Tigresa siente un calor acogedor que empieza a hacer que su cuerpo se vitalice. Poco a poco, comienza a mover los dedos de las manos, luego los de los pies. Aún no se despertaba, pero sentía un gran dolor sobre su hombro derecho. Frunce un poco el ceño, y pocos segundos después comienza a abrir sus ojos. Al principio su visión es borrosa, pero con el tiempo se va aclarando gradualmente.
Tigresa estaba acostada y podía ver con claridad un techo improvisado de varas y troncos de bambú por el cuál ocasionalmente caían algunas gotas de agua. Su nariz dolía un poco, pero podía percibir un olor suculento. Tal parece que alguien estuviese cocinando cerca.
Usando su mano izquierda intentó levantarse. Pero el dolor sobre su hombro era demasiado, así que tuvo que desplomarse una vez más sobre la improvisada cama de madera y paja.
????: - Deberías descansar un poco más. -
Una extraña voz le dijo pacientemente. Tigresa logró mirar a un costado y vió una silueta de espaldas a ella. El extraño ser estaba frente al fuego, y por el efecto de la luz, Tigresa no pudo definir de quién se trataba, pero su silueta era enorme. La felina se quedó mirando sin decir una palabra. Intentó preguntar quién era, pero simplemente no tenía fuerzas para hablar.
Unos segundos pasaron, y el extraño ser agarró un tazón de madera de una de las estanterías, hizo unos movimientos que Tigresa no pudo definir y luego se dió la vuelta. Tigresa no podía creerlo, pues se trataba de nada menos que de Tai Lung. El leopardo de las nieves sostenía el tazón de madera con una especie de líquido en su interior, y a su costado estaba una modesta hoguera con un caldero de metal viejo sobre el fuego. Tai Lung se puso de pie y se acercó a Tigresa con el tazón en la mano. Tomó una banqueta de madera y se sentó al lado de la cama donde la maestra yacía.
Tigresa no reaccionó de la mejor manera ante Tai Lung. Intentó con todas sus fuerzas ponerse de pie, pero lo único que logró fue que su hombro le diera un fuerte latigazo de dolor. Tai Lung simplemente se quedó mirando cómo la felina se recostaba a la pared soportando un dolor de mil demonios.
Tai Lung: - ¿Terminaste? - Preguntó con cierta apatía.
Tigresa: - ¿Qué ocurrió? ¿Dónde estoy? ¿Qué hiciste conmigo? - Preguntaba muy desconfiada.
Tai Lung: - Oye. Podrías al menos mostrar un poco de aprecio. -
Tigresa se sorprendió un poco ante las palabras del leopardo de las nieves. Ella no se había percatado, pero tenía toda la sección del hombro derecho cubierto de vendajes, así cómo su pecho y su espalda, y un bulto de tela justo donde antes tenía la herida.
Tigresa: - ¿Qué ocurrió? -
Tai Lung: - Te enfrentaste a los "moradores" por tu cuenta, y por ende, recibiste un disparo en el hombro. Deberías sentirte afortunada. La mayoría no tiene tanta suerte. -
Tigresa: - ¿Disparo? ¿Esto... a ocurrido antes? - Tai Lung suspiró profundamente.
Tai Lung: - Más tarde te contaré lo que sé. Por ahora, deberías comer un poco. -
Tai Lung tomó una cuchara de madera y se disponía a darle de comer a Tigresa con sus propias manos, pero la maestra se negaba rotundamente.
Tigresa: - No lo necesito. No tengo hambre. -
Al instante de decir esto, su estómago rugió con fuerza puesto que el olor de la sopa era muy suculento. El fuerte ruido hizo eco en la pequeña habitación, lo cuál hizo que Tigresa se sintiese apenada. Tai Lung hizo todo lo posible para contener su risa, haciendo que Tigresa se sintiese aún más incómoda.
Tai Lung: - ¿Seguro que no quieres? - Preguntaba con picardía, para mortificarla un poco.
Tigresa: - Muy bien. La acepto. Pero no necesito ayuda para comer. Puedo valerme por mi cuenta. -
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Kung Fu Panda Fanfic - La Sombra de la Ciudad de Gongmen
FanfictionVarios años han transcurrido desde que el guerrero espiritual Kai fue derrotado por el Guerrero Dragón, y desde entonces, Po ejerce como maestro en el Palacio de Jade. Pero en la vida de todo alumno llega un punto en el cual debe arrancar sus raíces...