[𝗠𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗮𝘀; 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗼𝘀]

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Antes de los exámenes chunin; ninguno de los acontecimientos de memorias”  pasa en los capítulos, ya que es pasado de la relación de estudiante-alumna que surge después.

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—Pasa que realmente no me gusta que usted me haya hecho eso— Mināru atacó, un poco enfadada con el mayor que supuestamente la había alejado de una misión en especial.

Y no, no era la de Zabuza; porque para los del equipo siete fue prohibido contarle eso a la rubia.

—Minā— bramó Hatake, sujetando su libro entre sus manos. Pronto lo cerró de golpe y sujetó así su entrecejo —Oye, ese día el hokage nos mandó a llamar; y como vi que la misión era más... peligrosa... pues decidí ir con el resto del equipo. Lo siento, ¿sí?

—No, ¡es que no es justo!— la chica se quejó nuevamente, dando un zapateo sobre el pasto —Esa no es razón. Sakura solo está pendiente de Sasuke, y Naruto no sabe hacer las cosas con prudencia. He aprendido a controlar mi chakra ¡y estoy aprendiendo el chidori a la perfección!

El suspiro de agotamiento del sensei cuyo ojo estaba tapado daba a entender lo mucho que se arrepentía de 2 cosas. Una; haberle permitido al equipo charlar sobre aquella misión como si fuese una simple cosa. Dos; enseñarle el chidori que no era una técnica muy bien desarrollada.

Pero las cosas que hacía siempre ya estaban hechas, y no había nada de qué poder retractarse.

—Namikaze, párate aquí y observa al cielo por favor— lo absurdo de la petición la dejó perpleja, pero recordando que ese hombre de cabellos platas le gustaba obviamente aceptó sin negarse un segundo.

Sus ojos miel indagaban en el cielo azulado lleno de nubes, buscando respuestas a por qué Kakashi le pidió eso tan absurdo, sin embargo dulce —para ella al menos—

Un leve carraspeo cerca de su oído fue su llamado de atención, viendo de reojo a Kakashi agacharse a su altura.

—Aveces las cosas son impredecibles... ¿Ves el cielo? Yo también, pero eso no significa que realmente tú o yo estemos a salvo en este lugar. A cualquiera le podría llegar un rayo por la cabeza a pesar de que este despejado. ¿Entiendes lo que quiero decir?

—No...— ella bufó suavemente apenada —No termino de entender.

—No quiero que te pase nada... y solo te pedí que miraras el cielo porque me gusta verte haciendo eso— se encogió de hombros —Y aunque no tenga sentido lo que digo, soy tu sensei y me preocupo mucho por tí... para mí eres la más indefensa del grupo, y no por débil, si no porque en realidad tengo miedo de que... mueras... o algo así.

—¿Y eso...— se detuvo, luego prosiguió entusiasta —, por qué es? Acaso, ¿le importo?

—Claro que me importas— en la mente de Hatake nada tenía sentido. ¿Qué hacía él diciéndole a una niñita de doce o trece que le parecía importarle al punto de no dejarla participar de una misión solo para asegurar su vida? Eso era absurdo... sin embargo eso que era absurdo lo estaba haciendo ahora en este preciso instante —Mināru, me importas mucho, en serio. Pero no le veas otras cosas a eso.

—¿Tengo algo de especial?— ignoró por completo lo último.

—Mucho— contestó inmediatamente —¿Podemos seguir... hablando de otra cosa? No es correcto que yo haga este tipo de tratos contigo, la gente puede malinterpretar estos tratos, y demasiado aún si está normalizado— como si fuese magia el usual Hatake frío volvió, mirando a otro lado y enderezándose para alejarse, no muchos metros de ella aún así.

Eso había sido confuso, no para ella y ni para él; para los dos.

Finalmente Mināru quedó viendo al cielo, rascó su oreja en modo de poder hacer algo y no quedarse quieta, de lo contrario se sentiría observada y eso... eso le daba vergüenza.

—Debo irme, nos vemos luego.

—¿Eh? Si me permites, Minā, ¿puedes decirme dónde?— Kakashi abrió su libro, mostrando inmediatamente su vaga gana de verla —No suelo hacerlo, pero es que Naruto me dijo la otra vez que no sueles salir mucho con el equipo... ¿pasa algo entre ustedes?


Ella negó, se cruzó de brazos bajo su pecho y soltó una risita.

—Naruto es charlatán, sí, pero si no salgo con el equipo es porque tengo otra compañía. Adiós— nuevamente usando su otra cara de la moneda, apretó el puño dándose fuerzas de alejarse del Hatake, porque ella no tenía compañía de ningún tipo.

Namikaze se sentía excluida del equipo, solo era eso.

Antes de que ella hiciera camino fuera del prado donde estaban, el peligris chocó su lengua suavemente con sus dientes bajos y superiores, como si llamase a un perro en vez de a un humano —Ven aquí, no he terminado de hablar. Eso que dices me intriga.

La rubia se dió media vuelta, dejando sus brazos a los costados de su cadera.

—Diga.

—¿A qué te refieres con eso de 'otra compañía'?— inquirió nervioso, jugando con el borde de su libro a pesar de que no lo leía en lo absoluto cuando ella estaba presente —Lamento mi intrusivas preguntas, Mināru.

Ella más que nada no se enojó, sonrió ampliamente y sin miedo a mostrarlo, ya que en segundos su corazón latió como debía, siendo que su comentario hizo lo que debía en Kakashi.

—Me refiero a que no estoy sola— cortó la sentencia, no había ayudado mucho —O sea,  es que pues tengo más amigos. Ya sabe, Sakura, Naruto y Sasuke suelen ser más unidos... yo no pego mucho ahí— murmuró avergonzada, no quería darle mucha importancia para no hacerse notar su malestar con el tema, pero en su rostro y tono de voz eran predecibles para su sensei.

—Oye, si te sientes excluida dímelo, sabes que aunque no quiera mucho siempre estoy prestando más atención a tí que a otra cosa. Nuevamente, no lo veas de mala manera— Hatake soltó risas leves, cerrando su ojo visible en una sonrisa.

—Nunca lo vería de mala manera si es de usted... y no me importaría tampoco— aún si susurró lo último, Namikaze se encargó de que haya sido lo suficientemente alto para ser escuchado y respondido.

El mayor frunció el seño, suavizando este casi de inmediato.
No se dejó ver demasiado afectado, pero si lo empezaron a comer las dudas y del por qué su corazón latía increíblemente rápido, así como cuando leía partes subidas de tono en el icha icha.

—M-Mañana vuelve a este mismo lugar, debo entrenar contigo otras cosa... tu Taijutsu... apesta— dijo, haciendo que su tono de voz al final fuera falsamente duro y cruel.

Alejarla era la opción más viable si ella lo veía como un vínculo romántico, y más si él mismo se estaba pensando cómo sería eso.

En su mente no podía haberlo nunca realmente pedido así, y no dejaría que pasara de pensamientos raros.
Él debía encontrar a una mujer de su edad, que quizá le diera familia o lo que fuera, no una niña de trece con cabeza de adolescente, finalmente más tonta que Naruto.

—Oiga, no sea malo Kakashi-sensei... sí se que apesto, pero no sea tan cruel— Mināru contraatacó, seria y molesta —¿Quién dijo que todos somos perfectos? Nadie, así que guarde sus comentarios.

—Y-Ya, perdona— susurró nervioso, dándose cuenta que él parecía más sumiso ante autoridades femeninas de lo contrario. Además de que se sentía como siendo reprimido por su madre... Una mala empezada.

Supo entonces que si seguía frecuentando en imaginar y tenerla cerca eso acabaría mal... y no tan solo para ella.

𝐇𝐈𝐃𝐃𝐄𝐍 🝮︎︎︎︎︎︎︎ 𝐊. 𝐇𝐚𝐭𝐚𝐤𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora