(V) La Noche de Gongmen

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El encuentro repentino de Tai Lung dejó a Tigresa impactada. Los dos felinos no se habían visto desde que Po derrotó a Tai Lung y este regresó a prisión. Pero lo que si estaba claro, era que Tigresa no estaba muy cómoda en presencia del leopardo de las nieves. Sin previo aviso, Tigresa lanzó un poderoso puño hacia el rostro de Tai Lung, quién tuvo que moverse rápidamente para evitar perder uno o dos dientes.

Tai Lung: - Oye. Oye. Espera. No hay que... -

Tai Lung trataba de calmar a Tigresa, pero la felina hacía caso unísono a sus palabras. Para evitar lastimarla, Tai Lung tuvo que ponerse a la defensiva, y limitarse a bloquear o desviar los poderosos puños y patadas de Tigresa sin contratacar. Aún así, Tigresa no parecía percatarse que el leopardo de las nieves no quería luchar contra ella. En una ocasión, Tai Lung fue capaz de agarrar ambas manos de Tigresa y controlar su ímpetu.

Tai Lung: - ¿Quieres calmarte un momento? Sólo quiero... -

Antes que Tai Lung terminara de hablar, Tigresa le dió una patada por el estómago que hizo al leopardo de las nieves retroceder y casi caer del tejado.

Tigresa: - Ya no soy la debilucha que enfrentaste en el puente. -

Tigresa cargó de nuevo contra Tai Lung mientras este trataba de recuperar la postura, pero cuando vió a la felina a casi encima de él, giró por instinto saliendo de su trayectoria, dejando a Tigresa de frente al vacío. La caída de Tigresa sería inminente, puesto que iba demasiado rápido y no sería capaz de detenerse a tiempo. Pero antes que cayese de más de diez metros de altura, Tai Lung la agarró de la mano y la hizo volver a la seguridad de techo firme.

Tai Lung: - Oye. ¿Estás bie...? -

Tai Lung no pudo terminar su frase, y Tigresa le propinó un potente gancho sobre el estómago con su mano derecha. El leopardo de las nieves retrocedió apoyando ambas manos sobre su estómago. El golpe lo había dejado sin aire, y le costaba un poco respirar.

Tai Lung: - ¡Diablos!... ¡Mujer!... ¿¡Te puedes calmar por un minuto!? - Tai Lung gritó con fuerza, lo que dejó a Tigresa un poco confusa, pero sin abandonar su postura de combate.

Tigresa: - No se cómo escapaste de prisión. Pero me aseguraré de mandarte de vuelta. -

Tai Lung: - Ya cumplí mi condena. - Decía mientras se sentaba con mucho esfuerzo sobre la división del tejado ignorando la intensión de Tigresa de seguir luchando.

Tigresa: - No es posible. -

Tai Lung: - ¿Veinticinco años no te parece suficiente? -

Tigresa: - Veinticinco... años... - Dijo con tenue voz concientizando la cantidad de tiempo que había pasado desde entonces. - Pero eso no cambia lo que hiciste. -

Tai Lung: - Lo se. Lo se. Pero lo estoy intentando ¿Vale? Estoy haciendo lo mejor que puedo. -

Tai Lung se veía algo triste, lo que de cierto modo hizo que Tigresa se relajara un poco y abandonara su posición de combate, pero aún así no confiaba en el leopardo de las nieves.

Tigresa: - ¿Qué haces aquí en Gongmen? -

Tai Lung: - Tratando de ganarme la vida. No es fácil para un ex-criminal reconocido vivir. ¿Sabes? -

Tigresa pudo apreciar cierta razón en lo que decía Tai Lung. Al percatarse bien, pudo definir que el leopardo de las nieves estaba un poco más flaco. Sus manos estaban llenas de golpes y callosidades y tenía unas pronunciadas ojeras bajo sus ojos. Tal parecía que durante mucho tiempo estuvo haciendo los trabajos más difíciles para ganarse la vida.

Tigresa: - Escucha. Algo está corrompiendo esta ciudad y no voy a detenerme hasta saber que es. Pero si descubro que eres tú, te juro que no saldrás de Chorh-Gon por el resto de tu vida. -

Kung Fu Panda Fanfic - La Sombra de la Ciudad de GongmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora