ESCLAVOS

PRÓLOGO

Eva

Era una de esas tardes de verano que no quería que se acabará, pues quería quedarme sintiendo está paz que siento al ver la playa. De alguna manera me hace recordar tanto a mi madre.

—¿Estas bien?—Pregunta mi padre el hombre que he admirado más en la vida—Es una tarde espléndida te voy a extrañar mucho pequeña.

—Papá no me digas pequeña no tengo 10 años tengo 20, y si. Estoy perfectamente bien—Lo miro sonriente—También lo voy a extrañar mucho señor Joe Smith.

—Sonrie de manera tranquila—Siempre te voy a llamar así porque siempre serás mi pequeña, además New York y Malibú están alejados.

—Tranquilo papá estaré bien, tu ahora debes cuidar de Nicole. Yo tengo que empezar lo que siempre quise—Sonrío viendo el atardecer—De verdad siento que ser oficial del FBI es un sueño para mí.

Nos quedamos en silencio viendo cómo llegaba la noche hasta que escuchamos unos pasos.

—Holaaaaaaa—Saluda alegremente mi preciosa hermana que tiene un gran parecido con mi padre.

—Hola princesa—La saluda mi padre con una sonrisa.

—Hola pequeña—Saludo a mi hermosa hermana de 17 años, cabello negro y ojos color acero—Vamos a la casa tengo hambre.

Ellos asienten y caminamos a la casa, mientras yo pensaba que mañana temprano tendría que viajar a New York a cumplir mi sueño, sueño que apenas estaba comenzando.

Se escucho un toque en la puerta.

—Cariño ¿Puedes abrir mientras tú hermana y yo terminamos de poner la mesa?—Pregunta mi padre desde la cocina.

—Claro papá enseguida voy—Le digo mientras me acerco a la puerta, la abro y veo a mi tía Samantha—Hola tia, ¿Cómo estás?, Pasa adelante—Me hago a un lado y mi tía pasa.

Somos muy parecidas, solo que mis ojos son color verde esmeralda y era algo que me hacía resaltar además de que mi cabello era de un color rojizo y ondulado.

—Hola cariño—Saluda mi tía mientras entra a la casa—Estoy bien mañana nos vamos de viaje—Comenta emocionada y es que me voy a ir con mi tía a New York—Espero tengas todo listo, yo arregle todo. Salimos mañana temprano.

La miro y cierro la puerta. Le doy mi atención y la llevo al comedor—Si ya tengo todo preparado, me faltan algunas cosas, más tarde terminaré de empacar—La observo sonriente—Siéntate ya la cena está lista.

Mi padre entra, la saluda igual que mi hermana y cenamos tranquilamente. Vemos televisión un rato y luego mi padre junto con mi hérmana me abrazaron, todos nos fuimos a nuestras habitaciones a dormir.

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Al siguiente día me levanté temprano, me arregle, y me puse un jeans algo olgado, una camisa de tirantes color verde claro, mis tenis blancos, unas gafas de sol y mi cadena especial. Una cadena que me había regalado mi madre de pequeña la cual tenía una forma de infinito y me encantaba. Tenía un valor muy grande para mí, había quedado estupenda para el viaje y empecé a bajar mis maletas a la sala de estar en dónde se encontraban esperandome.

—Pequeña, aún, si quieres te puedes quedar y te compro un perro ¿No quieres?—Dice mi padre en un tono algo melancólico—Esa es una carrera peligrosa—Suspira—Pero bueno, siempre te apoyaré en todo.

—Tranquilo papá estaré bien he entrenado toda mi vida para esto—Lo abrazo y le doy un beso en la mejilla—Además que nunca te vas a librar de mi—Digo y nos reímos juntos mientras nos abrazabamos...