Ay, las mañanas, las mañanas. A decir verdad, aun no estoy segura si las amo o las odio.
Me levanto, y casi con los ojos cerrados, salgo de mi habitación, para bajar a la cocina a tomar agua. Desde el pasillo escucho voces en la sala y estoy segura de son papá, mamá y el tío Román, hablando de algo, así que no me preocupo por mi apariencia de recíen levantada.
Para mi sorpresa, cuando llego a la sala me doy cuenta de que allí está Lucian, sentado en el sofá, jugando con mi pequeña Vainilla lo cual me sorprende. Y no sé qué me sorprende más, sí que Lucian esté en mi sala o que Vainilla le permita jugar con ella. Su madre y su hermano menor también están aquí.
Cuando se dan cuenta de mi presencia, todos los ojos se ponen sobre mí, excepto los de mamá. Siento mucha vergüenza ya que estoy tal cual me levanté de la cama.
—¡AHH, cariño! Justo iba a llamarte para que bajaras. Déjame presentarte a los hijos de Cat... -—dice mamá cuando se percata de mi presencia. Cuando me mira se queda callada, con los ojos muy grandes—. Ven, cariño, arreglaré el desastre que te dejó ese boiler que te acaba de explotar.
Ya sé, ya sé. No solo mi cabello es un desastre, todo de mí lo es. Siento que la cara me arde de la vergüenza. Mi madre y yo entramos al baño y ella me arregla el cabello con unos sujetadores. Hacía mucho que no acomodaba mi cabello, había olvidado lo lindo que se ve.
—Bueno, ahora sí —se emociona mamá, tomándome de los hombros—. Él es Richie el hijo menor de Cate y él es Ashelf, el mayor. ¡Son casi de la edad, cariño! —Señala a ambos y luego me mira con una gran sonrisa.
Miro un momento a Lucian, ¿se llama Ashelf? Nunca lo ha mencionado así que me parece extraño. aunque bueno, él no habla mucho... ¿Que podía esperar? Miro al hermano menor de Lucian, es muy parecido a su madre, incluso tienen el mismo color de cabello. Cate tiene el cabello castaño claro, casi rubio, con ojos color avellana. Ambos son idénticos.
—Un gusto, Richie. Hola, Lucian. Hola, Cate —Saludo.
Lucian sólo me saluda con la mano, tiene una expresión de fastidio. Estoy segura de que su mamá lo arrastró a venir a mi casa. Richie ni siquiera responde ni me mira, sólo mira su teléfono.
—Hola, querida, que gusto verte —contesta Cate, con una sonrisa.
—Gracias, para mí también es un gusto. —Le sonrío amigable.
—Los invité a desayunar porque es sábado y estamos muy solos por aquí, aparte ella me dijo que tenía un hijo de tu edad y quise que viniera para que fueran amigos —comenta mamá, de verdad está emocionada.
—Ya nos conocemos, mamá, cuando entre a trabajar y, ¿desde cuándo desayunamos en esta casa? —Me siento en el sofá.
Cate voltea a ver a su hijo, con mucho asombro. Lucian me mira y voltea los ojos.
—Que bien. Entonces, nosotras vamos a organizar el desayuno, ustedes... Pueden ver una película, escuchar música, o lo que quieran. Les avisaremos cuando el desayuno esté listo —Ignora por completo mi pregunta y le hace una seña a Cate, pero antes de marchase me sonríe, mira a Lucian de una forma extraña y se da la vuelta.
—¿Qué película quieren ver? —pregunto poniéndome de pie para buscar el control de la tv.
—Linda pijama —se burla Lucian, sin mirarme, aun jugando con mi linda Vainilla.
Yo siempre uso un pijama mameluco de un oso polar o cualquier otro animal. No me avergüenzo de ello. Me encanta.
—Ya lo sé. —No hago mucho caso a su tono burlón y me pongo la capucha del pijama, tratando de no arruinar mi cabello—. Entonces, ¿qué película?
—Quiero salir de aquí. —Se pone de pie—. ¿Vienes conmigo?
—¿Yo? —Me señalo a mí misma.
Era obvio que me lo decía a mí, pero me sorprendió.
—Claro que tú, tonta. Podría irme solo, pero mi madre me matará por irme. Si te llevo a ti como rehén, estaré a salvo. —Lo dice tan serio y natural que da miedo.
—Tonto. —ruedo los ojos—. Está bien, vamos, sólo iré a lavarme los dientes y cambiarme. ¿A dónde iremos?
—Cuando te cambies te lo diré, ese oso horrible me mira. —Señala con la cabeza.
Hago mala cara y subo rápidamente para alistarme.
Es muy temprano, no he tomado agua, hace frío y no sé que ponerme.
Al final, me puse ropa térmica en conjunto y bajé rápido, pero cuidadosa para que mamá no se percatara de nuestra fuga. Sé que no le hará mucha gracia que arruinemos su desayuno perfecto, que obviamente ansió comer, porque, aunque no esté acostumbrada a desayunar, amo la comida de mamá. Bueno, toda la comida en general. Y honestamente yo siempre despierto con hambre, pero mi pereza siempre es más grande.
—Estoy lista, vámonos antes de que noten que nos estamos escapando —susurro.
—Pareces una delincuente en fuga —Puedo notar la burla en su tono de voz.
—Nunca hago cosas como estas, mis hermanos dicen que soy muy buena para ser una Gagnon. —Me encojo de hombros—. Ya vámonos.
—¡Ahí viene tu madre! —grita.
Pego un brinco. Él se echa a reír. Quiero enfadarme por su broma, que casi me causa un infarto, pero, me pierdo viendo como las comisuras de sus labios se curvean, permitiendo ver su dentadura blanca, que deja resaltar sus prominentes colmillos y la manera en que sus ojos se achinan... Cuando sonríe parece un niño pequeño, definitivamente otra persona.
Debería sonreír más seguido, su sonrisa es muy bonita, es mejor que esa cara de amargado que siempre tiene, con el ceño fruncido.
Él se percata de mi admiración. Al parecer no le agrada, porque se pone completamente serio, y no es la primera vez que lo hace.
—Bueno, vámonos —ordena caminando a la puerta.
—¿Ya me dirás a dónde vamos? —pregunto siguiéndolo.
—Te diré cuando lleguemos.
Quise protestar, pero ya sé que no me lo dirá, así que solo lo sigo en silencio.
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El Chico De La Parada De Autobuses (EN EDICIÓN)
Teen Fiction¿Por qué tengo tanta curiosidad por ese chico? Conoce la historia de Adhaní. Una chica de 19 años, con una vida tranquila y un romance perfecto, hasta que se muda a Milton. Descubre cómo cambia todo cuando conoce a Lucian, el chico de la parada de a...