(XXXI) - De Entre las Sombras

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Era una noche oscura, apenas iluminadas por las tenues antorchas que hacía un cordón alrededor de las murallas de Gongmen. Ni siquiera la luna se atrevía a mostrar su rostro ante tal prematura situación por la cual pasaba los ciudadanos más desfavorecidos de la ciudad. O eso dirían los escritores de la época, pero la verdad, simplemente era un noche de luna nueva, cuando un misterioso gurpo se desplazaba entre las sombras que los bosques colindantes podía ofrecer.

Se trataba de Tigresa, junto a Tai Lung, los Cinco Furiosos restantes, Sun Ce y Hong, seguidos por los miembros desertores de la Guardia Imperial y la Guardia de Jade, leales a sus capitanes y al Consejos de Maestros que hasta hace apenas un mes gobernó Gongmen con sabiduría y gentileza. Tiempos que muchos ciudadanos creerían que nunca más volvería. 

Siendo aproximadamente cincuenta miembros, el grupo se acercó hasta las proximidades del bosque, donde era claramente visible el portón de la muralla sur, junto a una gran extensión de sólida roca que se extendía por kilómetros alrededor de la concurrida urbe. Y justo a sus pies, una desena de soldados custodiaban la zona, junto a otros más que patrullaban la parte superior de los muros, siendo claramente visibles por el rastro de luz dejados por las antorchas.

Estos soldados no eran la mal equipada Guardia de Jade. Se trataba de auténticos guerreros, equipados con armaduras, lanzas y espadas, y que no dudarían en hacerles frente si algunos de ellos osaba por pasar a saludar.  

Tigresa: - Muy bien

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Tigresa: - Muy bien... Ahora. - Susurró a los que estaban más cerca. 

En un momento exacto, cinco individuos se lanzaron de frente a las empinadas murallas de piedra, cuando los soldados no estaban prestando atención. Tigresa, Víbora, Grulla, Mono y Tai Lung se adelantaron al resto, llegando al pie de la muralla a los pocos segundos. Tai Lung fue el primero, quien recostó la espalda contra la pared y usando sus poderosas manos lanzó a Tigresa y a Mono hasta el tope de la muralla, para luego dar un potente salto y alcanzar al resto, mientras Grulla volaba sin temor a ser vista en la oscuridad de la noche, sujetando a Víbora con sus patas. Finalmente, los cinco se reagruparon en uno de los callejones de la ciudad. 

Mono: - Bien. Estamos todos. - Dijo cuando Grulla y Víbora se unieron a ellos. 

Tigresa: - Tenemos que llegar al Palacio Imperial sin ser detectados. Grulla. ¿Qué viste? -

Grulla: - La información de Sun Ce era correcta. Hay guardias por todos lados, incluido algunos tejados. Debemos tener cuidado. -

Tigresa: - Bien. Ya saben que hacer. Vámos. -

El pequeño grupo se dividió una vez más. Grulla tomó vuelo, alzándose sin ser visto en el oscuro cielo nocturno, como una sombra que asecha desde la distancia. Víbora se deslizó y se escondió en unos puestos cerca del mecanismo para abrir las enormes puertas de la muralla, una vez que recibiera la señal acordada. Y el resto, se apresuró hacia el Palacio Imperial. 

Mientras tanto, el resto del grupo esperaba a las afueras de Gongmen, escondidos entre la maleza a la espera de la señal. 

El plan era muy sencillo. Una vez que Tigresa, Mono y Tai Lung descubriese alguna pista que incriminase al sospechoso principal de todo esta revuelta, darían una señal a Grulla, quien se mantendría vigilante desde las alturas. Una vez ocurrido esto, Víbora abriría las puertas de la ciudad y el resto lanzaría un ataque relámpago contra el Palacio Imperial, para capturar al sospechoso antes que pudiese escapar. Y a ojos de la mayoría, sólo había alguien que fue capaz de tramar tales patrañas contra ellos, y ese era nada más y nada menos que Fang Yin.

Kung Fu Panda Fanfic - La Sombra de la Ciudad de GongmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora