Pietra [Hermione Granger]

Capítulo XXVI: Intimidad

Mientras Harry bajaba las escaleras con una maleta en la mano y en la otra la jaula de su lechuza, T/N perdía todo atisbo de paciencia.

T/N: ¡Draco! ¡Apúrate! —gritó, mientras ayudaba a Harry con su equipaje— ¿Qué tanto tiene que empacar? Si solo trajo un poco de ropa y mucho gel para el cabello —refunfuñaba cargando hasta la sala a la inquieta lechuza dentro de su jaula—

Harry: Creo que estaba escribiendo una carta —comentó sentándose en el sillón—

T/N: Mientras no le escriba a Lucius o Bellatrix, no tengo nada de que preocuparme —dijo calmada, se sentó junto a Harry y suspiró—

Harry: T/N... yo... encontré algo entre las fotos de mis padres, creo que te gustará —dijo, y entre sus cosas buscó el álbum de fotos que atesoraba. De entre sus páginas sacó una foto y se la entregó a su madrina— Solo tiene escrito el año: 1973.

T/N vio la foto con cariño. Reconoció perfectamente la imagen, como si se la hubiera sacado hace horas. Lily sonreía, y la abrazaba con fuerza por los hombros. T/N juraría que aún sentía la melodiosa risa de Lily sobre su oído, y su abrazo fuerte enloqueciendo a su enamorado corazón adolescente.

T/N: Esta foto es de la navidad que pasé en casa de tus abuelos... los señores Evans —dijo, mirando con nostalgia a esa vieja polaroid— Tú abuelo, Oscar Evans, era una magnífica persona, un hombre decente y correcto. Y tú abuela, Margaret, era la mujer mas dulce que jamás conocí. Eran dos personas asombrosas... Les hubieras agradado, estarían orgullosos de su nieto —dijo sonriente, abrazando a Harry con un brazo sobre sus hombros—

Harry: ¿Crees que se hubieran alegrado si supieran que tú y mamá se amaban? —preguntó ceñudo—

T/N: Bueno... no estoy segura —lamentó frunciendo los labios— Aparentemente Lily pensaba que no, y ella los conocía más que yo, así que supongo... que no.

T/N sintió un nudo en la garganta al ver la expresión de Harry, tan llena de tristeza y desesperanza. Quería decirle algo que le diera un poco de consuelo, que le hiciera sentir mejor. Pero antes de que pudiera articular una palabra, el sonido de la puerta principal interrumpió su intención. T/N se levantó de mala gana a atenderla, murmurando una queja sarcástica.

T/N: Genial... lo que faltaba —ironizó gruñendo—

Al abrir la puerta, se encontró con la figura imponente de Albus Dumbledore. El anciano mago le sonrió con amabilidad, sin inmutarse por la hostilidad de T/N. Sus ojos azules brillaban, y su larga barba blanca contrastaba con su túnica morada.

Dumbledore: Buenas noches, Ara —dijo cruzando el umbral— Veo que te has empeñado en la ampliación de tu nuevo hogar. Es un buen resultado, se ve más elegante que en un principio... es un buen detalle el instalar luz eléctrica —comentó admirando con la vista el diseño conservador y las instalaciones modernas—

T/N: ¿Vino desde Hogwarts solo para alabar mi casa? —preguntó agresiva, de brazos cruzados y con desconfianza, sin ocultar su antipatía hacia el director—

Él ignoró el irritado modo de hablar de T/N, se limitó a sonreír en respuesta, sabiendo que ese gesto sería más exasperante para su anfitriona que cualquier palabra. Pese a no querer recibirlo, T/N invitó a Dumbledore a la sala de estar, no quería correrlo tan descortésmente sin justificación. Al verlo, Harry casi salta de júbilo.

Harry: Profesor —saludó sonriente, contento de ver una cara amiga—

Dumbledore: Buenas noches, Harry —dijo amablemente, devolviéndole la sonrisa—

T/N: Temo que no podemos darle mucha charla, Director —dijo tomando asiento en su sillón individual, cruzó las piernas y miró a Dumbledore con la frente alta, desafiante— Nos estamos yendo a casa de los Weasley.