Capitulo VI: Corazones curtidos

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Desde que T/N empezó a ayudar a Harry con el ED los resultados se habían vuelto muy satisfactorios: Neville había conseguido desarmar a Hermione; Colin Creevey había realizado a la perfección el embrujo paralizante; después de tres sesiones de duros esfuerzos, Parvati Patil había hecho una maldición reductora tan potente que había convertido en polvo la mesa de los chivatoscopios.

La alegría de Harry era como una caricia al corazón de T/N, decidió que le dedicaría todo su tiempo y lo pondría por encima de todo, Harry se volvió el centro de su vida. Solían desayunar juntos al menos cuatro días a la semana, y pasaban el Domingo juntos, ya sea en Hogsmeade o en el cuarto del menor, Potter estaba contento de que su madrina lo ayudara a estudiar, sus notas habían subido notablemente desde que ella llegó a su vida. Cuando estaban juntos, ambos brillaban de felicidad, todas las adversidades se esfumaban, Harry se sentía seguro con T/N, sentía que por fin había alguien incondicional para él, dormía más tranquilo sabiendo que su madrina lo vendría a despertar a la mañana siguiente, como si fuera una madre.

Pero toda esa vitalidad y alegría que T/N emanaba hacia Harry era solo una ilusión. Apenas se separaba de él, toda su agonía interna la tiraba abajo.

Ya había asumido su orfandad, había hecho el duelo por su madre y su hermano menor, pudo aceptar su perdida y reconocer que ambos querrían una vida feliz y larga para ella. Pero su otra herida no cerraba, seguía sangrando y doliendo como una continua tortura. Le dolía como mil crucios en el corazón, justo en la parte donde se aloja el amor, ese amor que perdió. Pensaba todos los días en ella, había tantos detalles que traían a Lily de regreso: una palabra, una melodía en el viento, un pasillo, una mirada.

Y lo peor era fingir que nada pasaba, hablar con Tonks de trivialidades cuando necesitaba desahogar su dolor, jugar a las cartas con Remus que le insistía en que hable con Sirius. A ninguno podía confiarle su secreto, no se atrevía a confesarse como la amante de Lily Potter. No le quedaba otra opción más que esperar a que Minerva McGonagall tuviera un milagroso tiempo libre que pudiera dedicarle.

T/N: ¿Alguna vez alguien se murió de amor, Minne? -le preguntó a la profesora-

Se habían juntado ambas a incipientes horas del día, T/N se sentía tan mal, tan miserable, que prácticamente rogó a McGonagall que la escuchara. La profesora casi que palpaba el dolor de Black, se había vuelto su confidente y le resultó un honor, ayudarla a salir adelante era su propósito más importante en estos días. Se acercó a ella un poco más, acomodándose bien sobre el césped en que estaban sentadas.

McGonagall: No, nunca -respondió sobando su espalda-

T/N: Entonces seré la primera -dijo, sosteniendo una falsa sonrisa ladina-

McGonagall: Eres demasiado extremista. No te has dado cuenta de que para tu dolor hay cura -comentó llamándole la atención, logró que T/N dejara de mirar al horizonte perdidamente, para atender a sus próximas palabras- Volver a amar.

T/N: No soy el tipo de persona que se enamora de más de una persona, y siempre estaré enamorada de Lily -sentenció mirando de soslayo el suelo- Además, si fue precisamente por amar que estoy tan dolida, otro amor solo me hará más daño... o peor: dañaré a quien pretenda amar.

McGonagall: No tiene por qué ser así -dijo, mirándole los negros ojos- Piensa en que ahora tu corazón está curtido...

T/N: Que linda manera de decir "roto" -acotó con una falsa sonrisa-

McGonagall: Curtido -insistió- experimentado, lo suficiente como para darle una nueva oportunidad al amor.

T/N: Todas las formas en que amé fueron rotas, Minne -dijo mirando un árbol-

Pietra [Hermione Granger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora