Lo prometo.

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Sus ojos se abrieron perezosamente mientras intentaba atinarle torpemente al despertador con su mano derecha, sonaba un pitido ritmico, agudo y desagradable que te obligaba a despertar solo para poder hacerlo callar. Ese sonido siempre le desagrado, deseaba poder cambiarlo cuanto antes pudiera, pero no se puede cambiar el sonido del reloj que te regalan por comprar cereales. Frotó sus ojos y se levantó de su cama apartando los cabellos negros que caían por su frente y también molestaban un poco su visión.

Se vistió y agarró su mítico gorro azul y rojo poniendoselo mientras bajaba las escaleras para encontrarse con su madre, Sharon, y su "hermana", Shelly; ella era como una ogra, o al menos eso pensaba el pequeño de cabellos azabache; se sentó en una de las sillas de la mesa del comedor viendo como su madre dejaba un plato lleno de cereal y leche enfrente de él, junto a una pequeña pastilla, era alargada y de color amarillo, parecido al color de aceite, era un suplemento de hierro o algo asi le habia dicho su madre.

No tardo mucho en acabarlo todo.

Luego de eso agarró su mochila la cual estaba en el piso de la sala, para luego guardar en ella un pequeño frasquito trasparente con otros medicamentos, su madre le obligaba a llevarlo siempre con el; Se despidió alegremente saliendo de lo que llamaba hogar. Justo al lado derecho se encontraba la casa de su súper duper mejor amigo, Kyle Broflovski. Antes de ir a la parada de bus, que se encontraba a la izquierda de la casa del azabache, se juntaban para ir hablando de distintos temas y luego juntarse con sus otros dos amigos, Eric Cartman y Kenny McCormick, asi completando el grupo.

Su vida no era perfecta, pero era feliz así.

Aunque esa felicidad no tardaría mucho en acabarse.

- Ya estoy harto, Sharon - Se escucho la voz del Señor Marsh, Randy, en el coche mientras conducia camino a su hogar. - Enserio, estoy muy harto ¿No quieres volver a empezar? Regresar a tiempo más simples. .

- ¿Qué quieres decir? - Le contesto con confusión, viniendo del Padre de los Marsh, no podía ser algo bueno.

- Me canse, tiroteos escolares, imbéciles tomando vape y twiteando, curas violando niños y yo... ya no me estoy riendo. Hagámoslo, Sharon, lo que siempre dije, vámonos de aquí, compremos una granja y vivamos de la tierra.

- ¿Me estás hablando enserio? - Le contesto su esposa ante aquella ocurrencia tan repentina.

- Nunca hable más enserio. Mudemonos al campo, volvamos a la vida simple donde todo importaba, como el trabajo duro y la tegridad. Lo podemos lograr Sharon, es hora.

Luego de esa conversación, el menor se vio obligado a recoger todas sus pertenencias en cajas de mudanza.

Se irían al día siguiente.

Y lo primero que hizo, antes de recoger, de lamentarse o de reclamar, fue ir directo a casa de su mejor amigo a contarle la estupidez que se le había pasado por la cabeza a su padre.

. . .

Los ojos del pelirrojo se abrieron como platos ante la noticia que le había contado el azabache que tenía enfrente.

- ¡¿Qué?! ¿Así sin más?

- Si, vendieron la casa y mañana me voy - Le contesto de manera decaida mirando la madera falsa del suelo. - incluso me cambiaron de escuela a una en Arizona

Genial, su súper duper mejor amigo y también vecino se iba a cambiar de casa, además de escuela, eso significaba que no lo vería NUNCA. Tan solo le quedaba de opción el rogarle a los Marsh porque no se fueran, que seguramente no le prestarian atención, o rogarle a sus padres para ver si algún día podría ir a visitarlo, pero la granja estaba lejisimos no le dejarían por mucho que dijera o hiciera.

Estaba tan metido en sus pensamientos sobre cómo hacer para seguir viendo a su mejor amigo que no se dio cuenta cuando el recién mencionado se quito su característico gorro de lana, azul con una franja roja al igual que el pompom, dejandolo sobre las manos del pelirrojo. El tacto de la suave lana lo hizo salir de sus pensamientos dándole una mirada curiosa al azabache, su cabello estaba revuelto y algo esponjoso, se veia algo tierno; tomó el gorro con delicadeza y lo miró mientras escuchaba al contrario hablar.

- Quédatelo - Dijo de forma firme mientras miraba al pelirrojo. - Voy a volver por el

- Si no vuelves por el se lo regalaré a Ike - Sonrio de forma leve, a forma de broma, aún sin quitar su vista de aquel gorro que siempre llevaba su mejor amigo.

- No hará falta, te prometo que volveré - Le devolvió la sonrisa en cuanto el pelirrojo elevó su mirada cruzandose con los ojos azules que tanto le miraban.

Stan elevó su mano derecha con intención de hacer una promesa de meñique o "pinkie promise" como había gente que la llamaba; quizá no era mucho, pero para dos niños de 10 años esa era una promesa inquebrantable y romperla seria algo imposible para su mente; unieron sus meñique con una leve sonrisa por parte de ambos, deseando que aquella promesa jamas se rompiera.

𓈒  ࣪   🪐 ᵂᵉ'ˡˡ ᵐᵉᵉᵗ ᵃᵍᵃⁱⁿ ⭑   私 ⤾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora