Ꮺ ָ࣪ capítulo 26 𓂃

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–Yo choy su tío Woobin. – Dijo metiendo su cabecita entre los barrotes de la cuna. –Los vo a cuidal mientas que mi hemanito está con mi mami.

Estiró su manita alcanzando uno de los piecitos de Iskender, quien no dejaban de moverse en busca de atención. No lloraba pues su boquita estaba ocupada con el chupete de girasol. Aysun dormía a su lado abrazando un peluche de perrito con un chupete similar al de su hermano.

Woobin tenía como tarea principal vigilar a los mellizos y a su hermana Yesim. La pequeña Lee era la más tranquila; ella jugaba con unos animalitos interactivos con luces y sonidos. Aplaudía cada vez que el osito iluminaba su nariz o una nueva canción salía de la barriguita.

–Vamo a jugal, Yesim. – Habló gateando por todo el tapete de rompecabezas.

–Wo... Wo.

–¿Quiedes los calitos o los aviones?

La castañita señaló los pequeños autitos rojos. Woobin asintió dándole todos los carritos que tenía de ese color, sabía la preferencia de su hermana por ese color. Al principio Woobin se molestaba cuando Yesim tomaba sus juguetes, pero después de que Mark le enseñara que debía compartir, dejó de hacer corajes, porque él era el hijo obediente de papá Maku.

–Cuando quezcas vamo a il juntos a la escuela. – Dijo emocionado.

La bebé rio palmeando las mejillas de Woobin, éste solo sonrió para no llorar. Su hermana había heredado la fuerza de su mami Hae y con unas solas palmaditas llegaba a causarle un verdadero dolor, aun así, no decía nada porque era consciente que la menor no lo hacía con el afán de lastimarlo.

–Les traje unas frutas. – Dijo Hae entrando a la habitación.

Dejó dos tazones con fresas, mango, kiwi y manzana cortada en trozos pequeños. La menor de los Lee ya tenía un año y podía comer por sí sola algunos alimentos, usando sus manos en lugar de los cubiertos, entre éstos estaban las frutas.

La castañita gateó lo más rápido que pudo hasta el platito cogiendo un trozo de mango llevándolo a su boquita soltando un gritito feliz por lo dulce de la fruta.

–¿Te gustan los mangos, mi amor?

Yesim asintió masticando aún el cubito de mango.

–Mami.

–Dime, cariño.

–Mis sobinos no han llorado. – Dijo señalando la cuna. –¿Soy el mejor tío?

Haechan sonrío enternecido. Se acercó al corralito verificando que los mellizos estaban perfectamente bien y asintió besando la cabecita de su hijo.

–Eres el mejor tío, mi amor.

–Yesim no ha llorado y le presté mis juguetes. – Ladeó su cabecita. –¿Soy un buen hermano?

–Eres un buen hermano, el mejor.

Woobin sonrío satisfecho mirando hacia sus dos responsabilidades. Frunció el ceño recordando cierto detalle.

–No puedo cuidar de Renjun. ¿Cómo seré un buen hermano? – Bajó la cabeza formando un pucherito.

–Woobin... Bebé. – Lo llamó el mayor alzando su mentón con la punta de dos de sus dedos. –Eres un buen hermano, el que no cuides de Renjun no te hace malo. Tu hermano es mayor que tú~ muy mayor. Incluso tiene dos hijos... No puedes cuidarlo, pero puedes hacer otras cosas.

–¿Cómo cuáles?

–Pues... – Entrecerró los ojos por unos minutos sonriendo al tener una respuesta. –Estas cuidando a sus hijos. Eres muy educado y amable cuando vienes a su casa, siempre te acuerdas de llamarlo. Cada que puedes le compras un dulce... Esos son buenos actos que haces por él.

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