Ꮺ ָ࣪ nuestra familia 𓂃

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–¿Esa tosa es nueta hemanita?

Hyeongjun frunció el ceño molesto pues creía que lo habían estafado con la "hermanita" que sus padres le prometieron.

–Etá muy chiquita... Así no me silve. – Cruzó los brazos pisando fuerte. –Alemás, es muy fea y se palece a Tae.

–Sí. Tiene lo mimo ojosh que Tae. – Dijo Mini tomando la mano de Jaemin.

El diseñador ladeó la cabeza confundido por las palabras de sus hijos, pero el que estaba más afectado era Taeyoung.

–¡Yo no shoy feo! Mis ojos shon bonitos. – Se quejó haciendo un puchero. Jaló la chaqueta de Jeno captado su atención en segundos. –Papi Ottori, ¿velda que yo shoy bonito?

–Sí, Tae. Los tres son niños muy bonitos porque nacieron de su papi Jaemin que es hermoso. – Sonrió conforme con su respuesta. Miró a Jaemin y le guiñó un ojo haciendo que el otro se ruborizara.

Zzopoo negó con su dedito.

–No. Tae ni tiene ojitos. – Dijo burlón abriendo sus ojos exageradamente.

–Solo tiene dos layitas. – Minhee se rio sosteniendo su pancita con una mano.

Tae no lo soportó más y le pegó en el brazo al rubio. Hyeongjun lo defendió empujándolo, haciendo que se cayera sentado. No conforme con eso, Mini jaló los cabellos del castaño y de paso también los de Hyeongjun, pero solo porque estaba cerca.

–¡HEY! ¡NO SE PELEÉN! – Gritó Jaemin desesperado por los gritos y golpes.

–¡YA! – Jeno alzó la voz pensando a quién tomar primero.

–TÚ ELES EL FEO. – Exclamó Tae apretando la nariz de Mini. El rubio sollozó sobando su pequeña nariz.

Jeno cargó al rubicito, tomó de la mano a Hyeongjun y alejó con su pie al castaño. Jaemin no podía ayudarlo porque estaba cargando a la recién nacida, pero también ayudó con su pie a retener a Taeyoung. Como regalo del cielo, Haechan llegó y sin pedir explicaciones, cargó a Taeyoung alejándolo del cabello de Hyeongjun.

–Sus hijos son todos unos guerreros. – Comentó entre risas viendo el rostro rasguñado del castaño.

Jaemin asintió resignado.

–No debí pelear con su papá durante el embarazo. – Resopló mirando de reojo a su esposo malabarear con Minhee.

Y es que a veces no sabía si tenía hijos trillizos o guerrerillos rebeldes. Tenía miedo de llegar un día a casa y encontrar a uno de sus hijos decapitado y lo peor, es que no era exageración. Sus hijos eran tremendos.

Haechan entrecerró los ojos. –¿Tú crees que sea eso?

–¿Por qué otra cosa sería? – Preguntó sarcástico. –¡Ya basta! – Gritó y los niños inmediatamente detuvieron toda acción. –Están castigados.

–Jaemin, tienen como tres años. – Habló Jeno. –No puedes...

–Te callas. – Espetó apretando los labios en una delgada línea.

Jeno asintió bajando la cabeza al igual que sus tres hijos. Jaemin tronó los dedos señalando el sillón color crema de tres plazas que había en la sala de espera

–Se sientan los tres ahí mientras su papá y yo vamos a ver a Ceren. – Ordenó. Su voz sonó tan firme que los niños no tuvieron otra opción que obedecer.

–Sí, papi. – Murmuraron.

Tomados de la mano se fueron susurrando una canción de cuna hasta llegar al sillón. Entre los tres se ayudaron a subir al sillón y una vez ahí, Jaemin les entregó un vaso entrenador con jugo.

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