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Ꮺ ָ࣪ capítulo 11 𓂃

–Debemos hablar...

Jaemin lo miró con el ceño fruncido y negó repetidas veces con la cabeza. Continúo doblando su traje, le gustaba un poco el orden con su ropa sucia, en lo demás... Le daba demasiada pereza.

Logró convencer a Haechan de pagar por el abriguito y la mochilita de Woobin, aunque Hae también se ofreció ayudarle con los gastos de toda la ropa de los trillizos, después de todo su hijo había participado en el relajito y no precisamente era una pequeña cuenta. La fiesta terminó antes de lo planeado, nadie quería continuar en un ambiente lleno de tensión y menos luego de la pelea de los anfitriones de la fiesta o porque uno de los festejados dijo varias acusaciones a las parejas de sus amigos.

–¿Sobre qué? Tal vez sobre las atribuciones que te estas tomando con Defne o sobre lo idiota que te comportaste hace rato culpándome de todo lo que hicieron los niños como si tu no tuvieras también responsabilidad.

Jae entraba y salía de su cuarto hacia el de los niños recogiendo la ropa. Con suerte encontró un par de pijamas en sus pañaleras para poder quitarles su ropita de la fiesta, ya tenía planeado ir al día siguientes de compras y de paso a una estética infantil para arreglar el cabello de Taeyoung. Jeno lo seguía intentando hablar con él.

–Estamos hablando de tu descuido de los niños, Jaemin, no te salgas del tema. – Dijo caminando detrás de él. –¡Destruyeron un guardarropa de casi $500,000 libras! (cerca de $770,000 pesos mexicanos) El dinero no crece en los árboles.

–¿Crees que a mí me parece bonito? – Lo encaró en el pasillo. –Te recuerdo que también perdí mi tela importada de casi cien mil libras y plumas muy caras que no son nada fácil de conseguir. ¡Eran sintéticas de faisán, guacamayas y loros! No solo es mi culpa.

–¿De quién más? – Preguntó cruzándose de brazos. –Dejaste que Woobin los cuidara cuando era tu responsabilidad.

–Si tú me hubieras ayudado a cuidarlos otra cosa sería, pero preferiste estar en la fiesta como hombre soltero sin hijos.

–Estaba con mis padres. – Se excusó. –Además, los niños no querían estar conmigo, así que el que no los cuidó fuiste tú.

El rubio lo golpeó con un abrigo de Mini. Pasó a su lado entrando a la habitación que compartían, hizo a un lado las almohadas preparando su lado de la cama.

–Y volvemos con lo mismo, Jeno. Yo siempre tengo la culpa, a mí no me tienes consideración, pero a los demás sí. ¡Sobre todo Defne!

–No empieces con tus estúpidos celos. Solo trato de ser un buen cuñado... La niña perdió a su madre y hacerte el duro con ella no le ayuda.

–A JEONGIN LO ABANDONASTE. – Exclamó furioso arrojándole una almohada. –¿¡CÓMO PUEDES HABLAR DE SER UN BUEN CUÑADO!? ERES UN HIPÓCRITA.

–¡ESTABA SUFRIENDO POR TI!

–PERO PORQUE NUNCA QUISISTE CREERME. TODO LO QUE TE DIGO NO TE IMPORTA.

–Sí me importa, y ya deja de gritar, me duele la cabeza.

Jeno se sentó en la cama para quitarse los zapatos. Jae lo empujo tirándolo de la cama.

–NO TE QUIERO AQUÍ. ¡INFIEL!

–ESTÁS MAL DE LA CABEZA. NUNCA TE HE ENGAÑADO.

–¡DEJA DE GRITARME! – Entre lágrimas ayudó a Jeno a levantarse, pero solo para sacarlo del cuarto. –No quiero dormir bajo el mismo techo que tú. Vete de la casa.

–Bien. Tengo suficiente dignidad como para irme con la cara en alto porque sé que no hice nada malo.

–Lárgate a otro lado a decir tus mentiras. – Señaló las escaleras.