Siempre que la cuarta integrante del equipo 7 pensaba, parecía perdida en lo que tuviera frente suyo, y era tan basica la sensación casi como verle sus ojos miel para entenderlo.
Nadie, ni siquiera ella podía negar el hecho de soltar suspiros por Hatake Kakashi, su sensei. Y con acotación de que él le pasaba por 13 años más de edad.
La tarde y su brisa despeinaban su cabellera rubia, como acto de simple día volvió a peinarlo, algo que usualmente solía hacer. Otra cabellera platinada le llamó la atención, nuevamente Kakashi llegó tarde, una costumbre del mayor.
—Llega tarde otra vez...— carraspeó antes de dejarle ver su descontento. En obra de disculpas el contrario asintió apenado.
—Una disculpa, Mināru— observó con cautela a la chica, sintiendo dos chakras conocidos de paso.
La chica sonrió despreocupada, nerviosa hizo ojitos para que viera la escena romántica que ella misma hizo, ojo, y con otras ayudas de por medio.
Una tarde de picnic con flores escogidas por Uzumaki Naruto; un mantel suyo; un kimono que gracias a Haruno Sakura había escogido. Y la cereza del pastel; recomendaciones de qué decir por parte de Uchiha Sasuke, según él un experto si de amor se tratase.
Cosa irónica.
—¿Y esto...?— dedicó una sonrisa. Un titubeo proveniente de él hizo estremecer de nervios a Mināru, jurando ante los dos infiltrados que ella ganaría el amor del mayor costase lo que costase.
Antes de hablar tomó en su mano lo que parecía una rosa, siendo utilizada para quitarle sus petalos en distracción de esconder el mal sabor de los nervios provocados —Y-Yo... yo quería invitarlo a cenar hoy, porque... porque...— ella detuvo sus palabras, siendo interrumpida por Kakashi.
—Te noto bastante nerviosa, tus mejillas te delatan, Minā— ese apodo la volvió más nerviosa aún; maldiciendo a todos los dioses por ello.
Un trago amargo bajó por su torax, dejando un ardor poco favorecedor —S-Sí lo sé, y... y es por... esta razón... ¡Usted me gusta Kakashi-sensei!
Ante la confesión el contrario se limitó a responder. La sonrisa antes dada se desvaneció por completo; lo poco que se notaba y dejaba ver su ojo achinado había desaparecido en unas simples palabras.
—Mināru...— susurró contra su propia respiración agitada, no esperaba tal confesión... mucho menos esas dos figuras entrometidas.
—Sé que soy joven, pero... mi amor por usted es simplemente algo que no he escogido yo. Y aunque así fuese, ¡no me arrepiento Kakashi-sensei!
Las dos presencias varoniles tras el árbol susurraban dolidos, a vista simple y realista ya se venía venir -"soy tu sensei, no siento lo mismo."-
—Mināru, eres mi estudiante— acarició la cabellera de la menor, volviendo a la sonrisa sincera de momentos atrás —Mi edad te sobrepasa por casi trece años, eres joven, no dudo que encontrarás el amor en otro chico de tu edad. Lo siento, no puedo corresponderte.
Las palabras fueron una daga, y por si fuera poco el atrevimiento de tomarselo a la ligera también. Hatake se levantó dejandole sola en la manta. Antes de irse miró de reojo al árbol tras de sí, supo de quiénes eran esos chakras, era imposible no hacerlo tratándose de sus propios pupilos.
Una vaga caminata y lectura fueron peores compañeros para el llanto silencioso de Mināru. La actitud desinteresada del contrario daba otro toque multiple doloroso y amargo, desfavorecedor a la chica.
—Minā-chan... lo siento mucho— el primer infiltrado dejó ver su cabellera rubia de puntas triangulares.
—Sabía que él no te aceptaría. Por donde lo vieses era imposible, Mināru' dobe— prosiguió el de cabellos negros —Ahora deja de lado a Kakashi, ese idiota se quedará solo para siempre.
Naruto afirmó sonriente, acarició tal y como el mayor de cabello plata lo hizo, causando más tristeza en ella.
—L-Lo siento, yo en serio creí tener oportunidad. Me iré a casa, muchas gracias por acompañarme chicos— se levantó entre espamos. Tanto Uzumaki como Uchiha se dieron miradas poco amables, pero no dirían nada al mayor cuando le vieran, después de todo mientras más rapido Minā le olvidase, todo iría de maravilla.
El llegar a casa fue peor, soltó todo lo que acumuló de camino. Ese rechazo que causó su sensei provocó una tristeza no propia de la rubia, pero inevitable de una y otra forma.
La fémina tenía la vista sórdida en lo que fuese que tuviera frente ella. Y cada segundo u minuto que transcurría daba nota dolorosa de cómo Kakashi actuó.
A media noche, con hora 3:30 a.m. seguía perdida en eso que tenía frente; una foto con su sensei, y ni siquiera en grupo, a solas y muy abrazados.
Era más notable su descontento. Quiso tomar el recuadro y romperlo con su propia boca, esa que noches anteriores decía lo mucho que amaba al de cabellera plata, esa que deseaba tenerle con desesperación noches de soledad, esa que muchas ocasiones soltó un dulce pero ahora amargo; te amo.—Porque soy tan tonta— soltó sin interrogación alguna. Y aunque fuese así, culpable no era.
Golpeó su rodilla y dejó salir nuevamente el llanto, ese que acumuló unos minutos para hacerse la fuerte en sus propias narices.
—¡¿A quién engaño haciendo esto!? Intentar evadir mi dolor en mi maldita cara no ayudará, no lo hace, Mināru idiota... No soy más que una ilusa por creer que me correspondería, a mí, una simple kunoichi sin brillo alguno.
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𝐇𝐈𝐃𝐃𝐄𝐍 🝮︎︎︎︎︎︎︎ 𝐊. 𝐇𝐚𝐭𝐚𝐤𝐞.
Fanfiction❥︎━━━𝗞━━━ ❝ 𝘚𝘪 𝘱𝘰𝘳 𝘮í 𝘧𝘶𝘦𝘴𝘦, 𝘩𝘶𝘣𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘳𝘰𝘵𝘰 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘤𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘹𝘪𝘴𝘵𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴; ¿𝘕𝘰 𝘭𝘰 𝘷𝘦𝘴? 𝘠𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘵í 𝘺𝘢 𝘯𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘯𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘯𝘦𝘳𝘢 𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘢𝘣𝘭𝘦 ❞ ❣︎ 𝗻𝗼 𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀...