Capitulo III: Santa Madre, es Charles Leclerc

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Frente a mí, estaba uno de los pilotos más famoso de la Fórmula 1, quien también corría con una de las escuderías más famosas. Charles Leclerc estaba enfrente de mí y su auto volcado en mitad del camino.

-Santa Madre, eres Char-Agarre su brazo y la aleje de allí antes de que digiera otra palabra.

-¿Es Charles Leclerc, lo viste?

-Sí, tenemos que hacer como que no lo conocemos-En el momento que dije eso, su mirada cambia a una confundida.

-¿Por qué?

-Si se entera de que sabemos quien es, está la posibilidad que no nos deje ayudarlo por miedo a que le digamos a la prensa-Mi mente pensaba que hacer, pero nada venía a ella.

-Pero un médico tiene que verlo, a lo mejor este herido.

-Mi mamá es doctora, desde pequeña me preparo para este tipo de situaciones, puedo hacerle un cheque rápido y si no veo nada grave, no habría razón para llamar a la ambulancia.

Ella asintió con su cabeza y me entrego el botiquín de primeros auxilios, juntas nos encaminamos hacia él, pero una llamada la aparto de mí. Tome un respiro profundo y me posee enfrente de él.

-Eres doctora?-Su pregunta me sorprendió, a lo que negué con mi cabeza y le sonreí-Mi madre es doctora y me enseño un par de cosas, voy a revisar que no necesites ir al hospital y después curaremos tus heridas.

Él solo asintió con su cabeza y me dejo hacer mi trabajo. Charles estaba en perfecto estado, solo unos moretones y unas cortadas que no eran graves y solo sería cuestión de usar unas banditas.

-Nunca nadie había curado mis heridas con tanta delicadeza-Comento riendo, lo cual hizo que soltara una risa también, porque lo que decía no era mentira, los paramédicos no se esforzaban tanto en ese sentido-Entonces me alegra ser tu primera vez.

El no despego su mirada de mí, lo cual me ponía más nerviosa.

-Tú y yo nos conocemos?-Pregunto con una sonrisa.

Veras mi querido Charles, compito con tu hermano en formula dos.

-No creo, nunca te he visto.

La peor mentira que habría poder dicho, termine mi trabajo y Olivia se acercó a nosotros.

-Quieres que te llevemos a tu casa-Olivia fue la primera en preguntar.

-Llamaré a un amigo y él vendrá por mí, de verdad gracias por lo que habéis hecho.

No estaba del todo convencida si dejarlo allí, pero a los minutos, su entrenador llego y nosotras nos pudimos ir en paz, en el camino a casa Olivia y yo acordamos no comentar nada a nadie, como si esto no hubiera pasado nunca.

Sentí un alivio cuando no me reconoció, usualmente los pilotos de F1 y F2 se encuentran mucho, pero yo trataba de evitar eso en el mayor aspecto y ahora tendría que hacerlo más, hasta que pasara un tiempo y él olvidara mi cara.

Al llegar al hotel, lo primero que hice fue darme una ducha y dormir, la carrera seria al día siguiente y sentía la ansiedad apoderarse de mí.

DOMINGO

(DIA DEL GP DE BAREIN)

Podría decir que el desayuno no es la mejor parte del día, pero estaría mintiendo, un buen desayuno siempre suele ponerme de buen humor y eso era lo que había pasado hoy.

Faltaba solo una hora para que la carrera comenzara y mi corazón latía desesperado, la emoción que sentía era grande y no podía contenerla.

La hora de la carrera llego y los monoplazas ya estaban en la parrilla. El conteo de las luces y los gritos de las personas, todo eso se fue cuando las luces se tornaron verde y acelere.

Mi meta era llegar de primer lugar, aunque se me estaba haciendo imposible pasar al chico de presa.

-Chicos, creo que tengo un problema con el acelerador.

-Entendido, ten cuidado.

Solo dos vueltas, era lo que faltaba para llegar a la meta, pero entonces uno de los chicos de Presas se acercó tanto a mí que golpeo mi rueda y mi auto empezó a derrapar por la pista. Trate de frenar, pero me resulto imposible y termine estrellándome con algo.

Sentí mi cabeza, dar vueltas, un fuerte pitido en mis oídos, también podía escuchar como mi ingeniero me hablaba por la radio, pero no podía articular nada y de mi boca no salían palabras.

Así estuve por unos minutos, hasta que empecé a sentir que todo estaba volviendo a mejorar y fue cuando pude contestarles.

-Estoy bien.

Después de eso, me ayudaron a salir del auto y unos trabajadores me transportaron al motor home de mi equipo. La carrera terminó y los chicos de Presas ganaron, el que me había chocado había quedado en segundo lugar, el que era mi puesto.

Un grito salió de mis labios y puse de cuclillas con el casco en mis manos, un ingeniero se acercó a consolarme, pero yo no podía decir nada.

-Lo importante es que estás bien, Jules.

-Lo sé Johnny, pero perdí la carrera-Dije ocultando mi cara entre mis manos.

-Vendrán más carreras y lo harás increíble-Se fue de mi lado, ya que había sido llamado por otro de los mecánicos, dirigí mi vista hacia afuera y allí estaba él.

Charles.

Su mirada parecía estar confundida y sorprendida al mismo tiempo y justo cuando se iba a acercar hacia donde estaba, su hermano lo interrumpió dándole un abrazo. Aproveche ese momento para salir de allí.

La carrera de la fórmula 1 había sido un desastre si se podría decir así, 5 carros habían sufrido DNF, incluyendo el de Charles. Podía imaginar como se sentía, ya que yo estaba igual. Con tantos coches de seguridad la carrera se me hizo infinita, así que salía del garaje y me fue a un patio donde había unas sillas y mesas.

-Cuando te vi aquella noche, imaginé que serias de todo menos una piloto-Maldije para mis dentro al escuchar su voz, giré a verlo, seguía con su uniforme, pero esta vez como si le ponía al finalizar cada carrera, igual que yo.

-Qué pequeño es el mundo, ¿no?-Dije irónicamente a lo que él se echó a reír. Se acercó a mí y me tendió una bebida, la cual acepte sin problemas.

-Si te hace sentir mejor, el chico que te choco será penalizado-Dijo con su vista perdida. Por una parte, sentía alivio, ya que me había parecido una penalización.

-Perdí la carrera, después de estar 30 vueltas luchando para mantener el puesto, no sé si me haga sentir mejor.

-Investigue sobre ti-Gire mi cabeza en su dirección y lo mire con una ceja alzada.

-No sabía que te había gustado tanto-Él soltó una risa y negó con su cabeza.

-No soy un acosador, ni tampoco me gustas, solo quería saber que tan buena eras y resulta que mucho, aún tienes un gran camino por delante, así que no te presiones, Jules.

Escuchar mi nombre salir de sus labios, se sintió extraño en mi cuerpo.

-Como sabes mi nombre?

-Tengo mis métodos, Petit menteur.

Iba a replicar, pero paso por mi lado y solo me regalo una sonrisa antes de irse.

No podía creer que había caído en el efecto Leclerc.

...

Petit Menteur: Pequeña mentirosa.

Llegar a la metaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora