CAPÍTULO 36

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Sarah destrozó la garganta de una cambiapieles antes de que se transformara con su espada, después saltó hacia su siguiente rival.

Aquello era una maraña de gritos, sangre y magia por todas partes. A su derecha, Viktoria masacraba a los Rinferi con una facilidad aterradora. Su guadaña arrancaba sus almas, que eran devoradas por la demonio, sus espectros, dos a cada lateral de ella, destrozaban al resto de bestias con potentes ataques.

Rathun más allá, serpenteaba entre los miembros de Eclipse, matándolos sin mayor problema.

Lo único malo de todo aquello era que aparecían más y más Rinferis por todas partes. No tenían ni idea de dónde se encontraban los portales por donde los traían a Tres Ríos, pero debían cerrarlos si querían tener alguna oportunidad.

Ella se encontró entonces contra dos druidas. Ambos conjuraron potentes esferas de energía color hierba que lanzaron hacia ella. No tuvo problema en esquivar ambas esferas que impactaron en los puestos a su espalda.

Los druidas prepararon un nuevo ataque, pero ella se lanzó con su espada a por ellos. Los druidas parecieron darse cuenta porque retrocedieron.

Tres Rinferis cayeron alejándola de los druidas que prepararon de nuevo su magia. Ella soltó una maldición. Aquellas bestias eran muy peligrosas en números elevados, encima si la atacaban junto con apoyo mágico era aún más difícil.

Se concentró, tenía que avanzar.

Los Rinferis se lanzaron a por ella, pero Sarah logró esquivar el arañazo de uno de ellos y clavarle la espada en el centro de la cabeza a otro. El tercero la intentó atacar por detrás, pero se encontró con un balazo en la mandíbula de la pistola de Sarah. El Rinferi restante volvió a la carga, Sarah pudo ver como un druida lanzaba otra esfera mágica en su dirección. Para evitarla, propinó una fuerte patada al Rinferi que salió lanzado hacia atrás e impactó con la esfera mágica, explotando en un montón de piel y huesos.

Los druidas maldijeron. Ella les sonrió confiada. Iba a hacer falta mucho más que eso para derrotarla. Se lanzó a por ellos.

Pero aún le daba vueltas a dónde debían de haber escondido el portal los acólitos de Eclipse.

Tristán ayudó a Merusia a levantarse, que le agradeció con una sonrisa. Anya a su lado también se levantó y quitó el polvo de su ropa con fuertes golpes. Después, para sorpresa del tritón, rompió el vestido azul marino, convirtiéndolo en una corta falda. Ante la mirada sorprendida de los otros amos ella aclaró:

-Así no seré un estorbo, seguramente toque luchar.-

Tristán y Merusia asintieron. Pero la anciana ama agachó la cabeza:

-Mi fuerza física ha decaído mucho en los últimos años. Os apoyaré con mi magia. Intentaré no ser un estorbo.-

Anya le sonrió con firmeza. Tristán observó la sala donde se encontraban- Era un sotano oscuro con pilares de piedra grisacea que llegaban al techo. Encima de ellos, un pequeño agujero se reparaba. Anya preguntó extrañada:

-¿Cómo se está reparando el techo?-

Una voz femenina los sorprendió a sus espaldas, los tres se giraron y pusieron su magia en tensión.

-El ayuntamiento se autorepara, forma parte de una serie de hechizos dispuestos cuando se construyó en la época de los demonios.-

Tristán se calmó cuando observó a Hyliana, Hetaro y Naryu acercarse a ellos. Todos estaban cubiertos de polvo y magullados de la caída. Merusia y Anya relajaron sus magias, sólo un poco. Naryu entonces murmuró enfadada:

RAZAS, LINAJES Y CASTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora