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La tarde libre fuera de misiones agotadoras era una simple pureza que no siempre se conseguía por estos días

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La tarde libre fuera de misiones agotadoras era una simple pureza que no siempre se conseguía por estos días.

Mināru atendió a la cita que tendría con un chico, ese que le dió el aliento de amor que necesitaba cuándo más perdida parecía estar...

Una fragancia dulce, pasiva, delicada llegó a las narices de Hatake Kakashi; su amada amante de cabellera rubia estaba allí, tan sonriente y linda como siempre fue y era.

Este le dedicó una sonrisa amplia, una que se podía notar gracias a la curvatura de sus ojos —o bueno, su único ojo visible—.

—Minā, ¿cómo estás?— él comenzó la conversación, sentado de manera alejada de las otras mesas.

—B-Bien, Kakashi-sen...— esperó que aquella mesera se alejase lo suficiente, y allí ella tomó su actitud normal —,Kakashi— recuperó su aliento poco a poco, dejando ir la fachada de alumna-sensei que resguardaban frente la gente.

Por eso y más cosas no podían demostrar afecto durante momentos tales como esos.

Antes de llevar una mano a su mejilla para reposar vagamente, preguntó a la contraria si gustaba algo de la carta.

Una llama de inteligencia rodeó a la fémina, que con pase gratis obtendría la tan deseada torta de aquel día en cual vino con su equipo; y lastimosamente la dueña del lugar no les dejó comprar la tarta.

—Mhm ¿¡puede ser ésta!? Tú y yo podríamos compartirla, no suelo comer tanto dulce— mintió cómo pudo, pues si fuese por ella la torta se la acabaría en menos de dos pestañeos.

El masculino que tenía frente suyo sonrió, esa linda sonrisa que Namikaze Mināru amaba ver, incluso si solo se marcaba bajo su máscara; esa cosa que por las noches libres quitaba con facilidad para fundirse en un beso largo y deseado por las dos contrapartes.

—“Amor en el paraíso, una dulce experiencia inevitable de probar.”— leyó avergonzado el de cabello plata. Seguido de su lectura recatada y tranquila prosiguió a carraspear para quitarse el sonrojo —Minā, cariño, te dejaría probarle si fuese apta para alguien de tu edad, no creo que-

—Me has invitado y no puedes comprar una simple torta... ¡qué día tan genial!— masculló satírica, tratando de chantajear al mayor.

La fase siguiente del chantaje emocional era hacerse la víctima. Y conseguiría a toda costa probar siquiera un pedazo diminuto de esa torta tan deseada por su estómago.

Ella contaría a su grupo cómo consiguió probar la tarta; dejando una sensación de insatisfacción en su amado equipo 7.

—Mināru, por favor...— él bajó las revoluciones de la chica, que tanto aveces solía molestarle o ser un problema poco amistoso —Mira lo entiendo, quieres pasar un día conmigo y yo contigo. No nos hemos visto algunas veces por tema de misiones, pero ni por eso haré esto, no, no. Contiene alcohol y no puedo dejarte, no lo haré, lo siento.

𝐇𝐈𝐃𝐃𝐄𝐍 🝮︎︎︎︎︎︎︎ 𝐊. 𝐇𝐚𝐭𝐚𝐤𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora