CAPÍTULO 30

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Viktoria se levantó de la mesa, sobresaltando a Sarah.

-Voy para allá. Hay muchos individuos poderosos y ellos cuatro no podrán contra todos. Además la magia alertará a los guardias.-

Alahrun se levantó también.

-Ni hablar, le darías a Eclipse la confirmación de que tenemos a una demonio en nuestro bando. Yo iré.-

Viktoria se puso seria. Sarah notó la tensión creciendo.

-No. Tu implicación sería un desastre, nadie debe saber que estás dentro de los Arcanos. Además, la policía ya sabía que era un demonio.-

Sarah entonces se sorprendió.

-¿Cómo lo supieron?-

Viktoria cambió su seriedad por una sonrisa débil al mirarla.

-Al principio me chocó, llegamos a cavilar la idea de que alguien nos había traicionado. Pero no encontrábamos motivos. Después de lo de Jason, pues es obvio.-

Alahrun entonces se sentó, abatido.

-Entonces, Solfael sabe que hay una demonio en Tres Ríos. El Rey de los Cielos lo sabrá también. Solo es cuestión de tiempo que vengan a por ti.-

La mirada de Alahrun fue terror. Viktoria se acercó a él.

-Estamos preparados, siempre lo hemos estado. No saben bien como llegar. Sellé las entradas cuando el último ataque. Si vienen, nos daremos cuenta y huiremos. No te preocupes.-

Viktoria puso sus manos en las mejillas de él. Alahrun la miró y asintió.

-Bien.-

Viktoria miró a Sarah.

-Vigila a tu hermano. Evita que salga a intervenir porque se preocupe estúpidamente por mi bien.-

Sarah asintió.

-Me preocupo por ti porque te amo. Aunque seas más poderosa que yo, no puedo evitarlo.-

Alahrun pronunció esas palabras abatido en la silla. Sus alas caídas. Viktoria fue a salir por la puerta y dijo:

-Esa fue una de las millones de cosas que me enamoraron de ti.-

Alahrun alzó la mirada entonces y vio que Viktoria ya se había ido. Sarah intentó animarle.

-Venga, debemos coordinarles.-

Su hermano pareció volver a la realidad porque empezó a transmitirle órdenes a Lailah y a los cuervos.



Wimmug les dijo a todos:

-Coordinemonos, si no, estaremos perdidos. Percibo bastantes presencias poderosas. No podemos relajarnos ni permitirnos fallos.-

Todos asintieron. Eleanor sentía que ya casi no le dolía la mandíbula. La magia de Wimmug había hecho efecto rápidamente.

Tristán acumuló el agua del suelo que había caído de las alarmas de incendios y formó un tridente. Hetaro entonces empezó a respirar lentamente. Wimmug saltó de su cabeza al suelo y empezó a acumular su magia.

Ella se semitransformó, sus garras sustituyeron a sus uñas y se puso a cuatro patas. Unas orejas plateadas aparecieron y su espalda se arqueó.

Sintió entonces magia debajo de ella. No, no debajo. En el suelo. Comprendió el ataque que les habían lanzado y saltó a la derecha junto con Wimmug. Tristán y Hetaro saltaron a la izquierda cuando una estalagmita gigante y afilada brotó del suelo.

RAZAS, LINAJES Y CASTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora