CAPÍTULO 18

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En casi todo el camino a casa de Lucian guardamos silencio

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En casi todo el camino a casa de Lucian guardamos silencio. Yo, porque estaba nerviosa y Lucian Bueno, porque es Lucian.

Antes de cualquier cosa necesito respuestas. Una disculpa, sobre todo, una explicación a su comportamiento tan grosero, y claridad.

Al llegar a su casa giré la cabeza para dar un vistazo a la mía, esperando que nadie estuviera afuera viendo como entraba a la casa de Lucian. Una vez segura que no había nadie, me reincorporé.

—Entra —me invita al abrir la puerta—. Puedes dejar tu chamarra allí. —Me señala el perchero de color caoba que está en la pared, a solo unos pasos de la puerta.

Por dentro la estructura de la casa es muy igual a la mía, lo que cambia es la decoración. Las paredes son color blanco. En la pared de la entrada hay muchos cuadros con fotos, los cuales me detengo a ver un momento.

—¿Quién eres tú y quién es tu hermano? —pregunto señalando un cuadro.

—El de la izquierda soy yo —responde poniéndose a mi lado.

—Vaya, de verdad eran idénticos —me sobresalto cuando me percato de algo importante— ¡ERES RUBIO!

—¿Por qué gritas? —reclama afectado, como si lo hubiera asustado, lo cual hace que me empiece a reír y él pone los ojos en blanco—. Sí, soy rubio.

—Te queda bien el negro —respondo cuando puedo calmar mi risa, volteando a verlo. Él se encoge de hombros.

—Vamos arriba —ordena empezando a subir por las escaleras que pasan por la sala, justo como las mías.

Lo sigo, viendo todos los cuadros de fotos que cuelgan también en la pared de las escaleras. Hay demasiadas fotos familiares. Fotos de los padres de Lucian juntos, fotos de Lucian y su hermano gemelo de pequeños, fotos de Richie, fotos de Lucian y su hermano gemelo en sus graduaciones, fotos de Lucian y sus dos hermanos, fotos de Lucian con un par de ancianos... Un sin fin de fotos.

Al terminar las escaleras, llegamos al pasillo en donde hay cinco puertas, tres de ellas tienen nombre: Ashelf, Ashlen y Richard. Me quedo allí parada y Lucian camina hasta la puerta con el nombre de "Ashelf".

—¿Te quedarás allí? —pregunta, tomando la perilla de la puerta, mirándome.

—¿Y tu mamá? —indago, caminando lentamente hacia él.

—Está trabajando —responde, abriendo la puerta.

—¿Y tu hermano? —Entro a la habitación.

—En su habitación, seguramente —contesta encogiéndose de hombros.

Di un suspiro de alivio. De alguna manera me pone nerviosa pensar que podríamos estar solos en su casa, pero más que nada, en su habitación.

Al entrar a su habitación examino todo. Creía que su habitación sería como la de los chicos de las películas. Ese chico que parece malo y piensas que su habitación es un desastre, pero en realidad resulta ser un chico ordenado y cuidadoso. Definitivamente con Lucian no es así. 

El Chico De La Parada De Autobuses (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora