XIX

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Entrar de la mano de Mick al paddock había sido una experiencia un tanto abrumadora, esperaba no sentirme así de observada el tiempo que me faltaba por pasar ahí.
Se notaba que había más gente que el día anterior, más cámaras, más movimiento.
Subí con él a su habitación y me senté en el pequeño sillón del rincón.

—Hoy vas a conocer a parte de mi equipo, te diría que te presentaré a mi jefe pero prefiero no hacerlo.
—¿Por?
—Esta loco y prefiero que no se entrometa en mi vida personal...–alguien llamó a la puerta–adelante.
—Buenos días.-saludó sonriente.
—Buenos días, Jack.
—Buenos días, chicos–dejó sus cosas en la mesa–¿Es cierto lo que dicen allá afuera? Todos quieren saber el nombre de la hermosa rubia que entró de la mano de Emma.
—Eres un imbécil muy grande.-se rió.
—Ah perdón, de la otra rubia sí claro... Todos quieren saber el nombre de la rubia que entró de tu mano, Mick.
—No tardarán en saberlo, las redes sociales son muy rápidas.
—La tranquilidad en tu voz me asusta el triple.-apunté.
—Te acostumbras, es mejor sino les prestas atención.
—Tiene razón, mientras no te enfoques en eso todo bien.
—¿Me enfoque en que?
—En los números que vienen después de la exposición, muchas se vuelven influencers.-encogió los hombros.
—Afortunadamente yo no soy las otras.-contesté con una pizca de molestia.
—Oh, oh, Jack–se burló–la hiciste enojar.
—No es mi intención...
—Déjalo así.
—Buenos...–irrumpió en la habitación–días, lo siento no sabía que estaban ocupados.
—Adelante Don–le hizo una señal con la cabeza–llegas en el preciso momento en el que iba a rodar la cabeza de Jack.
—¿Sí? Por fin.
—Basta ya, te ofrezco una disculpa si se malinterpretó mi comentario, Emma.
—Déjalo así en serio.
—¿De que me perdí?
—Mira Don–se levantó de la camilla–esta señorita de aquí es Emma, mi novia.
—Vaya por dios, entonces tú eres la famosa Emma.-me ofreció su mano.
—No sé si eso es bueno o malo.-dije con vergüenza pero acepté su saludo.
—Yo soy Don, me encargo de cuidar a tu muchacho...
—Mi preparador físico.-apuntó desde su lugar.
—Habla maravillas de ti, no creía que de verdad resaltaras como lo prometía.
—Basta o terminaré creyendolo.-sentía mis mejillas arder.
—Es mejor que lo creas, las chicas con altanería desfilan allá afuera pero tú tienes una chispa encantadora.
—Dime que me saqué la lotería.-levantó el pecho.
—Por poco y no pero sí.
—Ah bueno.-le levantó el pulgar.
—Lamento interrumpir tan precioso momento pero hay que trabajar.

Me quedé sentada observando como su preparador físico le hacía meticulosas revisiones, no tenía idea de la preparación tan estricta que llevaba.
Jack tecleaba en su laptop y organizaba cosas con mucha concentración.
Entre los tres me explicaron más detalladamente lo que se haría durante el viernes, los entrenamientos libres.

—No esperes verme entre los diez primeros, de hecho no esperes ni verme terminar la sesión.
—¿Por qué?
—El coche apesta–el ingeniero me informó–con milagros llegaremos al final del día.
—No sé que espera Guenther para mejorar el presupuesto.
—No mejorará nada, ese hombre lo único que sabe es maldecir y gritar.
—¿Guenther quién es?
—El jefe del equipo y un neurótico.

Me quedé asombrada, realmente tenía que ser un hombre malo para que hablaran así de él.
Los dos chicos salieron dándonos un momento a solas.

—Te miras muy guapo así.-lo abracé.
—Y tú te miras muy guapa siendo mi novia oficialmente.-acomodó mi cabello.
—Sé que lo haces pero ¿Quieres cuidarte ahí fuera? Me siento muy nerviosa sinceramente.
—Lo haré, te lo prometo.
—Gracias.
—Y no te sientas nerviosa, no podría tener un accidente sabiendo que me esperas aquí.
—No lo digas ni de broma.
—Te veré a la vuelta, ¿Sí?–asentí–mi mamá y Gina ya están abajo, tengo que trabajar.
—Te veré entonces.

Me dió un beso lento, sabía todas las maneras perfectas de hacerme derretir entre sus brazos.

Bajamos tomados de la mano y me dejó con su mamá, quién lo abrazó y le dio un beso en la mejilla, su hermana solo lo abrazó fuerte.
Las saludé y nos fuimos detrás de él al garaje, su semblante había cambiado por completo.
Estaba serio y concentrado, escuchaba con atención a Jack mientras se ponía toda la indumentaria en la cabeza, estaba totalmente hipnotizada al verlo así.
Una amable chica con uniforme del equipo me entregó un par de cascos de radio.
Terminó de alistarse y se subió al coche, dos chicos se acercaron y le comenzaron a ajustar cosas.
Através de la radio escuchaba como le daban indicaciones, las cuales entendía cero pero intentaba prestar atención para preguntar luego.
Una vez terminada la primera sesión, se quedó en el garaje viendo las pantallas con los ingenieros, nosotras nos adelantamos al hospitality para comer.

OCEAN EYES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora