XV

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Y como era de esperarse... La vida continuó su curso y yo con ella.

Y aunque no había aceptado la propuesta de ir a terapia, había comenzado a intentar cuidarme un poco más, al final mi padre tenía razón y solo me tenía a mi misma.
El congelante invierno de Chicago me hacía recordar al de Alemania siempre.

—Hola–me dió un beso en la mejilla–¿Qué haces?
    Conocía esa singular alegría.
—¿Todo bien?
—¿Todo bien? Sí, ¿Tú todo bien?
—Hmmm–cerré mi laptop–habla.-entrecerré los ojos.
—¿Te acuerdas que Joe vendría a jugar a estados unidos?–asentí–juega en un equipo cerca de la ciudad y nos invitó al juego del día acción de gracias.-sacó dos pases de su chaqueta.
—¿En serio?–acepté el que me ofreció–es maravilloso pero...
—¿Pero?
—¿Y mi papá?–me enseñó el tercer pase–ah bueno.-suspiré aliviada.
—¿Eso es un sí?
—Sí, por supuesto. Nunca he ido a un estadio y me emociona mucho.
—Le voy a confirmar entonces, habla con tu jefa porque nos iremos a primera hora de la mañana el jueves.-se levantó feliz de la silla.

Por primera vez en un buen tiempo algo me emocionaba.

Mi padre y Luciano no hacían más que hablar del partido todo el tiempo y a toda hora.

—¿Emma?–escuché mi nombre desde el salón–¿Puedes venir un momento?
—Dime, pa.-llegué sonriendo.
    Pero su cara sería me hizo preocupar.
—Toma asiento.
—Así estoy bien, ¿Pasa algo? ¿Le pasó algo a la abuela?
—No–respondió de inmediato–no, no es eso.
—¿Entonces?
—Tu madre estará en la ciudad este fin de semana–sentí náuseas solo de escucharlo–el sábado temprano firmaremos el divorcio oficialmente.
—Vaya–sentía una falta de aire impresionante–yo... ¿Estas bien?
—¿Yo? Sí, ¿Tú?
—Sí... Sí, lo estoy si tú lo estás y si el divorcio es la solución para que no siga pidiendo dinero, créeme que estoy más que bien.
—Me gustaría que me acompañaras, ¿Crees que María acceda a darte el sábado libre?
—Yo creo que sí, aún no le he pedido el jueves pero seguro que también acepta.
—Esta bien–me sonrió–voy a estar en el despacho terminando de trabajar, más tarde vamos a cenar.-besó mi frente.

Esperé a mi amigo y se lo conté, aunque durante la cena también se lo dijo mi padre.

El lunes temprano pasaron a dejarme en la librería y ellos se fueron a su trabajo.

Toda la mañana me sentí inquieta, como observada.

—El cielo se está poniendo negro, ¿Será que se adelanta la nieve?
—Hmm–miré por la ventana–no creo.
—Tu papá me llamó–levanté las cejas–no seas tonta–su cara se puso roja como tómate–me pidió por favor que te diera la mañana del sábado libre.
—Ah claro, se me había olvidado.
—El jueves cerraremos, es acción de gracias y nadie se aparece por aquí.
—Me parece genial porque también te lo iba a pedir.
—Vaya.
—Pero entonces, ¿Tú y mi papá hablan mucho?
—¿Por qué no vas y limpias las mesas del segundo piso?–podía ver la pena apoderarse de la jóven mujer pelinegra–los estudiantes dejan todo regado.
—Tranquila, María, nada me haría más feliz que llamarte mamá.-me reí.
—¡Largo!–me aventó un trapo–shu Shu.

Riendo como loca subí al segundo piso de la librería. Sabía que ella y papá se entendían muy bien y también se ponían como adolescentes cada que se veían.

Mientras limpiaba recibí un mensaje.

Lucho ✨:  Vamos al cine hoy? Te compro nachos 😌
Emma: sí pero ya consiguete una novia 🙄
✨ Lucho ✨: uy no, la última me dejó fuera de circulación 🥲
Emma: yo escojo la película ok? No quiero morir de miedo como la última vez
✨ Lucho ✨: no tienen en cartelera ninguna película de Barbie:(

OCEAN EYES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora