(XX) Asperezas del Pasado

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Con la ayuda de la Guardia Imperial y los miembros restantes del la Guardia de Jade, Tigresa dirigió una enorme caravana de desplazados hacia las puertas del Palacio Imperial. La enorme columna de ciudadanos avanzaba lentamente, la mayoría de ellos con heridas y cargando las pocas cosas que pudieron recuperar. El clima tampoco ayudaba.

Las temperaturas eran increíblemente bajas y los vientos azotaban con fuerza las calles de Gongmen. Tigresa iba al frente, acompañada por el imponente Sun Ce, quién procuraba mantener a todos los civiles lejos de la maestra. La enorme columna se extendía por varias cuadras, y cada vez más iban llegando ciudadanos que el grupo del sargento Hong rescataba de los escombros. Sin embargo, había un hecho que tenía a Tigresa muy molesta.

Desde que comenzaron a caminar hacia el Palacio Imperial, ni una sola alma caritativa se asomó tan siquiera para preguntar qué había pasado o para brindar una taza de té caliente a aquellos que lo habían perdido todo. En cambio, se limitaban a mirar por el pequeño espacio de las ventanas cerradas y cuando pensaban que Tigresa los estaba mirando, simplemente se iban cómo si no hubiesen visto nada. Al principio la maestra pensaba que era extraño, pero al ver que la acción se repetía una y otra vez comenzaba a irritarse. Aún así, nadie decía una palabra.

Tigresa estaba perdida en sus pensamientos, cuando de repente se escucha una fuerte voz.

????: - ¡Alto! -

Tigresa alzó la mirada, pero la enorme silueta de Sun Ce no le permitió ver que ocurría, aún así, pudo reconocer las voces de los guardias de las puertas del palacio.

????: - Capitán Sun Ce. ¿Qué significa esto? - Dijo algo enojado.

Sun Ce: - Descanse Sargento. Son órdenes de arriba. - Dijo con tono burlesco.

Sargento de la Guardia: - No sé a qué se refiere. Pero no puedo dejar que nadie entre sin la autorización de... -

Tigresa: - Son mis órdenes. Sargento. - Interrumpió exclamando mientras salía de atrás de la enorme figura de Sun Ce, dejando a los guardias en shock.

Sargento de la Guardia: - Ma... Ma... Maestra Tigresa. ¿Qué Qué está haciendo aquí? -

Tigresa: - Ahora no es el momento para explicar. Abrid las puertas y dejadlos pasar. -

Sargento de la Guardia: - Pe Pero... Señora -

El sargento de la guardia era un venado de estatura similar a la de Tigresa, pero su tartamudeante voz fue aplacada cuando Sun Ce golpeó con fuerza el suelo de piedra con el pomo de su imponente lanza.

Sun Ce: - ¡La maestra le dió una orden! ¡Sargento! -

El venado no pudo decir una palabra por el shock, y simplemente retrocedió mientras le hacía una seña a los guardias que estaban apostados sobre la muralla para que abriesen las puertas. Con su camino libre, Tigresa encabezó el resto al interior, pero se detuvo a uno de los lados de las puertas mientras contemplaba con tristeza la gran cantidad de ciudadanos que se acomodaban en el interior de la plaza amurallada. Si bien el viento ya no era tan duro cómo en el exterior, las bajas temperaturas aún eran preocupantes. Tigresa estaba perdida en sus pensamientos, cuando de repente.

Fang Yin: - Maestra Tigresa. ¿Qué es todo esto? -

Tigresa se dió la vuelta, y vió a la extravagante cabra que se acercaba con pasos apresurados. Tenía el ceño fruncido, y su voz mostraba una clara desaprobación de su parte.

Tigresa: - Las minas bajo los barrios bajos colapsaron. Estos ciudadanos perdieron sus hogares. - Dijo con voz serena.

Fan Yin: - Eso es lamentable. Pero no los puede traer aquí. Este no es lugar para ellos. - Tigresa levantó una ceja por el comentario.

Kung Fu Panda Fanfic - La Sombra de la Ciudad de GongmenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora