CAPÍTULO 12: ADORABLE

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Ya en la casa Luigi le dijo a Mario que su castigo se lo daría cuando menos se lo esperara, pero lo que el pequeño no supo era que Mario sería el que comenzaría el castigo.

Tras una ducha Mario se escondió detrás de la puerta de su dormitorio esperando a que Luigi saliese únicamente con una toalla envolviéndole de la cintura y así fue. Cuando Luigi iba a entrar en el baño Mario le sorprendió tapándole los ojos.

L: “¿Qué haces Mario?”

M: “¿Quieres que empecemos ya el castigo?”

L: “E-espera a que me duche…”

M: “Cuanto antes mejor Luigi.” Empezó a lamerle el cuello a lo que Luigi respondió con un jadeo. “Soy un chico muy malo, ¿verdad?” Pasó su mano por su pecho deteniéndose en una de sus tetillas. “Te vuelve loco, ¿eh?” Dijo observando como el pene de Luigi se le ponía duro por debajo de la toalla. “No digas que no es verdad Luigi. Porque yo…” Se le acercó a su oreja y susurró. “Sé dónde te gusta.”

Ahora Luigi solo era guiado por su lujuria despertada ante las palabras de Mario a pesar de no saber qué era esa emoción que le controlaba. Se llevó a su hermano a su cuarto, lo tumbó en su cama y se retiró su toalla.

L: “¿Lo quieres ya? Porque has logrado que ya quiera saborear tu leche.” Le retiró su toalla dejándole ver su erección. “Guau Mario… es… precioso.”

M: “M-me… me doy asco. El tuyo en una obra de arte, y el mío es deforme y nada apetecible.”

L: “N-no digas eso. ¿Sabes? He visto y comido canelones, pero delante de mí tengo al canelón más tierno y hermoso del mundo. Y… y es todo para mí.” Se sonrojo por lo que acababa de decir.

M: “*¿Acaba de decir que mi pene se parece a un canelón?*”

L: “V-voy a empezar… S-si… si te hago daño a algo… avísame, ¿vale?”

La mano de Luigi temblaba debido a los nervios que tenía ya que jamás se imaginó tocando el pene de otro hombre y ahora iba a pasar. Tomó el tronco del pene de Mario y lo sintió suave y cálido, y con eso el miedo comenzaba a desaparecer. Acercó su rostro a la erección de su hermano, sacó su lengua y con la punta de la misma lo lamió un poco.

L: “*S-sabe un poco mal.*” Pasó otra vez su lengua repartiendo diversas lamidas. “*Ahora está mucho mejor.*”

M: “*Pobrecito. Se nota que es su primera vez.* Así Luigi, así. Tú ve a tu ritmo campeón.”

Ya acostumbrado del todo al sabor Luigi respiró hondo y se metió de golpe el pene de Mario. El mayor, al tener su erección dentro de la cálida y mojada boca de su hermanito, soltó un grito de placer. Ahora Luigi necesitaba acostumbrarse al tamaño, por lo que comenzó subiendo, lo que hizo que Mario temblase de placer. Sabía que era su oportunidad, así que volvió abajo y otra vez para arriba.

L: “*Es… le gusta… Pero no sé por qué a mí también.*”

M: “*¡Está pasando! ¡Luigi me está haciendo una mamada!* ¡No pares, se siente genial!”

L: “*¿E-enserio?... En ese caso…*” Luigi aumentó la velocidad logrando que Mario se acercase más al orgasmo.

M: “¡S-si… m-más! ¡Y-ya casi estoy a punto de…!” No sabía por qué, pero Luigi sintió la necesidad de meter uno de sus dedos en la entrada del mayor. “¡AH!” Gemidos y solo gemidos de dolor y placer era lo único que salía de la boca de Mario.

No se esperaba que Luigi llegase a ese punto, no cuando se prometió a sí mismo que jamás tocaría la entrada de su hermanito pequeño por miedo a que su inocencia muriese, como si con tan solo un dedo ya lo hubiese desvirgado. El dedo de Luigi salía y entraba a un ritmo suave temiendo si aumentaba la velocidad podría lastimarlo, pero eso no quitaba que el mayor lo disfrutaba. No sabía que se sentía así de bien.

M: “¡Ah, Luigi!” Se aferró a sus sábanas sintiéndolo. Sentía que ya quería salir. “¡M-me… AAAAAHHHH!”

Ya no podía contenerlo más. Su semen llenó el interior de la boca de Luigi en grandes cantidades sin importar que jamás hubiese degustado ese líquido. En su mente Luigi estaba confundido, sin saber qué hacer, si debía de escupirlo o tragárselo, pero si lo escupía entonces el “castigo” no se podría cumplir. 

Se sacó el pene de su hermano de su boca y su dedo de su entrada, respiró hondo y se lo tragó. Degustó un poco y le dio su veredicto.

L: “C-creo que… con esto ya voy cenado, ji, ji.” Dijo con esa sonrisa angelical.

M: Abrió los ojos, aun presa del orgasmo. “Lo sé… tengo un sabor asqueroso, como yo.”

L: “¡No, no! ¡S-si está rico! Por favor, no digas que eres asqueroso. Sabes bien que me pone triste que te insultes.” Dijo poniendo ojitos de cachorrito.

M: Se sonrojo. “*¡ES UN ÁNGEL!* S-si tú lo dices… lo siento bro. Dime, ¿qué te ha parecido?”

L: “Ha dado un poco de miedo al principio, pero luego mi cuerpo se dejó llevar. Perdón si te hice daño bro. Yo jamás había hecho esto, ni sabía que estos juegos existían.”

M: “Oh angelito.” Luigi se sonrojo ante esa palabra. “No es culpa tuya que no lo supieras, y no te preocupes, no me has hecho ningún daño.”

L: Suspiró. “Menos mal. Creo que ya estamos en paz entonces.” 

M: Al ver que Luigi no se levantaba preguntó. “¿Estás bien?”

L: “¿Puedo… tumbarme un ratito contigo?”

M: “Claro que sí, venga acuéstate.” Luigi obedeció y se tumbó boca arriba junto a Mario. “¿A qué te gustó?”

L: Solo apartó su vista a otro lado para que así Mario no viese su cara roja. “S-s-si…” 

M: Ante la respuesta de Luigi Mario no pudo evitar sonreír por la dulzura que transmitía. “Eres adorable.” Volvió su vista y Mario aprovechó para darle un tierno beso en su frente. “Nunca cambies hermanito.”

Lo que parecía una lección al final resultó en un acto que reforzó aún más la confianza de los gemelos, en especial para Luigi. Ambos se echaron una siestecita para reponer fuerzas y después, por separado, se ducharon.


Bueno, ¿Valió la pena la espera?

No os preocupéis, que esta historia aún no ha acabado. Queda el lemon bien rico 🌚

Nos vemos 💕






Leche (Mario x Luigi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora