CAPÍTULO 7

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Eleanor lo observó todo sin creérselo todavía, vió a Tristán lanzarse hacia Hetaro, que pretendía llevarse a los magos. Sin embargo no pudo intervenir cuando Hetaro extendió la sombrilla como escudo. Su Pececillo, se paró antes de chocar contra esta. Sin embargo, la sombrilla se cerró. Donde debían estar Hetaro y los magos, no había nada. Su Pececillo se volvió hacia ella, visiblemente preocupado y bastante enfadado. Le preguntó:

-¿Gatita?¿Estás bien?-Ella negó con la cabeza. Apenas logró decir las palabras:

-Esto es muy malo...muy malo...malísimo...-La voz de su Pececillo se alzó:

-¿Por qué Gatita? ¿Qué ocurre? ¿Por qué ha huído?-

Él le alzó la barbilla. Su mirada, aquellos ojos castaños, rezumaban amor, pero aquello era un sentimiento que ninguno podría sentir hacia el otro. Aun así aliviaron todo el remolino que sentía, respiró hondo. Una vez. Dos. Tres. A la cuarta ya se sentía con fuerza para hablar.

-Hay una persona, poderosa y peligrosa que está obsesionada con Sarah. Con que sea suya. Se lo paga todo, le da todo lo que quiere, Sarah no soporta eso. Hace ciento cincuenta años se llevaron bien, pero un día él la traicionó. Sarah todavía no se lo ha perdonado. Sin embargo, eso no impide que todavía sienta fervor por protegerla. Muchas veces has visto a hadas detrás de Sarah, ¿verdad?-

Él asintió. Pensaba que era porque querían sexo con la druida, era guapa después de todo. No era su Gatita, pero tampoco estaba mal.

-Son sus lacayos, los manda por si acaso pasa cualquier cosa. Su posición no le permite viajar a Tres Ríos frecuentemente, por eso Sarah no sale de la ciudad. Hetaro, es buena persona. Sin duda es un buen amigo suyo, por eso se acercó a nosotras. Yo lo calé desde el principio, pero me terminó cayendo bien. No me debería extrañar que se haya metido en la investigación, aunque sí Sarah y Jason pretendían hablar con alguien a quien Hetaro conozca significa que sabe todos sus movimientos. Probablemente, también sepa los nuestros.-

Él comprendió. Hetaro actuaba por orden de un desconocido, presumiblemente feérico, para proteger a Sarah. Pero también lo hacía porque era su amiga. Sin embargo se había llevado su pista. Ahora habían perdido aquella maravillosa oportunidad de interrogar a los magos, de averiguar dónde se ocultaba la secta, cómo entrar. Se había ido todo a la mierda. Encima, ahora conocía todos sus movimientos, lo monitoreaba todo. Ella le puso una mano en la mejilla.

-Todavía nos queda la entrevista con Lord Hemalen, quizá averigüemos algo. No me voy a detener porque esos dos tengan la intención de que no nos salga ni un sarpullido.-

Ahí estaba, su Gatita de nuevo. Fuerte y valiente.

-Está bien, además les tengo ganas a esos de la secta. Han hecho mucho daño.-Recordó algo de repente.-Oye, ¿no dijo algo Hetaro sobre otra persona que los iba a interrogar?-Ella asintió.

-Sí, dijo que Sarah y Jason pretendían reunirse con esa persona para averiguar más sobre el patrón de los asesinatos, dijo que iban a El Mercado.-Su Pececillo se tambaleó.

-¿Crees que...?-No terminó la pregunta. Ella respiró profundamente.

-Sarah es capaz de cualquier cosa, no le tiene miedo a nadie.-Él le sonrió, aunque las sombras seguían surcando su rostro.

-Se parece a tí en eso.-

Ella se puso colorada, su Pececillo tenía esa capacidad para hacerla sonrojar hasta en aquellos momentos.

-El Cuervo...otra vez. Todo parece estar conectado, pero no sé de qué forma. Es tan confuso...-

-Esperemos que no les haga daño.-Ella le tranquilizó con la mano.

RAZAS, LINAJES Y CASTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora