TIEMPO DESPUÉS
Estábamos en la playa, de viaje toda la família. Sí, toda.
Lalito se había quedado junto con las primas mayores y el novio de la más mayor jugando en el mar, yo los vigilaba sentado en la arena. Y la pequeña Inés y el pequeño Alex, que ya empezaba a caminar, habían ido a pasear con ella.
Los muchachos querían tener un momento a solas, ¿qué podíamos hacer? Y decidimos que ya nos veríamos todos a la hora de cenar.
Yo, yo en vez de hacer lo que tenía que hacer, la miraba caminar con algunos de nuestros nietos. Se veía tan guapa... Con un vestido largo, descalza, el pelo al aire...
P.I: ¡Abuelo, hemos encontrado conchas! (me dijo después de correr hacia mí, cuando volvía de caminar).
VI: Qué bien, mi vida (se sentó a mí lado y me empezó a mostrar las conchas).
Y yo, me sentía mal por mi nieta que me las mostraba muy ilusionada, pero no podía quitarle la mirada de encima. Aunque fuese mirarla de espaldas.
IN: Niños, no tardéis en salir, que ya va haciendo algo de frío. (la escuché decir mientras se acercaba a la orilla con el pequeño Alex).
Nuestras miradas se cruzaron cuando se giró hacia nosotros, me sonrió, pero enseguida quitó la mirada para mirar a la pequeña Inés. Los niños le estaban hablando y se había quedado mirándome.
La pequeña fue hacia allí cuando su abuela la llamó. Y empezó a mostrarles las conchas a sus hermanos y primos, quienes poco a poco iban saliendo.
Ya después de que se secaran y se vistieran, nos fuimos hacia el restaurante favorito de los pequeños, donde allí ya nos esperaban los muchachos.
Cenamos, prácticamente los adultos, porque los niños iban y venían de la zona de juegos que tenía el restaurante.
Y al terminar, nos fuimos al hotel y cada quien se fue a su habitación. Aunque Inés y yo decidimos dar una vuelta por ahí.
Ella subió, junto con los muchachos, a la habitación a por una chaqueta y yo la esperé a línia de playa, rozando mis pies con la agua helada del mar a esa hora de la noche.
Me senté en la arena mientras miraba como la Luna se reflejaba en el agua y me quedaba perdido en mis pensamientos.
Segundos después, noté que se sentaba a mi lado.
Apoyó su cabeza en mi hombro y no tardé en pasar mi brazo por los suyos.IN: Qué bonita está la Luna ¿verdad? (Seguía en la misma posición).
VI: Nunca más que tú (le di un beso en la frente).
IN: Nunca me había fijado en ella como ahora.
VI: Yo ya hace semanas que me fijo en ella. Y me encanta observarla. No es como el sol, que si lo miras te quedas medio ciego unos segundos y dices qué hago ahora (se rio un poco).
IN: Tienes razón. Y la Luna siempre está ahí, aunque mucha gente no se fije en ella. Y diría que es una de las cosas más bonitas que hay en el planeta.
VI: Lo más bonito que tengo yo, eres tú, mi cielo.
Se incorporó para mirarme y yo dejé de mirar a la Luna, para fijarme en ella. Y mirándola, pensé en cosas que no querría que hubiesen pasado.
IN: Mi amor... (acercó su mano a mi cara y limpió algunas lágrimas que empezaban a caer por mis mejillas).
VI: Perdón (le cogí una mano y se la besé, muchas pero que muchas veces). Perdóname, mi morenita.
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Felices; Años Después
RomanceLlevábamos ya cinco años casados y, no estábamos viviendo la vida que siempre habíamos soñado, estábamos viviendo una mejor, una muchísimo mejor. [...] Mi amor por ella no ha parado de crecer. No sé cómo me cabe todo lo que siento por ella en mi cu...