Ꮺ ָ࣪ capítulo O2 𓂃

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Un lindo y tierno pelinegro vestido de vaca pinta entró corriendo a la cocina, visualizó a su api cachorro de trasera cerca de la estufa y corrió a abrazar las piernas de éste.   

–¡API! – Exclamó feliz agitando un papel en su manita derecha. –To~ma.   

–Hola, Tae. – Para Jeno los tres hablaban igual y a veces no distinguía quién le hablaba, y menos ahora que lo tenía entre sus piernas donde no podía ver bien su carita.   

–¡No! Toy~ Poo. – Asomó su carita a un costado de las piernas de su papá.   

Jeno bajó la flama de la estufa y con cuidado se giró para cargar a su hijo ganándose muchos besitos del pelinegro de ojos grandes.   

–Es cierto, bebé, tú eres Zzopoo. – Rio acomodando el gorrito de su trajecito. –¿Qué tienes ahí, bebé?   

–Toma~ lompí. – Hizo un puchero dejando caer su cabecita en el hombro del mayor.   

–¿Qué rompiste, mi amor?   

–Nuestro precioso torbellino rompió la computadora de mi oficina junto con mi celular. – Comentó Jaemin entrando con una "vaquita café" de cabellos castaños en brazos siendo seguido por una "vaquita negra con manchas blancas" de cabellera rubia. –Yo pagaré la mitad de los gastos y tú la otra mitad.   

–¿Él la rompió? ¿Cómo pudo hacer eso? – Miró al menor que jugaba con su oreja.   

–Tomó todas mis cintas y las enredó en la computadora, ya te imaginarás el resto, – Dejó a Tae sentado en la isla para agarrar un plátano y dárselo a Mini. –Ah, se me olvidaba decirte~   

El pelinegro lo miró con un poco de preocupación en el rostro.   

–Minhee le pegó a Tae con una cinta de cuero. – Acusó viendo de reojo al pequeño que se sentaba en el piso a comer su fruta. –No le dejó marca porque no tenía suficiente fuerza, pero te lo digo por si luego Tae lo recuerda y acusa a su hermanito.   

–Sí, no hay problema. – Sonrió moviendo la sartén. –¿Qué haremos con éstos niños, Nana? – Puchereó bajando a Hyeongjun que ya estaba impaciente por comer lo mismo que el rubio.   

–Qué podemos hacer más que cuidarlos y amarlos. – Se encogió de hombros sentándose en un taburete sin quitar la mano de la pierna del castañito con la intención de no dejarlo caer. –Queríamos hijos, pues ahí los tenemos.   

–Sí, tienes razón... Mañana déjalos con las niñeras en la mañana y yo vendré por ellos a la hora del almuerzo.   

–Está bien. – Murmuró. –Quiero estar con ellos el mayor tiempo posible, no me gustaría que más grandes me odien por haberlos hecho a un lado y darle más importancia a mi trabajo. – Peló otro plátano dejándolo en las manitas de Hyeong.   

–Sultán, no los estás abandonando, mi amor. – Habló acercándose al rubio para abrazarlo. –Nosotros los amamos y queremos lo mejor para ellos, que las niñeras cuiden de ellos no va a cambiar la atención y el amor que les tenemos.   

–Lo sé, Jeno, pero...   

–Pero nada, mi amor. – Sonrió antes de besar castamente a su esposo. –Las niñeras van a cuidarlos de lunes a viernes y los sábados de vez en cuando. Vendremos, los dos, a casa para el almuerzo y después regresaremos a trabajar; haremos nuestro mayor esfuerzo para estar temprano en casa y los fines de semana nos haremos cargo de ellos. ¿Qué te parece?   

Jaemin lo pensó, él en verdad amaba estar con sus torbellinos, pero estaba atrasado con la próxima colección y tenía que terminar unos diseños antes de viajar a Italia, necesitaba tiempo a solas para todo lo que tenía por hacer y sus bebés no ayudaban, menos ahora que rompieron su computadora y tardarían dos días en entregarle todo lo que recuperaron de ésta.  

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