro de él dolía mucho, algo fuera de él dolía mucho. Se agarró a ese dolor para mantenerse en el momento.

Ese momento eterno.

Sí, había manifestado su deseo de que su amigo despertara pronto y bien; pero no esperó que tan pronto, no al menos en aquel momento, ¿cuánto había escuchado? No era capaz de adivinarlo solo por la forma en que sus labios se mantenían separados y no se atrevía a subir la vista más allá. Se sintió más vulnerable que nunca, pues con él no podía fingir ser algo que ambos sabían que había dejado de ser hacía tiempo. No podía refugiarse en todas las máscaras que antaño llevó pues estas ya estaban rotas, trituradas en polvo de estrellas.

Acababa de cometer un gran error y lo sabía. Lo sabía. Y su corazón estremecido y angustiado en el que cada latido era una tortura también lo sabía. No debió decir aquello en voz alta. ¿Por qué lo dijo en voz alta?

Por supuesto él no sabía que su amigo llevaba despierto desde que su hermana entró al dormitorio, manteniéndose en un limbo de sopor y aletargamiento hasta que oyó el nombre de Kogure y consiguió finalmente salir de este, justo para oír algo que sabía que no debería haber oído. Lo sabía. Y su corazón desbocado y esperanzado en el que cada latido era una bendición también lo sabía.

Fudou no se atrevió a hacer ningún movimiento, con la vista fija en algún lugar entre la cara y el pecho del muchacho de rastas, pero sin lograr enfocar realmente la mirada.

Tras aquel silencio tan incómodo y tenso, algo que no sucedía desde la noche en el hotel de China, él habló. Su voz fue como un bofetón que le hizo sentir que su cuerpo estaba pendiendo de un hilo a punto de colapsar en un abismo.

"Akio."

Sus cejas se alzaron con pánico, una sensación amarga y densa en su garganta, tragó con dificultad e intentó sonreír. No había ido al Infierno a rescatar a la persona que amaba para comportarse en aquel momento como un cobarde. Además, ahí mismo le habían hecho enfrentarse al peor desenlace posible, quizá con algo de suerte, Kidou le permitiría seguir siendo su amigo a pesar de todo.

"Hola, Yuuto." Amplió su sonrisa que no alcanzaba sus ojos afilados que todavía reflejaban la sombra de un miedo interno demasiado grande para poder enfrentar en aquel momento. "¿Qué tal te encuentras?"

Kidou frunció las cejas, retirando la mirada hacia las sábanas y volviendo a subirla sin ser devuelta, consciente de que caminaba sobre cristales rotos.

"Siento que Kageyama me ha pasado por encima con un camión."

Fudou agradeció aquel intento de humor, de verdad que lo agradeció; fue por ello que se atrevió a subir un poco más sus ojos y mirarle, no a través de aquel filtro de desenfoque en el que se refugiaba sino completamente. Al hacerlo su corazón dio un potente salto, al mirarle descubría una vez más lo mucho que lo amaba, con sus mejillas ruborizadas de un potente escarlata y sus ojos fijos en él con sus propios miedos aflorando en ellos, pues si algo temía Kidou en aquel momento era dar un paso en falso que le hiciera salir corriendo.

Recuerdos [Kidou x Fudou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora