—¿Qué escuchaste? —gruñe Dmitry, mientras me amenazaba con el bate de beisbol.
Retrocedo en un intento inutil de escapar de él. Todo mi cuerpo tiembla, preso del pánico. No puedo explicarlo, pero al ver sus ojos comprendo que es un león y yo una gacela.
—N-n-no diré nada, lo j-juro —tartamudeo, sin saber exactamente a quien le diría o porque esta información es importante—. Po-por favor, no me gol-gol-golpee...
—¿Qué escuchaste, Siem? —repite apretando más su mano en el bate—. No me obligues a romper tus lindos huesos para que hables.
No comprendo nada. Ya tengo muchísima información que podría hacer que lo detengan y lo encuentren, ¿cómo es posible que esto puntualmente importe? Además, ¿cómo supo que estaba viendo justamente ese programa en ese momento?
—Y-yo solo... —no podía articular las palabras.
Comienzo a llorar demasiado fuerte, pero eso no parece ablandarlo.
—V-vi la conferencia. —explico y acto seguido me cubro temiendo que me golpeara.
Para mi sorpresa, Dmitry suelta un suspiro y tira el bate a un lado.
Lo miro, mientras el se rasca el cabello preocupado y mira al suelo. Parece demasiado preocupado.
Sobre su hombro, no puedo creer lo que estoy viendo, la puerta esta abierta.
No pienses más, solo corre.
No debería intentarlo de nuevo, sé demasiado bien las consecuencias pero quizá... Me tienta la idea de volver a ver a mis padres, de estar junto a mi familia y regresar a salvo. No puedo pensar en otra cosa más que la felicidad que les daría que pueda estar con ellos esta misma noche. Pensando en eso, saco el valor.
Salgo corriendo de allí, paso junto a Dmitry y comienzo a subir las escaleras con la mayor rapidez que puedo. Sé que él se queda completamente sorprendido de esto, pues no escucho que me este siguiendo por el momento.
No debes fallar esta vez. No otra vez. Esta vez, no te quedes quieto, debes correr, Siem. Solo corre.
Al llegar al fin de las escaleras, veo que me encuentro en otra casa. No tengo el suficiente tiempo de analizar correctamente donde estoy, solo miro para todos lados buscando la salida.
—VEN AQUÍ PEDAZO DE MIERDA —grita detrás de mí Dmitry, mientras que sube a toda velocidad.
Veo la puerta que da hacía afuera, tiene una ventana en ella por lo que puedo ver que hay una carretera a lo lejos. No lo pienso demasiado, corro hasta ella, la abro y salgo disparado. Me encuentro en un jardín delantero, el cual recorro lo más rápido que mis piernas permiten. Mi corazón esta totalmente agitado. Parece que estoy en el medio de la nada, no veo ninguna casa cerca, solo veo campos rodeados de vegetación y la carretera.
Ahora la teoría de la gacela es más fuerte, debo ser más rápido que el león que viene detrás de mí para cazarme.
Parece que la suerte esta de mi lado, pues veo que a lo lejos se acerca una ranchera. Salgo en dirección a esta, agitando los brazos para que pare. Me coloco delante de la ranchera y el granjero que la maneja frena de golpe. Mi mente se nubla y de golpe olvido que tengo que hacer. El hombre se baja totalmente molesto, pero en instantes su expresión se relaja y se transforma a una preocupación casi atemorizante.
—T-tú eres el príncipe desaparecido. —dice.
Intento explicarle que debemos irnos pero...
Primero escuché el enorme estruendo y de golpe veo como una bala se instala en su frente.
Mi respiración se frena y siento que el mundo se derrumba.
El hombre me queda viendo, su boca se mueve unos segundos mientras que la sangre gotea por su cara y sus ojos demuestran un terror que jamás vi. Intenta llevarse una mano a la frente, más cae rendido delante de mis pies. Comienzo a gritar y retroceder marcha atrás, hasta que choco contra algo, o más bien alguien.
El brazo de Dmitry me rodea, intento luchar pero con su mano desocupada coloca el arma en mi cabeza.
—Mira lo que me hiciste hacer, maldito hijo de puta. —me gruñe en el oído.
Siento ganas de vomitar, jamás en mi vida había visto morir a alguien.
—Vamos a subirnos a esa puta mierda de ranchera y vamos a volver a la casa, ¿entiendes? —me dice acariciándome con el cañón del arma.
Intento luchar y liberarme. Lo golpeo como puedo, intentando herirlo de alguna forma y poder huir.
—SUELTAME, RUSO DE MIERDA —grito, en un intento de que alguien me escuche, pero sé que eso es imposible.
—Como quieras. —susurra.
Golpea el cargador en mi nuca y no tardo en desmayarme.
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El segundo infierno
Random"Si alguien puede escuchar mis gritos, por favor sáqueme de las garras de este psicópata" Siem siempre estuvo rodeado de lujos, vivió una vida donde el mayor de sus problemas era sonreír ante las cámaras. Ahora, despertando en una especie de habita...