Hija

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Ahora estaba apunto de entrar a aquella casa para "cuidar" a uno de los grandes narcos del momento, Rafael Caro Quintero, realmente no comprendía bien lo que tenía que hacer, pero era la primer cosa que Miguel me pedía así que la trataría de hacer lo mejor posible. Se escuchaban voces a través de la puerta, así que decidí entrar.

Mire a un hombre que estaba sentado frente a mi padre y este fumaba mota. Se dió cuenta de mi presencia y levantó su cuerpo para acercarse a mi con una sonrisa.

-Supongo que Félix me mandó un regalito.- Me tomo de la cintura y acerco mi cuerpo al suyo.

-No mames, pendejo. Suelta a mi hija, cabrón.- Dijo mi padre para después levantarse e ir hacía dónde nos encontrabamos. -Hola mija.

En la cara de Rafa se podía notar su desconcertación y confusión por la situación, así que solo quitó su agarre de mi cintura y se me quedó viendo. Siempre pensé que el no era feo, todo lo contrario, el era lindo e incluso podría decir que parecía amigable.

-Pero nmms Neto, ella está chula y pues tu...- Dijo Rafa aún teniendo toda su atención en mi.

-¿Yo qué, pendejo?- Ahora la vista de el moreno estaba en mi padre.

-Nada, pero ¿cómo te llamas, bonita?- Nuevamente su atencion estaba en mi y ahora tenía una sonrisa que adornaba su rostro.

-Me llamo (--).- Dije devolviendole la sonrisa; así que mis sospechas eran ciertas, el era bastante amigable y mucho más atractivo en persona.

-Tú nombre es tan lindo como tu.- Ese piropo hizo que soltará una sonrisa, además de tornar un ligero sonrojo en mi cara.- Yo me llamo Rafael, mucho gusto.- Tomo mi mano y la beso.

-Bueno ya déjala, marihuano mañoso.- Dijo mi padre quitando mi mano de la suya.- Ay mi niña, ¿estás segura de que te quieres quedar cuidando a este?- Me dedico una mirada de preocupación.

-Estoy segura papá, y tranquilo no voy a hacer nada.

-Es que no lo digo por ti, lo digo por este pelado.- Dirigió su mirada a Rafa.

-Prometo no hacer nada por ahora, solo si me la prestas para una cita.- Dijo Rafa con una sonrisa descarada en sus labios.

-Señor Neto, ya llegó el auto por usted.- Entro un señor que parecía ser empleado de mi padre.

-Ni se te ocurra hacer nada, pendejo. Ya me voy mija, te cuidas mucho.- Tomo mi rostro en sus manos y dejo un beso en mi frente, para después salir por la puerta principal. Y así en un rápido instante me quedé solo junto a Rafa en aquella casa.

Rafa se sentó en uno de los sillones que estaban en la sala, volvió a tomar uno de porros que estaban en un cenicero y comenzó a fumar. ¿Realmente yo lo tenía que cuidar?, no parecía a alguien que hubiera cuidar, incluso en esta escena parecía que el me estuviera cuidando.

-¿Cuántos años tienes, chula?- Pregunto Rafa.

-Tengo 19.

-Dijo Félix que querías entrar a este negocio ¿realmente estás segura?- Aunque estaba firme en mi decisión, la actitud de Rafa me intimidaba y hacia que llegara a dudar.- Ven, bonita.

Hizo un espacio en el sillón para que me sentará y así lo hice, tome asiento junto a el; con su mano libre tomo de mi barbilla, haciendo que nuestros rostros estuvieran frente a frente y a pocos centímetros uno del otro.

-Por tu cara puedo llegar a decir que ni siquiera alguna vez has fumado mota.- dijo mientras soltaba el humo mi cara, y realmente el tenía razón, yo no tenía experiencia con las drogas pero yo supondría que eso no era obstáculo para trabajar en algo así.- Si estás conmigo ya no tendrías que trabajar, no estarías en riesgo, ¿te gusta la idea, linda?- Dijo con una sonrisa coqueta.

-No me gusta la idea y no me gustas tu.- Dije sonriendo burlonamente, claramente lo último era mentira; me parecía lindo y realmente en algún momento podría llegar a gustarme, pero pensar en la idea de no trabajar en lo que más quería y solamente ser suya no me parecía en lo absoluto.

-no te creo, tu cara parece decir lo contrario cuando me ves, chiquita.- Acerco aún más nuestros rostros, haciendo que nuestros labios se rocen de forma peligrosa.

¿Realmente podría llegar a caer en el juego de sus palabras y sus caricias? la respuesta si, claro que durante esta noche podría llegar a dejar que pasen muchas cosas y caer rendidamente en sus brazos, pero después podría cambiar de opinión ¿no? Y aunque tal vez esté jugando con fuego, no me importaría quemarme un poco.

Me tomó de la cintura haciendo que me sentara en su regazo, parecía admirar cada parte de mi rostro, así que tomo de mi mejilla y nos unió en un beso lento. No podía mentir esto realmente me estaba gustando. Así pasaron varios segundos hasta que él puso sus manos dentro de mi blusa y empezó a masajear mis pechos, logrando quela exitación entrara en mi cuerpo.

-¿De verdad no te gusto, bonita?- Pregunto con descaro, ya que el sabía la verdadera respuesta.

No respondí a su pregunta, así que el empezó a bajar sus besos hasta mi cuello, dejando marcas que talvez no se quiten en días y esa idea me exitaba aún más. Bajo de mi comenzaba a crecer la verga de Rafa.

-¿Solo con unos besos te estás exitando?- Pregunte para molestarlo.

-Si quieres que te empiece a tocar más solo tenías que pedírmelo, corazón.- Ahora su manos se dirigían a mi trasero mientras los tocaba a su gusto.

Así pasaron unos pocos minutos, entre besos y manoseos por parte del moreno. Hasta que se escuchó azotar la puerta principal haciendo que Rafa y yo nos separamos rápidamente.

-¡Patrón acá está su árbol de navidad!- Dijo Cuco entusiasmado mientras el y otros hombres cargaban un pino; hasta que nos vio juntos.- Ay, perdone patrón no sabíamos.

-"Ni sibiimis", no mames Cuco.- Dijo Rafa enojado por la interrupción del momento.- Déjenlo por allá.- Y así fue, los hombres de Rafa fueron a dejar el árbol.- Perdón por la interrupción, bonita; ¿En qué estábamos?- Dijo tratando de volver a la situación inicial.

-En nada, yo solo vine a cuidarte y ya.- Dije mientras me separaba más de Rafa.

-Entonces no te alejes y ven a cuidarme, muñequita.- Tomo de nuevo mi cintura para volver a acercarme a el. Nuevamente Cuco apareció interrumpiendo por segunda vez el momento.

-Oiga patrón.

-¿Ahora qué chingados quieres?- Dijo Rafa suavidando el agarre en mi cintura.

-Es que queríamos saber si iba a querer algo para cenar más tarde.

-Y ¿para eso me interrupes, cabrón?- Era realmente chistosa la escena, aunque sentía un poco de lastima por Cuco.

1132 palabras 🤓

¿Qué tal están chicuelos?
¿Les gustaría una segunda parte de esta historia?

Si les gusto pueden votar y comentar, me ayudaría bastante, en fin, besos en sus colas. 💋💋








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